Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 

TEORÍA ANTROPOLÓGICA I: MARX
Trascripción revisada y redactada de casetes grabados en clase. Primer semestre de 2000: Base para el libro "Notas de viaje. Acerca de Marx y la Antropología"

CASETE 10
MIÉRCOLES, MARZO 1 DE 2000



Lado A

Carlos Marx y Federico Engels: El Manifiesto del Partido Comunista.

Se ha decretado la muerte de las "grandes ideologías", de los "grandes meta relatos", como el marxismo; también se ha decretado la muerte de la modernidad y su reemplazo por la posmodernidad; pero esas muertes son decretadas por intelectuales desde la razón intelectual; decretan la muerte de la razón cuando están empleando la razón en esos decretos. Todo el mundo puede decretar lo que quiera, pero que eso ocurra en la realidad, que ese mundo se desplome en la realidad, es otra cosa; que esa ruptura se dé en la realidad simplemente porque ellos la decretaron, es otra cosa. En la actualidad, el mismo posmodernismo está siendo cuestionado; seguramente ya pronto entraremos a la época posposmoderna, y aparecerán los teóricos posposmodernos. El mismo posmodernismo, si se analiza a fondo, no es otra cosa que una etapa más avanzada de desarrollo, llevada al extremo, de algunos de esos metal relatos que ellos consideran que están revaluados, como el estructuralismo. El posmodernismo no es otra cosa que un estructuralismo extremo. La misma existencia del posmodernismo como concepción teórica niega sus propios principios, porque es una gran teoría que intenta dar cuenta del mundo actual, y ellos niegan la validez de las grandes teorías que tienen ese propósito; pero si uno analiza el posmodernismo en su fondo, en su esencia, sobre todo el norteamericano, —que es el estructuralismo llevado al extremo, el formalismo absoluto—, encuentra que todos sus principios fundamentales ya están en Levi- Strauss y uno puede seguir su huella desde Levi-Strauss, pasando por Foucault y Lacan, hasta llegar a Derridá y luego a los antropólogos y demás posmodernistas norteamericanos.

El estructuralismo es, para muchos, una de las teorías más racionales, tan racional que finalmente el sujeto de la historia es sólo la razón, el pensamiento. Aun así, la base de su planteamiento es profunda y totalmente antirracional, porque no plantea que el 80% de la cultura y la vida humanas funcionan a través del pensamiento inconsciente, sino que afirma que el 100% de ellas son producto del pensamiento inconsciente. El hombre como sujeto, el hombre como hacedor de la historia y de su propio destino, desaparece en la teoría Levi-Strauss, queda sin ningún papel, se convierte en una mera envoltura material de la razón, que es el verdadero sujeto; así, él dice, refiriéndose a los indígenas, el mito se piensa a sí mismo; entonces, el indígena no es otra cosa que la envoltura material del pensamiento mítico que, de todos modos —es un rezago de materialismo en el idealismo extremo de Levi-Strauss— no puede existir sino en la cabeza de los hombres. Esa es la conclusión de los cuatro tomos de las Mitológicas: el mito se piensa a sí mismo, no es el hombre quien piensa, es el pensamiento que se piensa; esa idea es lo más antirracionalista; sin embargo, ¿qué más racional que ese análisis de Levi-Strauss que, además, lo que busca son estructuras, que son la base del pensamiento racional abstracto?

Se va a dictar en filosofía un curso sobre Nietzche, que quiere mostrar, según sus organizadores, la actualidad de este pensador. Nunca estará tan enterrado y tan roto cuando todavía hay quienes lo reivindican. Entonces, en ese campo de las batallas intelectuales y de los muertos y desaparecidos y enterrados intelectuales, suceden que resucitan con gran facilidad.

Estudiante: No entiendo qué es lo que hay ya dentro de los países socialistas que los lleva a volverse capitalistas, qué fortalece el arraigo del capitalismo en ellos mismos en todo el mundo.

LG: La contradicción fundamental del sistema capitalista, según lo plantean Marx y Engels en El Manifiesto, es la contradicción entre el carácter social de las fuerzas productivas y el carácter privado de la propiedad, es decir, de las relaciones de producción, de la apropiación de esas fuerzas productivas. Esta contradicción, que es una contradicción que engendra capitalismo todo el tiempo, no desaparece en el socialismo; en él, además de la propiedad colectiva estatal, existen formas de propiedad privada: algunas de propiedad privada individual, otras de propiedad privada colectiva. Esa propiedad privada, así esté supuestamente, o por lo menos a nivel de declaración, o realmente, bajo control, de todas maneras genera esas tendencias hacia el capitalismo; mejor dicho, es capitalismo, que si se deja desarrollar y se deja crecer puede llegar a convertirse de nuevo en las relaciones predominantes

Pero además de esa contradicción fundamental hay otras contradicciones, algunas de las cuales ya he mencionado, que corresponden a las sociedades de clases y que han alcanzado un desarrollo muy grande dentro del sistema capitalista. Por ejemplo, la contradicción entre la ciudad y el campo. Esa contradicción no desaparece con el socialismo; el socialismo ataca esa contradicción, busca su solución por muy diversos caminos. Un ejemplo es el caso de que Camboya, que se ha presentado en muchas ocasiones: cuando los comunistas del Kmmer Rouge tomaron el poder, al campo casi toda la población de la única ciudad grande del país, Pnomm Penn; hubo una gran mortandad porque con sólo trasladar al campo a la gente que llevaba una vida urbana y unas condiciones de vida urbana, no iba a ser capaz de producir y de existir en esas nuevas condiciones. Además no la llevaron al campo poblado, porque el campo poblado ya estaba ocupado; la llevaron al campo despoblado, o sea, a que lo abriera a la producción casi sin ningún recurso, porque no los tenía Camboya después de tantos años de guerra, de tanto bombardeo norteamericano. Esa fue la manera como allá quisieron resolver la contradicción entre ciudad y campo: eliminar la ciudad; no es una posición marxista, pero la hicieron marxistas, la hizo el Partido Comunista Camboyano; eso no dio resultado, pues lo que hicieron fue trasladar las contradicciones entre las formas de vida urbanas al campo, porque la gente urbana, que había vivido toda su vida en la ciudad, trató de vivir como ciudadanos en el campo; no se iban a volver campesinos de la noche a la mañana simplemente porque los trasladaran allá.

En China se buscaron otras soluciones, como las comunas populares; es decir, llevar la producción industrial al campo. Se empezó desde el año 58 con el Gran Salto Adelante; por ejemplo, producción de acero en la zona rural y la creación de talleres, primero de reparación y luego de producción de maquinaria, etc. Se llevaron universidades al campo, sacando muchas universidades de la ciudad o fundando nuevas en el campo; a los jóvenes universitarios y estudiantes de secundaria de la ciudad se los envió al campo a trabajar durante cierto período de tiempo, que en algunos casos fue de varios años.

