Popayán, 25 de agosto de 1989
Señor
PRESIDENTE Y DEMÁS MIEMBROS
HONORABLE CONSEJO ACADÉMICO
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá
Cordial saludo:
En mi calidad de etnolinguista, profesora e investigadora de la Universidad del Cauca me dirijo a esa Corporación para manifestarle mi protesta y rechazo por la actitud que como investigador y asesor en la comunidad guambiana asumió en mi contra el profesor LUIS GUILLERMO VASCO, docente de esta Institución, adscrito al Departamento de Antropología.
El profesor VASCO permaneció durante un (1) año (julio de 1987-julio de 1988) como investigador y asesor en el proceso de recuperación de la historia de la comunidad guambiana. Como parte del resultado de esa investigación se ha publicado recientemente la cartilla "historia y tradición guambianas. Somos raíz y retoño". Al leer la mencionada cartilla me ha sorprendido ver que se me cita como si yo fuera historiadora y hubiera hecho las afirmaciones que allí malintencionadamente se tergiversan y se me atribuyen.
En el libro "La Predicación en guambiano" (No. 2 de la serie Lenguas aborígenes de Colombia. Descripciones, publicado por el Centro Colombiano de Estudios en Lenguas Aborígenes en 1988, con el apoyo del Centre National de la Recherche Scientifique, de Colciencias y de la Universidad de los Andes) del cual soy autora, incluí un capitulo sobre descripción del grupo guambiano; en el aparte A. presenté la "Situación Histórica del Grupo guambiano"; allí se demostró que aunque hay varias hipótesis sobre el origen de este grupo y el de su lengua, ninguna de ellas ha podido ser probada objetivamente. La información para este aparte fue consultada en etnografías existentes sobre los guambianos y con historiadores que manejan el tema. Cada una de las hipótesis tiene su respectiva nota de pié de página que ilustra de donde fue tomada la información. (Ver fotocopia adjunta). Por eso no puedo aceptar el manejo tendencioso dado por el profesor VASCO a este material al ignorar las notas de pié de página, al tergiversar lo que allí se presenta.
Veamos: En las páginas 31 y 32 de mi libro se lee:
…y de los misioneros. Con base en este proceso se ha planteado la hipótesis que propone la procedencia dc los guambianos como un resultado histórico de la migración forzosa de individuos pertenecientes a comunidades aborígenes del Perú y el Ecuador a estas regiones de la antigua gobernación de Popayán. Se cree que se establecieron en esta región formando un nuevo grupo cuya lengua es una mezcla, pero derivada del quechua. Hasta el momento no se ha probado la relación del guambiano con el quechua o con otras lenguas del Ecuador. De otra parte, hay quienes clasifican el guambiano como perteneciente a la familia lingüística chibcha, lo cual contradice la hipótesis anterior. Para otros, como lo plantea Oscar Osorio en "La Instituci6n del Compadrazgo entre los Indios Guambianos"; este grupo pertenece a una familia lingüística aislada, diferente de las familias lingüísticas reconocidas. En síntesis, con base en la lengua no ha sido posible, hasta el momento, definir la procedencia del grupo guambiano.
Esto mismo lo presenta el profesor VASCO así: (página 15 de la cartilla)
Romoly, Beatriz de Ruiz, Otero y Thomas Branks (este último del Instituto Lingüístico de Verano) consideran que el idioma guambiano pertenece a la familia lingüística chibcha, como lo mostraron el padre Castelví y Sergio Elías Ortiz, entre otros lingüistas. En tanto que los yanaconas eran de habla quechua.
Como puede verse, se me atribuye lo que no escribí y además se me incluye maliciosamente en un mismo grupo con el representante del Instituto Lingüístico de Verano.
En la página 18 de la cartilla se lee:
Hay quien establece la posibilidad de que vengamos del piedemonte de la cordillera oriental o de regiones de refugio como el río Napo. Beatriz de Ruiz analiza que todas las características etnográficas de los indios del Alto Magdalena, del Caguán y el Napo lo desmienten, pues se trata de grupos por completo diferentes a nosotros.
En mi texto dice: (páginas 34 y 35)
La sugerencia que encontramos en Schwarz, de ser este grupo originario del pie de monte amazónico o de zonas refugio como el del Napo, donde el refugio es tomado como centro de formación y dispersión cultural, no se puede sustentar por las consideraciones siguientes.
