Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 

SEMINARIO PERMANENTE INTERDISCIPLINARIO DE ETNOEDUCACION
Ministerio de Educación Nacional
Universidad Nacional de Colombia

MANUEL MOLINA:

La estrategia de enseñar en lengua guambiana no se ha evaluado aún. Es la orientación para los primeros grados de primaria y los maestros tienen que ser guambianos. Algunos dicen que eso produce gente mal preparada y con mal manejo del castellano. Ha habido distintos resultados y no se ha definido una metodología de lectoescritura.

Se definió en vía de ensayo un cuadro de contenidos para trabajar, abandonando las áreas y desarrollando el conocimiento a partir de la cocina, a la sala, a la casa, al patio, etc. Los maestros no lograron entender esta concepción ni cómo trabajar así y la abandonaron. Además, en la evaluación hemos visto que hay maestros que no conocen el Planeamiento Educativo Guambiano.

En cuanto al impacto, se nota que se ha hecho algo en el conjunto de la sociedad y en el cabildo. Se ha aportado en la reconstrucción de la identidad: vestido, lengua. Pero el movimiento pedagógico ha estado muy aislado de la comunidad.

Ha mejorado la identidad de maestro en actitudes, pedagogía. capacitación, etc. Pero todavía es necesaria mucha capacitación. Los niños han avanzado en el campo lingüístico.

Se intentó hacer un diccionario por parte de los estudiantes que terminaron bachillerato, pero no acabaron. Las experiencias fuera de aula no se han evaluado. Se está pensando en una propuesta de desescolarización que podría empezar desde el próximo año con el primer grado de primaria.

AGUSTÍN ALMENDÁ:

Antes los niños jugaban a imitar a los mayores y ahora están jugando a matarse. La comunidad tiene un perfil de lo que espera de la escuela y no necesariamente coincide con el de los maestros.

Uno decía que antes mandaban a la escuela para aprender a leer y a escribir, después para ser maestros, ahora para que sean dirigentes. Ahora las escuelas y los docentes se han relacionado; antes las escuelas eran aisladas, encerradas en sus veredas. Ahora se programan visitas entre escuelas. Los maestros, al menos algunos, salen del aula; ya no es sólo lengua, tiza y tablero.

Se escoge escuela por cerca o lejos, por el prestigio, por estar o no las monjas, porque los maestros sean todos guambianos o porque sean blancos. Hay 17 escuelas con 74 maestros. Tenemos 5 escuelas con básica primaria completa y el Núcleo Educativo Guambiano con toda la primaria y el bachillerato. 47 maestros son guambianos.

DALIO PAPELITO:

No había una investigación pedagógica, por eso se impartía una educación de occidente. Había que elaborar una pedagogía propia a partir del propio maestro en su comunidad. Dado que en un inicio la educación fue netamente occidentalizada, se optó por la vía de la profesionalización, buscando una alternativa pedagógica propia que debe construirse en el hacer.

La comunidad ha acogido el proyecto sin ningún rechazo, pero algunos maestros no lo han podido entender ni aceptar porque están muy aculturados.

El perfil de los padres de familia se está tocando a través de distintos programas de extensión; se analiza qué quieren los padres que aprendan sus hijos.

Hay problemas de coordinación con las instituciones del estado que no entienden lo que es educación. La politiquería también es un obstáculo.

No solo el programa de educación sino la misma organización entra a concientizar sobre los males de la educación formal: pérdida de la lengua, más valoración de lo de afuera, etc.

Ahora, con las transferencias de presupuesto, todas las comunidades están queriendo aulas de cemento con cuatro paredes. "La parte física es lo de menos, fuera como fuere". No nos podemos oponer porque la gente se nos vendría encima pues dicen que el material como la madera, la palma, ya no hay, o está muy lejos; ellos tienen que decidir. Nosotros sólo hacemos la propuesta. "¿Acaso tenemos que sentarnos en el suelo para ser indios?" Eso es una concepción antropológica.

LUIS GUILLERMO VASCO:

Los japoneses, que han alcanzado un gran desarrollo industrial y de la llamada civilización, han mantenido en gran parte sus costumbres de andar descalzos en la casa y de sentarse y dormir en el suelo. Es un error creer que esta visión es una idea de los antropólogos. Quienes han impulsado la opinión de que los antropólogos quieren que los indios no cambien y vivan atrasados son los misioneros, que de esa manera quieren justificar sus procesos para acabar con las formas de vida, con la cultura propia de los indios.

Pero si uno mira lo que pasa en el resto del país y en el mundo, se da cuenta que esa no es la idea, que las costumbres de los indios tienen muchas cosas importantes que se aprecian en otros lugares. Mientras le dicen a los indios en sus regiones que las tienen que abandonar para dejar de ser salvajes y civilizarse, los llamados civilizados las adoptan para sí porque son útiles y favorables.