Pero también hubo procesos de vincular las ciudades, las fábricas, los barrios, a la producción agrícola. ¿En qué forma? Los ecólogos se llenarían de espanto, los ambientalistas se estremecerían; utilizando las zonas verdes, los parques, todo lo que quedaba de verde en las zonas urbanas, para producir; y muchas grandes ciudades, entre ellas Pekín, se hicieron autosuficientes en legumbres. Tumbaron tanto arbolito bonito y tanta florecita y sembraron comida en los patios de las fábricas, en los antejardines de las casas, en los parques, en las zonas verdes, en los separadores de las avenidas; y una ciudad tan grande se hizo autosuficiente en verduras. Sin embargo, aunque se atenuara, esa contradicción no había desaparecido, seguía existiendo; por ejemplo, había desnivel en los precios, continuaban siendo más caros los productos urbanos que los rurales.

Esa contradicción entre la ciudad y el campo adquiere formas nuevas y da origen a otras contradicciones menores; por ejemplo, a la hora de desarrollar la producción industrial, se plantea el dilema entre dedicar esfuerzos y recursos para producir maquinaria para la gran industria o producir insumos para la agricultura: tractores y abonos, por ejemplo. ¿A qué se le da prioridad, a los tornos, a las máquinas de las fábricas, o se le da prioridad a los tractores, a los abonos, etc.?; esa es una manifestación de la contradicción entre la ciudad y el campo y es una contradicción menor en el seno de esa contradicción más amplia. ¿Se producen bienes de consumo para las ciudades o más bien aquellos que necesitan los campesinos?, ¿a qué se le da prioridad, a zapaticos elegantes y brillantes o a los zapatos toscos y fuertes que usan los campesinos?, ¿se hace énfasis en la producción de los productos domésticos que emplea la gente urbana o en los que consumen los campesinos? Nada de eso había desaparecido; seguía habiendo conflicto; seguía dándose el caso de que en muchas regiones, en muchas zonas, en muchas ciudades, en muchas ramas de la industria, o en muchas empresas, se privilegiaba lo urbano. O, también, algunos querían producir alimentos para la exportación y no para el consumo interno, dando mayor importancia a la producción de divisas que a que la gente se alimentara bien.

Se mantenían también las diferencias salariales. Habían disminuido, pero había una escala de salarios de ocho grados que quería decir que los que estaban en la parte superior ganaban algo así como cuatro veces más que los de nivel más bajo; por supuesto, no se daban casos como los que se dan aquí, en donde un parlamentario en un día de viáticos para sus paseos por el exterior se gana tres salarios mínimos mensuales de los que se pagan en Colombia; y él se los gana en un día; además, no se los gana, se los pagan, pero no se los gana; el trabajador tiene que matarse trabajando tres meses para ganarse eso mismo, y él parlamentario se lo gana en un día. En China no había esas diferencias tan grandes, pero había diferencias; no había un salario igual para todo el mundo, tampoco había un salario igual para todos los que hicieran el mismo tipo de trabajo, lo que se supone es otro de los principios de igualdad que hay que buscar. En un país tan grande como China, todavía había, como las hubo en un país tan grande como la Unión Soviética, diferencias muy grandes entre una región y otra en cuanto a condiciones de producción y costo de vida, por llamarlo así; entonces, por un mismo tipo de trabajo, en una región la gente podía ganar menos que en otra. Se mantenían esas diferencias salariales.

Todavía había gente que no participaba en el trabajo productivo; es decir, aún se daba una separación entre el trabajo manual y el trabajo intelectual. Se buscaba atenuar eso, se combatía, pero no desaparece por decreto. Para hacerle frente había la obligación de trabajar para los dirigentes de las empresas y del Estado durante un determinado período de tiempo al año; pero era un determinado período, mientras que el resto de la gente trabajaba todo el tiempo. Eran todavía elementos materiales que quedaban del sistema capitalista, para no hablar de los ideológicos; o sea que el hecho de tomar el poder no le cambia automáticamente la mentalidad a todo el mundo; las ideas burguesas y las ideas egoístas y las ideas individualistas siguen existiendo en la gente durante mucho tiempo; para no hablar de las formas de organización, para no hablar sino del Estado; el Estado seguía existiendo y, si existe el Estado, existe de todos modos un poder que, aunque represente los intereses de la mayor parte de la población, es diferente a ella, no es la población mandándose a sí misma, como plantea Marx que deberá ser en el comunismo. Había un Partido Comunista y muchísima gente que no pertenecía a él; la mayoría pertenecía a otros partidos o a ninguno; entonces, en todo el sistema económico, el sistema político, el sistema social e ideológico, subsisten todavía los elementos, las contradicciones y los rasgos del sistema capitalista; por eso se habla de que el socialismo es un período de transición; el socialismo no es el comunismo, es una transición; es el período en el cual se suponer que se va buscando la solución de todas esas contradicciones, pero que no se han resuelto y por lo tanto no han desaparecido.

Todo esto engendra a cada momento, a cada día, fuerzas que tienden hacia el capitalismo; y las engendra, por supuesto, en la gente; no es en el aire ni en la atmósfera viciada, no, es en la gente, en personas; y si lo engendra, como ocurrió en esos países, en personas que tienen el poder en el partido o en el estado, tienen el poder para hacer que estas relaciones vuelvan a ser las predominantes, tienen el poder para fortalecer, hacer desarrollar y cimentar esos elementos del capitalismo, y buscar que prevalezcan sobre los elementos que lo contradicen e implican el desarrollo de una nueva sociedad.

Esas ideas, esas tendencias, esas políticas, se desarrollaron también entre quienes tenían poder en el partido y en el estado, los dirigentes de los partidos comunistas y los dirigentes del estado. No fue gente nueva, recién llegada; Jruschov, Brezhnev, Yeltsin, en la Unión Soviética, eran miembros del Partido Comunista, algunos de ellos, como Jruschov, desde los años 30. No fue gente que llegó de pronto y dijo “salgan los comunistas, nosotros tomamos el poder”; al contrario, era gente que estaba dentro del Partido Comunista. Quien ahora va a ser el nuevo jefe de Rusia, Putin, fue jefe de los organismos de seguridad del estado, o sea, de la gente del partido que buscaba mantener al partido en el poder, es decir, de la fuerza represiva del estado comunista. Teng Tsiao-ping, en China, estaba en el partido desde mediados de los años 30, Liu Shao-shi desde finales de los años 10, eran dirigentes del partido y fueron ellos, sin embargo, los que llevaron de nuevo a ese proceso de restauración capitalista, es decir, de predominio de los elementos capitalistas sobre los otros, de desarrollo, ahora sí sin trabas ni problemas grandes, de esos elementos del capitalismo, y de eliminación de aquellos factores que se habían desarrollado en la búsqueda de resolver esas contradicciones.