Los grupos étnicos de la región del Alto Magdalena, del Caguán, del Napo, tienen un desarrollo horticultor y un complemento proteínico sobre la base de la pesca y la caza. Todo lo cual está sustentado sobre organizaciones de familia extensa, exogámicas con ritos de endofagia vinculados con productos como el chontaduro. Así mismo, en el plano de las relaciones inter-étnicas se observa el robo permanente de mujeres asociado con el consumo ritual del cuñado, en prácticas caníbales3. Estos factores enunciados no se encuentran en las leyendas guambianas ni en su tradición; pero sí la caracterización de su conflicto inter-étnico con los pijaos a través del rito caníbal.
3 PINEDA Roberto. “El rescate de los tamas: análisis de un caso de desamparo en el siglo. XVII”, Revista Colombiana de Antropología. Vol. XXIII, pp. 327-363, Bogotá, 1980.
Quien describe los grupos étnicos de la región del alto Magdalena, del Caguán y del Napo es el antropólogo ROBERTO PINEDA a quien cito con el respectivo reconocimiento; no entiendo por qué obvia la cita y hace aparecer el texto como de mi autoría.
Aunque el tratamiento dado a mi texto no es correcto, hasta aquí no es muy grave lo que se presenta.
Lo inaceptable y que desdice de la ética y seriedad del investigador es la forma como saca de contexto y amaña la siguiente cita: (página 20 de la cartilla).
Pero, aún ante tantas evidencias que desmoronan sus argumentos, los “investigadores de servicio” se niegan a aceptar la realidad de nuestra presencia aquí desde muchísimos siglos adelante de españoles y otros blancos. Ciegos a todas las comprobaciones, sordos a todos los testimonios de conquistadores y cronistas, faltos de todo argumento, carentes de toda prueba, los eruditos “estudiosos” continúan esgrimiendo sus trasnochados y vanos argumentos como armas en contra nuestra.
Beatriz de RuIz, según dice, siguiendo al historiador Guido Barona y a otros radicados en Popayán, insiste en que “en ninguno de los informes de los españoles figura un grupo como el guambiano”.
Más bien se inclina a creer que somos una “organización socio-cultural estructurada desde fines del siglo XVII y hasta el presente, sobre la base del proceso histórico de desarticulación de los grupos originales de esta región por parte del español”. “Son un grupo indígena producto de la pérdida de la estructura social de los aborígenes regionales”.
O sea que se suma al argumento de que somos después de los españoles y, por lo tanto, con menos derecho a la tierra que los terratenientes que la han usurpado. Aunque ya no dice que somos traídos Por los conquistadores sino, peor aún, creación suya a partir de los restos de pueblos que quedaron después de sus destrucciones.
En mi texto se lee: (páginas 33 y 34)
Es sólo con la expedición de Don Juan de Borja, presidente de la Real Audiencia de Santa Fe, en 1605, cuando la frontera bélica comienza a ceder efectivamente con el enfrentamiento en Chaparral (Tolima) de los españoles aliados con los nataigamas y los coyaimas, quienes eran pijaos, contra otros grupos y organizaciones sociales de esta etnia. La estrategia de Don Juan de Borja consistió en desalojar del Valle del Magdalena a estas organizaciones cacicales y obligarlas a adentrarse en el territorio cordillerano. Este hecho produjo una transformación radical en sus sistemas de adaptación, en las tecnologías y estructuras agrarias, manufacturas, recolectoras, etc., al reducir el espacio de ocupación territorial propio de las organizaciones sociales aborígenes. Esta situación también precipitó enfrentamientos inter-étnicos entre los diferentes grupos que habían visto reducir su espacio. El hecho cierto es que a partir de este momento y en referencia a esta región, no se volvió a saber nada de estas comunidades ya que la penetración española en el territorio cordillerano fue tardía y nunca acabada, como lo demuestra la existencia de encomiendas de indígenas hasta finales del siglo XVIII, proceso característico de toda frontera móvil, que pone de manifiesto la persistencia de los factores de resistencia al proceso aculturador. Con base en lo anterior se afirma como una hipótesis que, debe comprobarse a través de la investigación etno-histórica y arqueológica, que los guambianos constituyen un grupo indígena producto de la pérdida de la estructura social de los grupos aborígenes regionales2.
BARONA, Guido, et. al. Manual de geografía de Colombia, en preparación.
Al respecto me permito precisar:
1. Es irresponsable del profesor VASCO al utilizar el no superado estilo panfletario propio de los marxistas ortodoxos de los años 60, para señalar a las personas que hemos hecho investigaciones de cualquier índole en Guambía calificándonos como “investigadores de servicio”, macartizándonos ante la comunidad.
2. Además de irresponsable es antitético, deshonesto y malintencionado porque mutila y descontextualiza mi texto omitiendo la parte fundamental de la oración que plantea que se trata de una hipótesis que debe ser comprobada, para ponerme a decir lo que nunca escribí.
