¿Qué queda, entonces, de la Gran Revolución Cultural que se realizó bajo la dirección de Mao?
Queda, por un lado, un gran desarrollo en la experiencia de la revolución en el mundo y un desarrollo teórico para entender los fenómenos que ocurren después de que se ha tomado el poder y se está construyendo un país socialista, queda también la claridad de que es necesario igualmente transformar las ideas y dar la pelea en el campo de la cultura si se quieren obtener unos resultados estables y duraderos.
Por otra parte, en China, a pesar de los 23 años de restauración, todavía perviven esas ideas en el pueblo; aunque la propagando oficial quiere respaldar la concepción de que la línea para la modernización y el avance de China es la que se ha seguido en los últimos años, no puede ocultar que sigue habiendo en el interior de China una confrontación; es decir, que lo que ha ocurrido es que esa línea burguesa ha tomado el poder, ha tomado preponderancia, pero no ha eliminado ni borrado en la gente los resultados de la lucha revolucionaria. Muchas cosas no se han eliminado; es significativo que jurídicamente no se haya abolido la comuna popular, aunque se ha ido desmontando poco a poco desde su interior. Entonces uno alcanza a ver detrás de toda esa propaganda que en las aldeas o en las grandes ciudades hay una confrontación de líneas, de orientaciones, de ideas, que no ha terminado. Como diría Mao: todavía no se ha resuelto el problema de quién vencerá a quién, si la burguesía o el proletariado.
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