Se ha ampliado la escala de salarios, se ha dado libertad de precios, libertad de mercado; se ha eliminado la comuna popular, no jurídicamente pero sí de hecho, arrendando las tierras de la comuna al que tenga con qué pagarlas para que produzca como quiera, inclusive contratando mano de obra asalariada; se han eliminado las direcciones colectivas en las empresas, volviendo de nuevo a la dirección unipersonal, de responsabilidad personal. Pero quien ha dirigido todo esto no es gente que llegó de afuera, es gente que ya estaba adentro. Y hay muchísimos otros factores que explican la restauración.

Hay un texto que hace este análisis, que no existe en castellano aunque parece que se va a publicar en el curso de este año, que analiza todo lo que implicaba la existencia de elementos capitalistas dentro de la sociedad socialista china; es el llamado Manual de Economía Política de Shangai, escrito en China en la época de la Revolución. Ya hay en algunos trabajos chinos de los años 60 y 70 análisis de lo que estaba pasando en la Unión Soviética en este campo, para no hablar de los países de Europa Oriental, o sea, Alemania Democrática, Polonia, Rumania, etc.; donde las cosas ni siquiera se habían planteado en la escala que se plantearon en China y en la Unión Soviética en el sentido de eliminar esas contradicciones, esos elementos propios del sistema capitalista.

En China había mercado; siempre en los países socialistas hubo mercancías, porque no había otra manera de hacer las cosas y, como vamos a ver en El Capital, la célula básica del sistema capitalista es la mercancía; o sea, mientras haya mercancía, existe la célula cancerosa, digámoslo así, que permite reproducir el capitalismo. En la Unión Soviética, en los años 20, hubo economistas que propusieron que se eliminaran las mercancías, y se dieron grandes polémicas, hasta que se vio que no era posible hacerlo por decreto. Mientras existan las mercancías, operará la ley básica del sistema capitalista, que es la ley del valor. En la Unión Soviética, por la misma época, algunos plantearon que se eliminara la ley del valor, y se dieron cuenta que no era posible hacerlo por decreto, pues existe objetivamente en la sociedad, y que sólo se puede ir eliminando a lo largo de un período de transición; se podía restringir, se podía tratar de controlar la incidencia de la ley del valor, pero nadie la podía abolir por decreto; mientras haya mercancías, existirá la ley del valor, que plantea que las mercancías se cambian por su valor. Entonces, ahí estaban todas las bases que permitían el desarrollo de relaciones capitalistas en los países socialistas, sin hablar del cerco que sobre ellos tendía el capitalismo mundial, que continuaba existiendo.

Estudiante: Cuando se habla de la propiedad privada en Marx, se habla de la propiedad privada de los medios de producción, ¿cierto? O sea, en un eventual país comunista mi casa y mi carro serían míos.

LG: Por definición su casa y su carro son suyos; lo que habría que definir es si en un país socialista las casas y los carros son de cada uno o no; pero su casa y su carro son suyos

Estudiante: Mejor dicho, ¿la casa donde yo viva y el carro que yo maneje me pertenecerán?

LG: No había propiedad privada sobre las viviendas en los países socialistas ni en la Unión Soviética ni en China. Se está restableciendo ahora, se están vendiendo las casas; esa forma de propiedad se había eliminado, no necesariamente porque a usted le quitaran la casa que había sido suya hasta el momento en que se hizo la Revolución, sino porque usted dejaba de tener el control sobre ella; podía seguir teniendo el título y viviendo ahí, pero si el Estado consideraba que esa casa era demasiado grande para usted y que había gente que no tenía dónde vivir, usted tenía que recibirla en su casa, allá se la mandaban y usted no podía decir que no; pero usted podía seguir llamándola “mi casa”, simplemente que usted no mandaba más en ella. Ahora las casas se están vendiendo en propiedad privada, pero ese tipo de propiedad ya había desaparecido. Con los carros es lo mismo; en esos países la gente se movilizaba en el transporte público, excepto (y allí es donde vienen los problemas) los dirigentes del partido y del estado, los grandes dirigentes de las fábricas; pero se suponía, como aquí, que eran carros para uso oficial exclusivamente; no era carro personal; se supone que si se dejaba el cargo, éste quedaba para quien lo ocupaba después.

Estudiante: ¿Qué elementos componen las fuerzas materiales del capitalismo? En una parte de la lectura de Marx que usted citó, éste se refería a que en la contradicción entre el campo y la ciudad, la burguesía había subordinado el campo a la ciudad, y decía que estaba sacando a la gente del “idiotismo de la vida rural”, ¿a qué se refiere Marx?

LG: Las fuerzas materiales son fundamentalmente las fuerzas productivas; las fuerzas productivas, ya lo habíamos planteado la vez pasada, no es sólo la maquinaria, son también todas las condiciones materiales para que ese proceso de producción se pueda dar.

A lo otro nos habíamos referido y es la idea que Marx planteaba de que el campesino es una clase reaccionaria. Para él, las condiciones de la vida rural hacen de ésta una vida idiota en el sentido de que hay un aislamiento entre los campesinos, o sea, la visión que tiene cada campesino es la de su parcela, o la de su hacienda cuando se trata de un aparcero o un arrendatario, o el siervo de una gran hacienda. Ese aislamiento implica, no solamente las condiciones en que se da la producción en el campo, que es sobre todo la pequeña producción, sino el que se deriva de las grandes distancias entre una casa y otra, de la carencia de posibilidades de educación, de la dificultad de acceder a la ciencia y al conocimiento, etc. Entonces, para Marx, se daba, por un lado, un carácter políticamente reaccionario del campesinado, por tratarse de una clase que correspondía a modos de producción anteriores y, por lo tanto, las reivindicaciones del campesinado lo que buscaban era echar la sociedad para atrás; dijimos que eso se cambió sobre todo con la experiencia de la Revolución China y las revoluciones en el Asia, en países básicamente campesinos; pero, a pesar de su concepción acerca de este “idiotismo de la vida rural”, en algunos textos, como La Lucha de Clases en Francia y El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Marx muestra que en determinadas condiciones el campesinado puede desempeñar un papel en la revolución; aunque no puede dirigir con sus intereses y su política las revoluciones, porque los intereses y la política del campesinado no apuntan hacia adelante sino hacia atrás.

CASETE 11
MIÉRCOLES, MARZO 1 DE 2000



Lado A

Luis Guillermo Vasco Uribe: “La añeja novedad del posmodernismo. Manifiesto Comunista y posmodernismo”.

Marx y Engels consideraban que había otras formas sociales que estorbaban el progreso de la sociedad, como ocurría con el llamado modo de producción asiático, así lo indica una afirmación suya sobre la India que aparece en El Manifiesto, planteamiento que abarcaba a países, como la China, la India y otros, en donde existía ese modo de producción. Para Marx y Engels, el modo de producción asiático era un completo lastre para el desarrollo de la sociedad, económica, política e ideológicamente; afirmaban que mientras no se rompiera ese modo de producción asiático, la sociedad permanecería en un estado casi de estancamiento; de ahí el papel revolucionario que asignaban al colonialismo inglés, que estaba barriendo con ese modo de producción en la India y, por lo tanto, estaba incorporando a toda esa gente estancada, dormida, idiotizada, a una condición que la preparaba para la lucha. Esa era su visión; y algunos dicen que se trataba de una visión eurocéntrica y, además, urbana, y de un intelectual, no de un trabajador.