A los indios los están llevando a abandonar sus casas de madera o barro y con techo de paja, diciéndoles que son cosas atrasadas y de salvajes, pero en las grandes ciudades, como Bogotá, los ricos están fabricando sus casas de madera y con techos de paja, y lo mismo sus grandes sitios de diversión. No es sino salir por la carretera de La Calera, para ver las grandes y lujosas casas de los ricos hechas con madera y techadas con paja. Y nadie les dice por eso que son atrasados o incivilizados, al contrario, ese es el criterio de originalidad que presentan, eso les marca su exclusividad en la manera de vivir y les da un alto status, pero, además, dan una vida confortable, porque esas casas realmente son muy cómodas para vivir.

En tanto, los indios hacen cada vez más sus calurosas, antihigiénicas y poco confortables casas de cemento, ladrillo y zinc o eternit, convencidos que por eso han alcanzado la cumbre de la civilización.

Y ahora que se habla del eternit, en Europa lo están prohibiendo y ya casi no se usa porque estimula la aparición del cáncer.

Otra cosa tiene que ver con las casas de tierra, de barro. Los indígenas y los campesinos las están dejando de hacer, convencidos que por eso se están modernizando y progresando. Pero en Alemania crearon una universidad para investigar el uso del barro en la arquitectura y cada vez las casas de este material se están difundiendo porque es agradable, cómodo, fresco en el verano y caliente en el invierno, etc. Incluso están mandando investigadores que recorran nuestros países, los llamados países pobres, para conocer y analizar las casas de barro donde todavía quedan, y llevar esos conocimientos a Europa.

Y aquí, todos convencidos de que están en la cumbre del progreso, cuando es una forma más en que nos quitan lo nuestro y se lo apropian para ellos. Y los indios se siguen comiendo el cuento de que es algo de los antropólogos para que vivan atrasados. Es falta de poder enterarse y conocer lo que pasa en otras partes.

DIOSCÓRIDES PÉREZ:

Tuve la oportunidad de conocer unas escuelas en el Tibet. Desde el punto de vista occidental la Escuela en la Ciudad de Lhasa se notaba muy pobre y los niños trabajaban improvisadamente. Al principio yo veía que ese espacio no era adecuado para una escuela, ya que existían unas escaleras muy peligrosas y no era conveniente para que los niños ejercieran su aprendizaje. Pero después de varios días en Lhasa se me ocurrió que este espacio era muy especial para el aprendizaje. El espacio representaba una ventaja para su aprendizaje porque era muy familiar a los niños, ya que de esta forma eran sus casas. La escalera servía realmente para practicar una motricidad muy de acuerdo con su identidad cultural. Así es la arquitectura del Tibet. Los niños estaban sentados en el piso de un patio envueltos en sus túnicas.

La escuela era una especie de casa-monasterio, había pinturas-murales, que podrían parecernos muy feas y desagradables, pintadas por los monjes Pero, ¿por qué tener en la escuela unos dibujos que representaban escenas tan terribles? Estas pinturas eran representaciones de mitos y ritos, ilustraciones didácticas de su cultura; eran la representación de su manera de ver la relación entre los Dioses y los Hombres, el bestiario de su cosmogonía.

Creí que los niños eran muy pobres por lo que trabajaban con un palito de bambú para escribir en unas tablas. Pero realmente lo que se estaba desarrollando allí era una educación para el perfecto aprendizaje. Había una, situación logística adecuada para la comprensión de esa forma de ver el mundo.

Los maestros siembran en los niños pequeños para que aprendan a leer según sus características culturales propias; aprenden a leer en tablas y escriben en ellas con palitos de bambú con una tinta preparada con hierbas. Se sientan en el piso, acomodan la tabla en sus piernas y escriben; cuando se equivocan borran con una almohadillita y hasta con sus mantas, ya que ellos van a la escuela vestidos con mantas y pieles, su vestido propio, con botas y no con tenis.

Uno ve a los niños, jóvenes y viejos recitando las oraciones con el libro de tapas en madera y las hojitas sueltas en el piso frente a ellos; los libros más sagrados son tallados en madera al igual que los dibujos, y copiados en papel. Los monasterios son universidades de conocimiento del budismo, hay gente de todas las edades, jóvenes corriendo y jugando. Desde el punto de vista occidental se verían indisciplinados y molestando sin razón. Ellos juegan, bailan, se ejercitan en artes marciales y con el arco y flecha. Pero esto forma parte del dejar hacer, que suceda con la sincronicidad de su ser, también practican una manera particular de oralidad y memorización mediante recitaciones y juegos de palabras en su lengua tibetana. Los viejos saben que los jóvenes, por su edad, tienen que liberar toda su energía de una manera positiva El estado de disciplina para ellos se exige en la meditación, allí se castiga la desconcentración.

