Títeres
Pese al interés del Cabildo, las cartillas no fueron utilizadas en las escuelas, con algunas excepciones. En una de ellas y para evitar que sus textos se convirtieran en historias sagradas, que se aprenden y recitan de memoria, el maestro leía la historia a los niños, luego les pedía que preguntaran en sus casas para que sus mayores les relataran estas mismas historias, cuando las conocían. Sobre esta base, cada niño la contaba para todos sus compañeros en el curso y, finalmente, cada uno hacía un dibujo sobre la misma.
Algún tiempo después, algunos estudiantes de antropología de la Universidad Nacional se interesaron por este material, para descubrir que se encontraba sin uso, guardado en los cajones de libros de las escuelas o en las casas de los profesores.
Propusieron, entonces, a algunos profesores de algunas escuelas, que montaran un teatrino de títeres para mostrar las historias a los niños. Así lo hicieron, elaborando también los títeres y contando con una voz que iba desarrollando los diálogos en lengua wam.
Luego los recorrieron por las distintas escuelas, presentándolos tanto en los salones de clase (Foto izquierda), como en espacios exteriores de las mismas (Foto derecha), en todos los casos se permitió que los niños pudieran captar en qué consistía el trabajo.
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Sobra decir que esta actividad pedagógica, que dio vida a la mencionada cartilla, atrajo por igual el interés de niñas (Foto superior izquierda) y niños (Foto superior derecha), quienes luego escuchaban con gran atención (Foto inferior) la intervención de uno de los mayores de la comunidad sobre lo que habían visto.
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