Estudiante: ¿Cuál es la diferencia entre el capital industrial y el capital financiero y cuál es la importancia de este último?

LG: El capital industrial es el que se invierte directamente en la producción industrial, en medios de producción y fuerza de trabajo; éste es el capital que produce mercancías, es el capital que produce y se nutre de la plusvalía. El capital financiero es el capital que asume la forma de instituciones bancarias, cuya función es financiar, entre otras, la producción industrial; y se nutre del interés. Sin embargo, ese interés que nutre al capital financiero, es pagado por el que recibe el crédito, quien debe invertir en la producción para poderlo pagar. El capital financiero financia el capital industrial; por consiguiente, su interés no es sino una forma particular de la plusvalía; una parte de la plusvalía que recibe el capitalista industrial, la entrega al capitalista financiero para pagar los créditos que recibió para realizar esa producción.

Ahora hay un elemento reciente que va desarrollándose: empieza a darse una concentración de capital que implica la fusión del capital financiero con el capital industrial, es decir, que bancos e industrias son ahora de los mismos propietarios; los bancos se hacen dueños de empresas industriales y las industrias se hacen dueñas de bancos. Ese un fenómeno nuevo dentro del capitalismo; pero, en condiciones como las del mundo actual, en países como Colombia, esto que se ha venido dando en las metrópolis capitalistas, necesariamente lleva a una crisis; entonces, ahora las empresas se están deshaciendo de lo que no les corresponde; los bancos están vendiendo las industrias que tenían porque esa no es su función; los industriales están vendiendo las inversiones que tenían en bancos porque esa no es tampoco su función; cada uno se está dedicando a su rama de producción. Bavaria plantea: “qué hago produciendo tapas y vidrios y cajas y cebada; mi tarea es producir cerveza y gaseosa; todo lo demás lo venden; lo que implica que esa forma de concentración de capital no corresponde, al menos todavía, a las condiciones de estos países; pero a nivel mundial sí se está dado. Implica una gran concentración del capital y, por lo tanto, un aumento de su poder económico y político.

Estudiante: ¿Por qué concentración del capital?

LG: Porque cada vez son más pocos los que tienen más.

Estudiante: ¿Por qué eso tiene que llevar a una crisis?

LG: Hay un artículo muy claro sobre la crisis del grupo Bima, que apareció hace poco en El Tiempo. Usted lee lo que pasa con el grupo Bima y entiende por qué, en las condiciones de un país como Colombia, esa política tiene que llevar a una crisis. Bima era una fábrica de muebles que empezó a invertir en numerosos sectores, entre ellos en la industria de la construcción con el gran parque Bima. En el artículo, el gerente de Bima explica ese proceso, y muestra cómo las condiciones actuales de Colombia no hacen viable esa diversificación del capital. En cambio, esa una de las bases del desarrollo capitalista en las grandes metrópolis de Europa y en los Estados Unidos, en donde los capitalista invierten su capital en todas las formas posibles.

En antropología le venden a uno el cuento de la riqueza que representan la "polifonía étnica" o la "diversidad cultural". Dicen que un organismo no especializado tiene más posibilidades de sobrevivir a un cambio en las condiciones del medio; en cambio, los muy especializados, como los dinosaurios, no tienen capacidad de reaccionar cuando cambian las condiciones; y desaparecen. Por consiguiente, en teoría, la base de todo ese proceso de concentración de capital y de heterogeneidad y dispersión de intereses y de inversiones daría más posibilidades de sobrevivir; entonces uno se dice: Bima, como fábrica de muebles, se arruina si hay una crisis del mercado de ese producto, pero si tiene inversiones en muchas ramas, en caso de que no le funcione una, funciona la otra.

Pero no fue así; la crisis de la construcción la afectó de tal manera que ha comenzado a vender las inversiones diferentes a la producción de muebles para intentar salvarse. Bima hizo el proyecto del Parque Comercial Bima, se convirtieron en constructores; y vino la crisis de la construcción y del comercio. En teoría hubieran podido pensar sostenerse los muebles; pero la demanda fundamental de muebles no es la de quien cambia los muebles por estar a la moda, sino el que compra muebles porque consiguió plata; si hay una crisis de la construcción, también hay una crisis del mercado de muebles; entonces, Bima se está hundiendo, ahorcada por el capital financiero, porque todos esos proyectos se hacen a crédito. Como solución, está ofreciendo los locales del parque a los bancos en pago del capital que recibieron y de sus intereses. Pero los bancos no aceptan, pues con la crisis nadie va a comprar o arrendar esos locales; y si el parque no crece, tener un local en un sitio a donde va tan poca gente no resulta buen negocio; y la gente no va porque no tiene con qué comprar, porque hay una gran contracción en el consumo, y porque está muy lejos.

Otra cosa es la empresa El Tiempo. Si únicamente fuera el canal de televisión, ya estaría quebrada, pero con todo lo que gana con el periódico mantiene el canal de televisión; entonces, la conclusión sería: no hay que invertir en una sola cosa; pero la experiencia de Bima dice lo contrario. Hace días se conoció el caso de los Holguín, del Valle, que eran constructores y empezaron a invertir en el comercio, a crear empresas de capital financiero y de administración de capital, como el leasing. Y eso los hundió, porque no tenían la capacidad de manejar toda esa diversidad, por las condiciones del mercado, por el tamaño de su capital, (ellos son grandes capitalistas acá, pero a nivel mundial están en la parte más baja del listado; aquí son cabeza de ratón, pero en los otros países son cola de león); además, aquí ese nivel de concentración, operando en un sistema económico pequeño, implica que si hay una crisis en un sector, inmediatamente repercute en los demás.

En consecuencia, no resulta cierto que la diversidad sea válida como base de sobrevivencia, que de por sí sea riqueza.

A uno de esos grandes capitalistas que tiene todo el mundo como escenario, si se le derrumbó todo en Colombia, tiene inversión en Indonesia, en Japón, en Tailandia, en Yugoslavia, en Estados Unidos, en Alemania; pero el de aquí ¿para dónde coge? ¿Puede decir: dejo de invertir en Colombia y voy a invertir en Alemania?; ¿voy a fabricar muebles a Alemania o a Estados Unidos? No tienen posibilidades. Y hay otra serie de factores que tienen que ver con la mano de obra, con la renta de la tierra, etc. El fundamento del Parque Bima es convertir un ingreso de renta de la tierra en capital comercial. Mi criterio es que a esa distancia de Bogotá, donde vive la gente, no hay condiciones todavía para que ese proyecto sea productivo; no se puede, no hay condiciones para que la renta que esa tierra produce empleándola en sembrados o en ganado, se convierta en algo sea rentable como capital comercial, convirtiendo esa tierra en un parque comercial gigantesco; no hay condiciones.

