Kuku
Por último, viene el kuku, el canasto o cesto. Se utiliza para recoger el ayu (coca) y también para depositarlo una vez que está tostado. Así mismo, permite asegurar los elementos de trabajo de la mujer: la mochila, el huso, los hilos de lana y fique, las agujas y otros.
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Foto 26: Kuku con los elementos de tejido de una mujer
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Por eso se los encuentra con frecuencia en los lugares más inmediatos que ella frecuenta.
Pero esta no es su única utilidad. También sirven como base de medida. Cuando una mujer se quería casar, le preguntaban cuántos kuku de hilo tenía preparados. Para hacer el trueque, se referían a medidas de cambio en kuku. Un kuku de maíz se cambiaba por un kuku de carne. O un kuku de lana por uno de fríjol y así. Usos que ya no se recuerdan, pues en su lugar se emplean bolsas de plástico y cajas de cartón.
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Foto 27: Kuku listos para su uso
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La base del kuku es como la nalga del canasto, a´su; la esquina es gunsu; el cuerpo es la costilla, kutía; y el borde es el labio, twnkunu.
Ahora, los kuku se emplean también para recoger el café del beneficiadero, cuando ya está seco. Es un uso nuevo; no es tradicional.
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Para poder tejer un kuku hay que tener un pensamiento muy profundo. Hay que pensar todo el tiempo en el conjunto; si uno mira sólo un lado o sólo una esquina, se pierde. Como tejido, todo trabajo que empieza tiene que terminar. En su principio tiene que tener un número de tiras. El kuku va enmarcado en un número; de éste depende lo que resulta. Se va pensando a medida que crece. Lo que se empieza tiene que tener un fin. En cambio, en la mochila, en la manta, el trabajo es como una rutina, como un diario pensar.
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