Cuando se piensa en el "dejar hacer", se puede desde allí comparar la pedagogía de los maestros de aquí: cuando los niños juegan, los maestros creen que esto es molestar; unos se ponen bravos y las maestras llegan a estados de histeria que descargan en los niños, coartándoles su creatividad.

La escuela se debe ver como un espacio inicialmente para jugar, donde a través del juego el niño va adquiriendo el conocimiento del mundo. No sabe cómo es el mundo y cada cultura ha creado una forma de verlo. Pero este conocimiento lo debería aprender jugando; así entraría profundamente en cada uno. La escuela debe ser un espacio para soñar; el juego crea un espacio de libertad y el dejar hacer conlleva al soñar y desarrolla la creatividad.

La etnoeducación debería tener sus raíces en los mitos y es inevitable que a través del relato mítico uno sueñe y se cree un espacio en el que se den estados de imaginación y fantasía. No a través de la cabeza sino del corazón, del sentimiento. A partir del desarrollo de la imaginación se debe tratar de que se convierta en una imaginación CREADORA, de acceder a la creación en distintas direcciones.

La escuela debe ser un espacio para el dejar jugar; que el juego sea el que estructure el aprendizaje del niño, le de un espacio de libertad, de soñar y crear. En etnoeducación el dejar soñar es una manera muy importante de acceder al conocimiento. En cuanto al sueño, ha sido el que en diferentes culturas permite el acceso al conocimiento. Aclaro que estos sueños deberían relacionarse y despertarse por el mito y el contar. Indudablemente, el soñar sería una estructura para acceder al conocimiento. El soñar, el imaginar es el germen de la creación; la creatividad indudablemente tiene que ser aplicada y desarrollada como todos los conocimientos; esto permite que el niño se desarrolle en su cultura y que del desarrollo de su cultura dependa que el niño llegue a ser hombre de conocimiento.

FELICIANO ULLUNÉ:

Yo pienso todas las cosas del pasado. Puede ser un pensamiento o puede ser una construcción. La del pasado era la más sabia. Hoy nos desinflamos y decaemos para el otro lado. Hay que pensar los momentos pasados para continuar hoy, para vivir. Los antepasados vivían mejor, por eso hay que pensar de ayer a hoy. Dentro de cada uno de nosotros hay que reconocer. En la agricultura nos hemos acabado o nos hicieron acabar; recogemos lo que llega y lo hacemos, pero sin saber lo que va a venir. Recogemos mejores frutos pero estos no son duraderos. Hay que pensar cómo vivieron los antiquísimos. La educación está en la casa, la teníamos dentro de la casa; si se pierde, hemos perdido muchas cosas. Cuando uno menos piense, ya está en otro lado.

La casa de paja se perdió hace 10 años y con ella se pierde el conocimiento. No puede ser que se deje perder todo valor. Las casas eran sembradas, la paja era sembrada y ahí mismo daba la tierra. La casa de teja y el eternit nos han acabado, pero la tierra está y se puede sembrar.

La casa de paja tenía mucho valor y nunca hacía sentir frío. Se tenían muchos curíes dentro de la casa; hoy se mueren por el frío. Decían que el eternit es eterno, pero no, es para 30 años. La teja dura 200 años Se quiebra el eternit y vale mucho; se quiebra toda esa plata. Se quiebra una teja y pierde muy poco. Es más hábil el productor. Lo que quiere es vender y el que compró, que se joda. Antes había cualquier manera de enseñanza de lo que es la costumbre; no se debe perder lo nuestro.

HERMES ANGUCHO:

De la profesionalización de Tóez salieron unos proyectos pedagógicos muy definidos. Se dijo que si se empieza a valorar la cultura, ¿cómo se hará el nuevo diseño del local de la escuela para que no limite la enseñanza ni enferme a los niños?

MANUEL CISCO:

Se habló de una pedagogía comunitaria, es decir, la pedagogía como minga. La educación es una minga. Que los cabildos tengan una comisión especial para educación, que den tierras en las recuperaciones para el trabajo de los niños, que manden que los maestros participen, son logros. La construcción se está utilizando para hacer refuerzos. Como minga, en la educación todo el mundo participa. La meta es la desescolarización, que las comunidades van aceptando poco a poco, lentamente.

HERMES ANGUCHO:

Hasta el momento, el programa de educación de la organización tiene los siguientes avances: planeación de un programa educativo, monografías sobre producción en las comunidades (hechas por maestros con la comunidad), evaluación de los programas con la comunidad, elaboración de materiales didácticos a partir de las investigaciones de los maestros, proyecto pedagógicos como huerta escolar, pintura, lengua propia, construcción de escuelas; además, capacitación de maestros y evaluación formativa.
 
 
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