Sí las hubo en otras regiones del país y en otro momento para que la tierra se convirtiera en capital comercial o en capital industrial. En el norte del Valle, el sur del Valle y el norte del Cauca, en pocos años, con el auge de los ingenios azucareros, las grandes haciendas ganaderas y aún aquellas de producción agrícola capitalista de arroz, sorgo y otros productos, se convirtieron en sembrados de caña El dueño recibe la renta de la tierra, porque esas tierras no las compraron los ingenios azucareros, las alquilan, le pagan un arriendo al que antes tenía ahí sus vacas; se puede ir a Cali a vivir de ese arriendo, hace más difícil que lo secuestren y se que evitar estar pagando la vacuna; el capitalista siembra caña en esa tierra arrendada y con eso abastece los ingenios azucareros. Ese sistema resultó más rentable que los sembrados de arroz, ajonjolí, sorgo, etc., que era lo que antes había allí, cultivados en gran escala y con mano de obra asalariada. Entonces, hay ramas de la producción capitalista, como esa de la caña de azúcar, que producen más que sembrar comida propiamente dicha, como arroz y ajonjolí; se eliminan el arroz y el ajonjolí y se siembra caña tomando en arriendo la tierra; pero aquí y ahora las condiciones no estaban para ese tipo de cosas.

Hace pocos meses la prensa contó la historia de Sarmiento Angulo y dicen que fue heroico. A diferencia de los Holguines, que se arruinaron y están a punto de ir a la cárcel, cuando Sarmiento se dio cuenta de la crisis, vendió todo lo que no fueran sus bancos, y a estos los fusionó, es lo que acaba de darse con la fusión de las Villas y Ahorramás, y luego las van a fusionar con el Banco de Occidente; su razonamiento fue: “me vuelvo a lo mío, en una escala en que lo pueda manejar”; y ha salido adelante. Los otros no se dieron cuenta de eso, quisieron seguir ampliándose y se arruinaron. Todo eso tiene que ver con las condiciones de concentración del capital.

Todos esos fenómenos, aparentemente muy distintos, se pueden explicar con la teoría de Marx; no son tan diferentes, son solamente formas nuevas niveles de desarrollo nuevos del sistema económico y social que ya Marx había analizado. Entonces, algunas cosas deben modificarse; esa fusión de capital financiero y de capital industrial implica desarrollar el marxismo para entender por qué y cómo se da ese fenómeno en las nuevas condiciones.

Estudiante: ¿Qué diferencia hay entre globalización, mundialización y transnacionalización?

LG: Globalización y mundialización los vengo usando como sinónimos; la transnacionalización ya se refiere a empresas; se refiere a que el capital ya no es sólo un capital nacional, sino un capital transnacional, o sea que va más allá de las fronteras nacionales. Ese carácter transnacional del capital es la base de la globalización, es lo que convierte al mundo en un solo sistema social. Ésta es el efecto, la condición de la sociedad. Globalización y mundialización, en la forma como yo uso estos conceptos, son la condición del mundo como resultado de la transnacionalización del capital; por supuesto, no es meramente económica, es también social y cultural. Cuando las organizaciones transnacionales, algunas pequeñas como la OEA, otras más grandes como la ONU, intervienen en todo el mundo, aún en lugares donde el estado nacional no les da autorización y entonces intervienen a la fuerza, inclusive en contra del estado nacional como pasó en Yugoslavia, eso es una transnacionalización de los sistemas políticos; o sea, aparecen organizaciones que reúnen a varias naciones, que intervienen indistintamente en una u otra nación, tumban y suben gobiernos y toman decisiones sobre la política de esos países; eso es una transnacionalización de los sistemas políticos; y también están los fenómenos en el campo de la cultura, que son más conocidos.

Lado B

Esa idea de que hoy no son las clases sociales sino los movimientos sociales los actores de la historia, los sujetos de la historia, los que van a hacer los cambios, es una concepción revisionista. Pero no lo es la concepción que dice que, además de las clases y la lucha de clases, los movimientos sociales también tienen un papel en la producción de los cambios sociales, pero que ese papel es subordinado o de menor importancia que la lucha de clases. Han surgido movimientos que Marx no conoció, movimientos de naturaleza muy distinta y muy variados, y no todos se pueden poner en el mismo plano; existen el movimiento indígena, el movimiento femenino, los movimientos gays, muchos movimientos que no se daban en la época de Marx; y hay que tener una posición frente a ellos, hay que explicarlos, hay que pensarlos, hay que ubicar el papel que van a cumplir; no se puede plantear que, como Marx no habló de ellos, entonces no se tienen en cuenta ni sirven para nada; menos aún se puede negar su existencia ni su importancia. Necesariamente hay que hacer un análisis de esos movimientos, pero esos análisis pueden mantenerse en la línea de Marx que sostiene que, mientras haya clases sociales, la historia será la historia de la lucha de clases. Otras posiciones plantean que este período de la historia ya no corresponde a la lucha de clases, sino a la historia de los movimientos sociales, que con su acción contribuyen a crear la democracia, que ya no hay necesidad de revolución y los cambios se pueden hacer dentro de este sistema, que es posible cambiar, democratizar el sistema.

Estudiante: ¿Cuál vendría siendo el fin último de la globalización, la apertura de todas las fronteras para el libre mercado mundial?

LG: Sí.

Estudiante: Pero, ¿manteniendo las naciones?

LG: No. Fíjese lo que está pasando con la Unión Europea; ese proceso es un paso en la desaparición de las fronteras y las naciones, aunque no se sabe a dónde va a llegar. Hay un mundo de contradicciones, en especial en lo económico. Al mismo tiempo que establecen una moneda única, los españoles arman un escándalo porque quieren quitar la ñ de los computadores que circulan en el mercado de la Unión Europea, porque la ñ no existe sino en español; tan pronto nombran a los dignatarios de la Unión Europea, comienza la pelea por su nacionalidad: que si es francés, que si es belga, que si alemán. La unión no se puede decretar, pero se dan pasos en el camino que lleva a la pérdida de importancia de las naciones y los estados nacionales. Probablemente no desaparezcan, porque la forma del capital es una forma nacional, porque además hay una larga historia detrás, hay diferencias políticas, hay diferencias en los niveles de desarrollo; entonces, eliminar las barreras, eliminar las fronteras, aparentemente iguala, pero en realidad beneficia a unos y perjudica a otros. Es lo que se le plantea a Colombia al entrar al NAFTA; Estados Unidos quita todas las barreras para la importación de los productos colombianos a Estados Unidos, y Colombia elimina todas las barreras, impuestos y aranceles para la importación de productos norteamericanos a Colombia; eso, ¿a quién beneficia?; claro que a los Estados Unidos.

