Cultivo de pachi trul (ajo) y de itro mon (cebolla)
Se precisa mucha agua para poder cultivar ajo en cualquier época; si no se dispone de ella, hay que escoger el tiempo para sembrar de tal manera que lo alcancen las lluvias; por eso se prefiere hacerlo en el lamokuaro, aprovechando el pequeño invierno que lo sigue.
Hace algún tiempo había una variedad de ajo pequeñito y muy resistente; daba hasta entre el monte y no se acababa.
La cebolla es un cultivo permanente; una vez que comienza a producir, puede ser cosechado cada tres meses hasta durante once años, sin agregar al suelo otra cosa que ceniza de los fogones. Ahora, en los cebollales más antiguos, el agotamiento del suelo ha traído consigo enfermedades que los están arruinando, poniendo en grave peligro nuestra economía que depende, en considerable medida, de la comercialización de este producto.
Se prefiere sembrar cebolla en épocas de lluvia, bien en el srepol, en las tierras medias, bien en el lamosre, en las altas. En la parte baja del kurak yu no se produce. El momento de plantar lo señala la luna nueva, biche, unos tres a ocho días después de su aparición; si se siembra en luna perdida, no carga.
Alrededor de las casas nunca falta, pues se va resembrando por partes. En las faldas, en cambio, se va quedando sin tierra por la erosión; entonces, se arranca y se resiembra. Es frecuente que las lluvias copiosas arrastren los cebollales con toda su capa vegetal, floja por las necesidades y la naturaleza del cultivo.
La cebolleta se siembra en los mismos períodos, pero esperando el cuarto o quinto día de luna para que cargue bien. La semilla se recoge en buena luna y se taja para que salga rápido. Si se la desmocha, se debe sembrar inclinada para que escurra el agua; si se pone derecha, el agua se recoge y la semilla se pudre.
La cebolla blanca pajarita desapareció. Servía para preparar el guiso de los antiguos y era muy caliente; se sembraba con abono de los ovejos y ceniza.
En otros tiempos, la cebolla se sembraba asociada con ajo, mauja, oca y ullucu; a éstos no les entraba la peste y a aquella no se le secaban las hojas.
Cultivo de notrotrukuy (haba)
Si el haba se siembra en el srepol carga muy bien y se desarrolla sana; sembrada en otro momento le entran plagas, como el abejón, y no carga bien, aunque se levanta y florece lozana.
Algunos tienen la creencia de que si el haba roja se siembra el jueves o viernes santos, retoña con la sangre de Cristo y produce en tres meses.
El ciclo vegetativo de este producto es semejante en el kausro y en el kurak yu, siete meses en ambos casos, pero en el primero de los niveles se inicia en el lamosre y en el segundo comienza en el srepol.
La variedad tradicional de haba, la roja, se está acabando. La gente dice que ya no carga, además los compradores la han rechazado y no se vende. En su reemplazo ha venido la pastusa, cuyo ciclo es un poco más corto. El haba es el cultivo asociado por excelencia; rara vez se siembra sola.
Cultivo de lau (ullucu)
Este otro tubérculo es similar a la papa en su desarrollo y, con ella, son los dos únicos cultivos (antes se sembraba también mon) del páramo, kotrak yu, en donde se demora entre nueve y doce meses para jechar. En el kausro su ciclo es de seis a siete meses. Por eso, en las partes bajas se lo siembra en la proximidad de las lluvias del srepol, para tenerlo listo en abril, durante la época de hambre.
La gente prefiere sembrarlo en el páramo pues engruesa más, no hay que desherbarlo y no le entran pestes.
La mayor parte de las variedades del llamado ullucu bala, redondeado y de color rosado o amarillo, está desapareciendo, según dicen, porque es baboso, aunque resiste al verano y al invierno y hasta sirve como remedio. Es frecuente hallar las matas tiradas por los caminos, cerca a los sembrados, pues la gente lo arranca y lo arroja cuando lo encuentra mientras está trabajando.
Antiguamente, éstas eran las variedades más apreciadas y propias, siendo precisamente este factor, según dicen los mayores, el que produce su descrédito de hoy.
Cosa semejante ocurre con el ullucu chinchén, medio redondo y muy sabroso: se pone color cenizo al secar y la gente lo rechaza por ese color.
Cultivo de tsitruuy (fríjol) y de may misak (alverja)
En asocio con el maíz, el tsitruy, fríjol, se coge verde en marzo y abril para venderlo en atados sin desgranar. Si se quiere seco, su cosecha se da uno o dos meses más tarde, pero entonces hay abundancia, los precios caen y ya no es remunerativo venderlo.
