Introducción
Desde sus comienzos, el movimiento indígena colombiano planteó reivindicaciones vinculadas con la educación, las cuales, a finales de los años 70 del siglo pasado, se concretaron en la lucha por una Educación Propia.
En 1984, el gobierno, a través del Ministerio de Educación, enfrentó ese planteamiento con el concepto de Etnoeducación, que algunas antropólogas a su servicio retomaron de México. Allí había sido propuesto por Guillermo Bonfil Batalla como una educación para el Etnodesarrollo de las poblaciones indígenas.
En un Seminario que se reunió en Girardot en 1985, representantes de los indígenas aceptaron este concepto como si fuera su reivindicación ante el gobierno. A su alrededor, el Ministerio realizó varios seminarios-talleres con participación de indígenas y expertos, en los cuales fue formulando los contenidos y características de la Etnoeducación en Colombia, siempre sobre la base de las ideas que los representantes del Ministerio llevaban a esas reuniones. Así se configuraron lo que conocemos hoy como Etnoeducación y sus lineamientos.
A partir de allí, ésta se convirtió en forma creciente en una mercancía en manos del Ministerio, de expertos, de universidades y, aún, de organizaciones indígenas y algunos sus miembros, que la han venido produciendo como factor de enriquecimiento.
Durante este proceso, algunas sociedades indígenas no han dejado de levantar su reivindicación de Educación Propia. Pero, también, los distintos sectores que la manejan han venido planteando a su acomodo numerosas caracterizaciones de lo que hay que entender por Etnoeducación. Hasta el punto que, en un seminario sobre “Educación Propia” realizado por el Ministerio de Educación en Bogotá hace algunos meses, se caracterizó tal concepto con los mismos elementos con los que el gobierno venía definiendo la Etnoeducación, su contenido y sus características, en nuevo intento de desmovilizar la idea de la Educación Propia entre las comunidades que insisten en ella.
Como una manera de enfrentar aquellas concepciones que no pueden escapar a la ideología de entender la educación indígena en términos de escuelas y currículos, presento algunas experiencias guambianas de educación propia, todas ellas a partir de la idea clara de que la educación indígena debe darse en la vida de las comunidades y para ella.
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