Estudiante: Precisamente, esa unión sólo se puede dar entre potencias capitalistas, Aquí en Latinoamérica sería una imposibilidad por la falta de capital.

LG: No; aquí hay capital; lo que pasa es que el capital de aquí tiene unas condiciones particulares.

Estudiante: Pero no lo tienen los Estados tampoco.

LG: Pero hay capital financiero para financiarnos, para eso está el Banco Mundial, para eso están los Estados Unidos, que nos van a regalar "generosamente" 1.300 millones de dólares; están los europeos, que van a colaborar con 600 más; está el Banco Mundial, que va a dar 3.000 millones; plata es lo que sobra aquí; capital es lo que va a haber; lo que no hay es realmente en qué invertirlo; se lo va a comer la maquinaria de guerra, que no crea sino que destruye el capital y lo convierte en ganancia para los capitalistas de esos países, que proveen toda la industria para la guerra.

Estudiante: Para que en este momento hubiera una revolución del proletariado, ¿quién representaría a ese proletariado?, serían los gremios, o los sindicatos?

LG: Desde Lenin para acá, o sea, desde hace más de 100 años, se dice que ese "representante" es el partido, el partido del proletariado, o sea, el Partido Comunista.

CASETE 12
JUEVES, MARZO 2 DE 2000



Lado A

Luis Guillermo Vasco Uribe: “La añeja novedad del posmodernismo. Manifiesto Comunista y posmodernismo”.

Estudiante: ¿Qué es plusvalía?

LG: Es trabajo no pagado. En el proceso de producción capitalista interviene una serie de factores de producción que se gastan, como materia prima y otros. Si se va a producir una tela, hay un hilo que se consume en su proceso de producción; hay una maquinaria, en este caso los telares, que también se va consumiendo, pero no se consume toda de una vez, sino que se va consumiendo poco a poco, la maquinaria tiene una vida útil; inclusive, en las declaraciones de renta o en los inventarios que hacen las empresas, siempre hay lo que se llama un factor de depreciación, es decir, la maquinaria va bajando su valor de año en año porque se van consumiendo su vida útil y su capacidad; también hay desgaste de las piezas, que hay que estar reemplazando.

Hay otra serie de elementos que son necesarios, que son condiciones para que la producción se realice: la energía eléctrica para que funcione esa maquinaria, los lubricantes de la misma, lo que cuesta el edificio en donde se hace ese proceso, en este caso la fábrica, los medios de transporte; todos esos factores que intervienen en menor grado y que se van consumiendo.

El tercer factor de importancia que interviene en ese proceso es la fuerza de trabajo del obrero, que también se consume; ya hemos visto que por eso el obrero necesita reproducir esa fuerza de trabajo, necesita reponerla; y hay una serie de factores físicos, sociales y culturales para que se dé ese proceso; inclusive, al final de su vida útil, al obrero lo botan porque ya no es productivo, es decir, ha consumido su fuerza de trabajo y debe ser reemplazado; pero, mientras tanto, cada día debe reemplazar con alimentación, con descanso, con diversión y otros elementos, la fuerza de trabajo que consume.

La interrelación de estos elementos en el sistema capitalista da como resultado la mercancía. El capitalista compra a su proveedor esa materia prima, (a no ser que se den esos procesos de diversificación de inversiones que ya mencionamos; entonces hay casos en que el capitalista tiene también la producción del hilo), y la paga por lo que vale. Lo mismo ocurre con la maquinaria, el capitalista la compra; y compra también todos esos factores adicionales de producción: los combustibles, los lubricantes, la energía eléctrica, el agua, etc. y los paga por lo que valen. Es la ley del valor que mencionábamos ayer.

Luego el capitalista vende la mercancía, también por su valor; entonces, lo que el capitalista gastó en materia prima reaparece en la mercancía; el hilo reaparece en la tela, pero ahora tejido, porque ha sufrido un proceso de trabajo; la maquinaria también reaparece en la medida en que es ella la que realiza ese entrecruzado de los hilos para dar la tela; la fuerza de trabajo reaparece también en la mercancía. ¿En dónde está entonces la ganancia del capitalista, si al final tiene una mercancía que vale lo mismo que invirtió?

El secreto está en que la fuerza de trabajo produce más valor que su propio valor, es decir, agrega valor en el proceso de trabajo; el capitalista paga al obrero lo que vale su fuerza de trabajo, un valor determinado, lo mismo que paga el valor de la materia prima, lo mismo que paga el valor de la maquinaria, etc. Lo que descubrió Marx es que el valor de la mercancía que se produce es mayor que la suma de los valores de la materia prima, de la maquinaria, de las condiciones de producción y de la fuerza de trabajo. La diferencia entre el valor que el capitalista invirtió y el valor de la mercancía es un valor que el trabajador ha producido en el proceso de trabajo, que ha agregado extra, pero que el capitalista no le paga. El capitalista le paga el valor de su fuerza de trabajo, pero no le paga el valor que él produce. Este mayor valor que el capitalista no paga y que constituye su ganancia, es la plusvalía; en castellano, mayor valor. La palabra plusvalía quiere decir eso; plus es mayor, valía es valor. Lo que hace entonces que la producción capitalista no sea un proceso circular en tanto que proceso de producción, en el cual se invertiría un capital que se transforma en mercancía, la cual, una vez vendida, daría lugar a la recuperación del capital invertido, sino a un capital mayor que el anterior, es precisamente ese valor extra que produce el empleo de la fuerza de trabajo. De otra manera, el capitalista sólo habría recuperado al final lo que invirtió y no tendría absolutamente ningún aliciente para producir.

Estudiante: No me queda claro cómo añade valor la fuerza de trabajo.

LG: Esa es una propiedad de la fuerza de trabajo, consistente en producir más valor del que tiene ella misma, por supuesto, en determinadas condiciones de producción; depende de las condiciones históricas el menor o mayor valor que puede producir. Entonces, si la jornada de trabajo son ocho horas, lo que plantea Marx es que en las primeras, digamos, cinco horas, el trabajador lo que hace es producir el valor de su fuerza de trabajo, y luego trabaja otras tres horas produciendo un mayor valor que no le pagan.

Estudiante: Desde un punto de vista capitalista no es normal que el dueño de la empresa gane lo que le corresponde, porque quien asume las posibles pérdidas de capital es el dueño, no el empleado.

LG: Sí, es normal; es tan normal que ese es el fundamento del sistema capitalista. Marx dice: el capitalista no es siempre, o no tiene por qué serlo, un desgraciado H.P, es simplemente un capitalista, no podía ser de otra manera.

Estudiante: ¿Pero eso que se dice del trabajo no pagado al obrero no es de pronto muy cargada hacia el comunismo?