Con motivo de la primera limpieza, a los dos meses de plantado, se comprueba, a veces, que el fríjol no brotó, haciéndose necesaria una resiembra. Si esto ocurre, en el momento de cosechar el maíz seco el fríjol está verde todavía, entonces se dejan las cañas sin arrancar hasta que este seque, para que no pierda su apoyo.
Esta circunstancia es favorable si las cañas se quieren utilizar como leña, pues, al dejarlas en el sitio, se secan mejor que si se derriban, sobre todo una vez que comienza a llover.
Se obtienen dos cosechas de may misak al año porque su ciclo es de cinco meses. La primera siembra se hace en asocio con el maíz, a finales del nukuaro o comienzos del srepol. La segunda, se planta en diciembre en las tierras de abajo, en febrero ya está cargando y en abril, con las lluvias, se acaba de cosechar. En lo faldoso y arenoso se puede sembrar en el lamokuaro.
Puede sembrarse sola en el mes de junio, para recogerla cuando aún está verde. Nunca se envara y el exceso de lluvia puede llegar a podrir las vainas que se arrastran entre los charcos.
Cultivo de mishi (oca) y de pañi (mauja)
Si la mishi carga bien, demora un mes más que el ulluco en jechar; este ya está seco cuando aquella verdea todavía. Su lugar más adecuado está en las tierras medias, encontrándose ausente del páramo y de las tierras de muy afuera. Bujíos, altos de Santa Clara, Mishampi, Santiago arriba y Guambía alta son las zonas más apropiadas para este cultivo que está desapareciendo por razones culturales y económicas, pues se presenta un abandono acelerado de todos los productos cuyo destino es únicamente el autoconsumo.
La pañi, tubérculo arenosito, de olor raro y muchos ojos, casi no existe, por las mismas razones. La gente no la come porque su olor "se pega al cuerpo", pese a lo cual fue un importante alimento tradicional. Su hoja es redonda y su tallo colorado.
En lo frío se cultivaban papa y ullucu y alrededor se sembraban oca y mauja para que espantaran a las ardillas y otros animales con el olor. Ya en el páramo, la papa y el ulluco se sembraban solos porque la oca y la mauja no daban bien.
Hoy, cuando alguien siembra uno de estos dos productos, la gente murmura y lo hace avergonzar; entonces lo arranca y lo bota al camino; así es como se han ido acabando.
Cultivo de wau (arracacha) y de tran (cabuya)
La arracacha fue uno de nuestros más importantes cultivos. Incluso se usó para la preparación de una chicha de amplio consumo. Hoy, ha desaparecido por completo. En el resguardo hay algunos lugares que reciben su nombre de esta planta (como el Waunkullu, el Arracachal), pero no por su variedad cultivada sino por una silvestre, la arracacha de Pishimisak.
Se sembraba en luna llena y antes de que saliera el sol para que sus raíces se extendieran como los rayos de este astro naciente. Antes de enterrarlas, las semillas se limpiaban y se golpeaban contra las pantorrillas gruesas de una mujer para que los tubérculos engrosaran bien.
Aunque en nuestro resguardo no se usa la cabuya, pues su fibra no tiene fuerza y se parte con facilidad, algunos la siembran como cerco. Florece a los cinco o seis años y se acaba la mata, regando gran cantidad de semillas que retoñan solas. Para que se conserve, se cosechan las hojas cada año y se dejan solo siete de ellas en el centro. Entonces no florece ni se acaba y va engrosando; cuando está bien jecha, el tronco sirve para fabricar los tambores tradicionales, ya que es duro, hueco y con buena resonancia.
Cultivo de min trul (linaza) y de mon (col)
La min trul se cultivaba mucho antiguamente, pero en las tierras que fueran más malitas, pues daña la tierra. Después de la cosecha, había que dejarla secar al sol en manojos, se hervía y daba un aceite. Muy pocos la cultivan hoy.
Hay sitios en donde no se siembra desde hace muchos años, pero cuando uno va a trabajar para sembrar otras cosas, aparecen algunas matas que han sobrevivido como si fueran silvestres.
La mon era una base importante de la alimentación de todos los guambianos; ahora casi no se produce. Hasta podía sembrarse en el páramo en enero; después de recoger la hoja en mayo y junio, venía el páramo, la sancochaba y se acababa; ya no retoñaba más. Por eso daba una sola cosecha.
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