Como un eslabón más en el proceso de “recuperarlo todo” emprendido por los guambianos a partir de 1980, el Cabildo del Resguardo de Guambía creó en 1982 un Comité de Historia integrado por miembros de la comunidad y con la tarea de “recuperar la historia”. Este trabajó durante tres años para sacar a la luz la palabra propia y conseguir que los mayores volvieran a hablar, después de un silencio que duraba ya una generación.
En 1986, el Cabildo quiso vincular al trabajo a alguien de fuera de Guambía, pero que tuviera una relación estrecha con sus luchas. Así surgió la idea de la investigación “Recuperación de la historia y tradición oral en Guambía”, que realizaron el Comité de Historia del Cabildo Guambiano, la Universidad Nacional de Colombia y la Fundación Colombia Nuestra, con el patrocinio de Colciencias, entre 1987 y 1991.
Para discutir y analizar parte de las numerosas grabaciones que el Comité había hecho con los mayores, se formó un equipo con tres guambianos (que designó el Consejo del Cabildo, instancia de autoridad que forman los antiguos gobernadores y algunos dirigentes), dos solidarios y yo.
Estas discusiones nos permitieron ubicar un cuerpo de conceptos claves, propios de los guambianos, que sustentan todo el andamiaje de su cosmovisión y de su idea de la vida y sus caminos. Con ellos en la voz, ampliamos la participación en el debate a otros grupos de la sociedad guambiana: mayores, sabedores tradicionales, autoridades, dirigentes, maestros, hombres, mujeres y niños, y recogimos sus pensamientos y experiencias para confrontarlos con nueva información y descubrir y explicitar otras ideas, que volvimos a discutir con ellos.
Este ir y venir de la palabra fue ampliando el radio del trabajo y delineando la visión de los wam misak sobre su historia y sus problemas, sobre la manera de enfrentar el presente con la guía de aquellos que van adelante, de los ancestros.
Uno de los temas más importantes que surgió es el del páramo y sus aguas; clave porque los guambianos se consideran a sí mismos hijos del agua y porque en esa región habita el Pishimisak, dueño de todo. Pero los recorridos que hicimos nos mostraron que la crítica escasez de tierras ha obligado a ocupar el páramo con actividades permanentes de subsistencia, como pastoreo, agricultura y extracción de leña, lo cual conlleva su gradual destrucción y la pérdida creciente de las fuentes de agua.
Por eso, no me extrañó encontrar un día que dos guambianos del Comité habían escrito en su lengua tres hojas con su idea de por qué hay que recuperar el páramo. Sobre tal base, logramos ampliar en forma conjunta esos pensamientos hasta conformar este escrito, cuyo propósito esencial es tratar de detener el proceso acelerado de deterioro del páramo, pues su pérdida, al desterrar para siempre al señor aguacero, agregará la sequía a los ya grandes problemas de la sociedad guambiana.
Agradecemos al Instituto Colombiano de Antropología, cuyo interés por los temas ecológicos y por colaborar con la difusión de las actividades de recuperación de los guambianos viene de hace tiempo, la oportunidad de publicar esta cartilla y de hacerla llegar a los hijos del agua para que pueda cumplir con su objetivo.
Luis Guillermo Vasco Uribe
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