LG: Sí, es absolutamente cargada. Marx dice que esa es la concepción del proletariado, no la de los burgueses; por supuesto, esa es la concepción del obrero. Los capitalistas, en cambio, dicen: no, esa es mi ganancia, y es obvio, esa es su ganancia; mientras haya capitalismo tiene que ser así. Es absolutamente cargada. Marx dice que su concepción es la concepción del proletariado, no es la concepción general de la sociedad, no es una filosofía de la verdad, no es La Ciencia; no, es la ciencia del proletariado, es la visión del mundo del proletariado. Está completamente cargada, obvio; no es nada neutral ni nunca ha pretendido serlo. Las ciencias sociales, la economía política, también están absolutamente cargadas porque son la visión de los capitalistas, pero pretenden pasar por neutrales, no reconocen que están cargadas, ésa es la diferencia, pero ambas están cargadas, la una para un lado, la otra para el otro.

Estudiante: Esto es para una empresa en que la fuente de trabajo sean los mismos obreros; pero si fuera una empresa automática, que tuviera una tecnología autosuficiente, que requiere la mano de obra mínima; ¿ahí qué tendría que ver el proletario?

LG: Usted dice “mano de obra mínima”; ése es el papel del proletariado: una mano de obra mínima.... potenciada. Marx dice que las máquinas, y eso incluiría las llamadas máquinas electrónicas, no son sólo máquinas, son una prolongación de la mano humana, algo que potencia la fuerza de trabajo pero no la elimina.

Por otra parte, toda esa electrónica no se produjo sola, es producida en un proceso de trabajo en donde interviene la fuerza de trabajo. Los computadores, la maquinaria computarizada no crece en las selvas vírgenes colgada de los árboles ni se encuentra en las minas. Por otra parte, usted dice: “en una fábrica”; pero se trata de un proceso social que hay que analizar en el conjunto de la sociedad; obviamente, en el capitalismo, el capitalista tiene un papel necesario, no puede haber capitalismo sin capitalista, porque el capitalista es, —precisamente porque tiene con qué, porque tiene propiedad—, quien crea las condiciones para que se reúnan los factores de la producción; el obrero, sin materias primas y sin maquinarias, no puede producir; las materias primas y las maquinarias, sin el obrero, no pueden convertirse en productos; y el capitalista es el que reúne esos factores de producción, el que tiene con qué hacerlo, es quien invierte su capital para juntar en una fábrica, en un sitio de producción, la materia prima, la maquinaria y la fuerza de trabajo. Por eso el obrero tampoco puede vivir sin vender su fuerza de trabajo al capitalista, porque en el capitalismo él no puede producir solo; y no puede producir porque no tiene acceso ni a la maquinaria ni a las materias primas; y no tiene acceso porque esas máquinas y materias primas son propiedad privada del capitalista, y la característica del obrero es que no posee medios de producción.

Estudiante: ¿En las sociedades socialistas había moneda?

LG: Sí, claro. La concepción básica de Marx acerca de la moneda es que ésta es una mercancía; mejor dicho, el dinero, porque la moneda es dinero acuñado en metálico; y hay además el llamado papel moneda, que son los billetes. El dinero es una mercancía que por las características de un proceso histórico y por las propiedades del oro puede, según Marx, desempeñar unas funciones que las otras mercancías no pueden cumplir. Por eso, dice Marx, se destaca entre todas las mercancías como medio de cambio, como medio de pago, como medida del valor y otra serie de funciones de menor importancia; pero, es una mercancía. Incluso, ha habido sociedades en donde existen otras formas de dinero distintas del oro o de las formas de representación del oro en la moneda y el papel moneda.

Existe hoy un fenómeno que suministra una de las razones para que la globalización se pueda llamar norteamericanización: la dolarización. Los billetes colombianos de hace unos diez años tenían una leyenda que decía: “El Banco de la República pagará al portador tantos pesos oro”; los de ahora no dicen eso, y no lo hacen porque se eliminó por una ley la llamada libre convertibilidad del dinero; antes se podía ir al Banco de la República y decir: “quiero que me cambien este billete por oro”. Ahora, el Banco de la República ya no tiene oro guardado para respaldar la moneda; por eso eliminaron esa libre convertibilidad; ya no se puede ir y decir: “denme mi oro”, porque lo que tiene ahora el Banco de la República como reserva, como respaldo, ya no es oro sino dólares. Entonces, ¿cuál es el respaldo de la moneda colombiana?; son esos papeles, porque en Fort Knox, en los Estados Unidos, sí hay oro que respalda el dólar; entonces, el respaldo de nuestra moneda depende de Estados Unidos; lo que quiere decir que nuestra moneda está absolutamente bajo el control de los Estados Unidos, sea en esa forma directa, sea a través del Fondo Monetario Internacional, controlado por los Estados Unidos, que es el organismo regulador de la moneda mundial.

Lo que se propone como dolarización, lo que se plantea hacer en el Ecuador, lo que existe en Panamá desde siempre, lo que algunos han planteado que se haga en Colombia, es considerar que si lo que realmente hay detrás de la moneda colombiana son dólares, ¿para qué nos desgastamos imprimiendo pesos colombianos?, usemos los dólares directamente; que el Banco de la República recoja el papel moneda colombiano y ponga en circulación los dólares que tiene guardados; así se da un proceso de dolarización. El paso inicial es lo que ocurre en la Argentina: todos los precios se fijan en dólares, aunque después se traduzcan a pesos argentinos; en Argentina, en este momento, libremente, se puede pagar con dólares. En Colombia se da solamente cuando usted va a comprar un computador y algunos otros pocos productos, —y no en todos los almacenes—, entonces le fijan los precios en dólares, aunque tiene que pagar en moneda colombiana.

Pero ya la dolarización implicaría que la moneda que circula es el dólar. Habría un primer paso, calcular los precios en dólares; luego, el Banco de la República recogería el papel moneda colombiano, no volvería a emitir ni monedas ni billetes y hace circular el dólar; también puede no recogerlos y aceptar la doble circulación hasta que el papel moneda colombiano se agote; simplemente no emite más papel moneda ni moneda; a medida que se van dañando, los retiran de circulación, pero no los reemplazan con nuevos billetes sino con dólares, hasta que llega un momento en que ya no quedan. En Panamá, hace como veinticinco años, además de los dólares, todavía se conseguían balboas en billetes; ahora ya no circulan billetes de balboas; se acabaron, y como no volvieron a emitirlos, ahora sólo circula el dólar. Como las monedas tienen mayor duración, sí circulan monedas de balboa, de fracciones de balboa; pero tampoco se emiten más monedas; entonces, llegará el momento en que esas monedas también salen de circulación y circularán exclusivamente las fracciones de dólar. Es tan claro ese proceso que las monedas de balboa y fracciones tienen exactamente las mismas denominaciones, materiales y tamaños que las de dólar.