3. Esta hipótesis aparece en mi texto con su respectiva nota de pie de pagina que precisa de dónde fue tomada, pero el profesor VASCO la hace aparecer como afirmación mía al presentarla diciendo: “Beatriz de Ruiz, según dice, siguiendo al historiador (...) insiste en que (...) O sea que se suma. al argumento...”. No se trata de no haber visto la nota, porque ésta también la manipula cuando un “Barona Guido, et. al.” lo hace aparecer como: “...siguiendo al historiador Guido Barona y a otros radicados en Popayán...”. Esto no se dice en mi texto y además riñe con la verdad ya que los otros investigadores no son de Popayán.
4. Es sintomático el hecho de haber omitido, a propósito, el párrafo con que inicio en mi texto el aparte A y los dos párrafos que lo cierran (ver fotocopia adjunta) porque en ellos está claramente expresada mi intención de presentar las tres hipótesis básicas que hay sobre el origen de los guambianos y planteo que ninguna de ellas ha podido ser probada objetivamente.
5. La mala fe, la falta de ética y de personalidad del profesor en mención se hacen mas evidentes en la forma vergonzosa como se escuda en una comunidad indígena, abusando de su hospitalidad y buena fe, para dedicarse a lanzar mentiras que enloden a los que hemos osado trabajar en el grupo que el considera es de su propiedad.
? Ante todo esto se pregunta uno: ¿Qué validez pueden tener las otras citas que hace el profesor VASCO, si pertenecen a personas que ya murieron y no pueden, como lo hago yo, protestar y defenderse?
? Así no trabajamos los investigadores serios, ni es ese el estilo de los investigadores sociales de la Universidad del Cauca. Estamos acostumbrados a presentar todos los aspectos de un problema, a discutir cordialmente cuando encontramos puntos en los que no estamos de acuerdo con los colegas y, lo principal, siempre citamos correctamente nuestras fuentes y damos la cara cuando de debatir nuestras diferencias se trata.
El mencionado profesor se ufanó muchas veces de haberse negado a entregar a las entidades que lo patrocinaron resultados de su investigación porque, según decía, “solo le pertenecen a la comunidad guambiana”. Al ver el manejo que le da a la documentación entiende uno cuál es la verdadera razón de su negativa.
Para completar su labor, en un curso de profesionalización de maestros indígenas realizado entre el 24 de julio y el 4 de agosto de este año, el profesor VASCO trabajó con ellos la mencionada cartilla de historia como “muestra de la forma como se debe manejar la documentación”. Si la incidencia de su proceder se redujera al ámbito meramente académico no tendría consecuencias tan negativas como las que presenta al afectar el trabajo que otras instituciones vienen desarrollando con gran madurez y seriedad en las comunidades indígenas.
Desdice de la responsabilidad profesional y de la calidad humana de un investigador el utilizar de esta manera el buen nombre y la seriedad de instituciones de reconocida trayectoria como la Universidad Nacional y COLCIENCIAS que se supone financian investigación y no conflictos en las comunidades.
En nada contribuye el estilo de trabajo que ha venido desarrollando el profesor VASCO en las comunidades indígenas del Cauca al prestigio de la Universidad Nacional y de COLCIENCIAS y a un análisis serio y científico; por el contrario, desdice de ellas y fomenta el estilo de secta que creía él ya había superado y que más bien parece la enfermedad juvenil de un izquierdismo mal entendido.
Desde el punto de vista de la pretensión de la investigación que se encuentra desarrollando el mencionado profesor (“Recuperación de la historia y tradición oral en Guambía”), el resultado se muestra bien pobre por cuanto se reduce solamente a seis páginas si tenemos en cuenta que el resto de la cartilla responde al desarrollo de una postura política que debe salir de la misma comunidad pero que se evidencia es la de un agente extraño a ella por el estilo de la redacción y por el manejo panfletario de la información.
Sin otro particular, me suscribo de ustedes.
Atentamente,
BEATRIZ VÁSQUEZ DE RUIZ
Profesora Departamento de Antropología
Facultad de Humanidades
Universidad del Cauca
Anexo:
-Cartilla: “Historia y tradición Guambianas. Somos raíz y Retoño”.
-Fotocopia: “Situación histórica del grupo guambiano”
Copia:
-Consejo Directivo Facultad de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia.
-COLCIENCIAS
-Cabildo del pueblo de Guambía
-Profesor LUIS GUILLERMO VASCO
-Centro Colombiano de Estudios en Lenguas Aborígenes (CCELA)
-Fundación Colombia Nuestra
-ICFES
-Profesores Departamento de Antropología Universidad del Cauca
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