La dolarización es un proceso que resulta, precisamente, del papel de los Estados Unidos en la economía mundial. Aunque ese proceso se ha venido complicando; ya Estados Unidos, tiene una parte de sus reservas en yenes japoneses y marcos alemanes, y seguramente comenzará tener reservas en euros; entonces se va dando un proceso de interdependencia

Estudiante: ¿Qué efectos tiene la dolarización sobre la economía de un país?

LG: Pues realmente lo que hace es, para decirlo en términos no económicos, confesar que definitivamente la economía de estos países es un apéndice de la economía norteamericana; es simplemente una confesión. Pero produciría, por ejemplo, efectos culturales y psicológicos durante un cierto período de tiempo; pero no cambiaría esencialmente la situación de la economía; por eso es equivocada la idea del presidente del Ecuador de que va a resolver los problemas económicos de su país dolarizando.

Estudiante: Pero, si la moneda comienza a regirse por el dólar y no por la moneda estatal, y como el dólar tiende a ser una moneda más estable, ¿eso no implicaría una mejoría?

LG: No, simplemente se eliminaría un factor económico que es la devaluación de la moneda; pero esto quedaría compensado por las oscilaciones en los precios y las modificaciones de la tasa de inflación. Eliminaría cosas como la especulación, los negociados con la tasa de cambio (como el que hicieron los amigos de los funcionarios del gobierno y del Banco de la República con la reciente devaluación; sus amigos del gobierno les filtraron que iba a haber devaluación y, entonces, se apresuraron a comprar dólares, beneficiándose con el aumento en la tasa de cambio). Esos factores especulativos si se eliminarían, pero son fenómenos circunstanciales. También se eliminaría un sector del mercado, que es el mercado de compra y venta de divisas extranjeras

Dentro del contexto de apertura y de internacionalización, la dolarización sí elimina una de las posibilidades de los estados nacionales para ejercer un cierto control sobre la importación, la exportación y otros procesos. Pero vamos hacia un Estado que no intervenga para nada en la economía; a un Estado de esa naturaleza, la dolarización, en ese sentido, le conviene; pero a un Estado que intente tener un control, que intente tener una intervención económica, que intente manejar el comercio exterior, restringir las importaciones o aumentar las exportaciones y fomentarlas, etc., etc., la dolarización lo amarra, porque elimina uno de los factores de control. Y si la economía norteamericana vuelve a tener —como ha tenido ya varias en este siglo—, una crisis monetaria, nos traga la tierra.

Lado B

Estudiante: ¿Por qué se podía cambiar el papel moneda por el oro?

LG: Porque se supone que ese papel tenía un respaldo en el Banco de la República, en el caso de Colombia.

Estudiante: Pero ese respaldo en este caso es enorme. Colombia tiene reservas en dólares y esos dólares implican oro. Si todo el dinero que se emplea en el mundo tiene una base de respaldo, en el momento en que uno quisiera cambiar ese papel moneda por su oro, ¿podría llegar a hacerlo? Creo que habría un problema, porque el oro no alcanzaría.

LG: Lo que pasa es que el oro es el respaldo inmediato; pero en realidad el papel del oro es representar la totalidad de las mercancías que existen. La teoría económica plantea que el dinero circulante corresponde a ese globo de mercancías existentes; esa es la tendencia; nunca ocurre así exactamente en la realidad; por eso fluctúa el poder de compra del dinero; por eso aumenta o disminuye su capacidad de compra, porque debe haber una correlación entre la masa total de dinero y la masa total de mercancías.

Estudiante: ¿ Eso quiere decir que el dinero que hay en circulación es suficiente para comprar toda la mercancía que existe?

LG: En teoría, lo que quiere decir es que todo el dinero que circula corresponde justamente a la totalidad de las mercancías existentes en un momento determinado; en la realidad, se da una fluctuación entre un país y otro, y fluctúa en el mundo. Pero existen mecanismos económicos que compensan este desbalance: si disminuye la cantidad de mercancías, sobra dinero, no hay mercancías suficientes para respaldar ese dinero; entonces disminuye el valor del dinero, se devalúa.

Estudiante: ¿En otras palabras eso quiere decir que cuando hay devaluación es porque no hay mercancías suficientes?

LG: Cuando hay devaluación es porque hay problemas en los procesos de producción, si se toma el país aislado, pero esto varía porque tiene que ver con la economía internacional; además, porque son factores que están en cadena; si hay demasiadas mercancías, sube el poder de compra del dinero; entonces, con la misma cantidad de dinero, se pueden comprar más mercancías; se da una revaluación del dinero o, si se quiere, una disminución del precio de las mercancías; o aumenta la capacidad de compra del dinero o disminuye el precio de las mercancías; se supone que este es el resultado del libre mercado; esta es la teoría que sustenta el neoliberalismo: que los precios se ajustan a la oferta de mercancías.

Si hay competencia, se supone que la gente tiene que pagar por las mercancías lo que valen; si no hay competencia, se supone que el dueño de las mercancías puede fijar arbitrariamente el precio de las mismas; esa es la teoría del libre cambio, teoría que está en discusión desde hace dos siglos. En Colombia, en los años 50 del siglo pasado, se daba esa discusión; el gobierno de José Hilario López era un gobierno librecambista, liberal, frente a los gobiernos anteriores que planteaban que lo que se necesitaba era intervención del Estado y protección, y no el libre cambio. Ahora está en juego otra vez la teoría del libre cambio, por eso se llama neoliberal.

Cuando liberalizaron la producción de energía, afirmaron que iba a bajar su costo porque iba a haber competencia entre empresas; no sé si a alguien en su casa o negocio le ha bajado en algún momento la energía. Como no baja, entonces sacan disculpas: “que la guerrilla voló unas torres”, “que volaron el oleoducto”, “que subió el precio del petróleo”, “que el carbón....”. No es cierto que la competencia haya bajado los precios de la energía; podría darse si cada quien tuviera la posibilidad de producir su propia energía; pero mientras la produzcan unos pocos grupos, no hay disminución.

Sin embargo, hay momentos en que los precios fluctúan a la baja durante un período de tiempo limitado; así es la competencia que hay ahora entre las telefónicas; entonces, en se puede llamar todo el día por 100 pesos desde y hacia Bogotá y Medellín por el 009; el 007 dice que desde Bogotá y otros sitios, en determinadas fechas, también puede llamar con la misma tarifa; entonces, Orbitel ofrece que todas las llamadas después de las siete de la noche que duren menos de cinco minutos son gratis. Todo eso, claro, si usted necesita llamar entre esas ciudades y se puede ajustar a las condiciones de horario; si es así, usted escoge y eso le baja costos; pero esas promociones no van a durar eternamente; se dan en un primer momento, pero la situación se va estabilizar y las tarifas aumentarán de nuevo. Por otra parte, las rebajas se están haciendo sobre unas tarifas que ya habían aumentado de una manera impresionante; de hecho, el costo que tienen hora en las promociones es apenas ligeramente inferior al que tenían en el momento en que comenzó esa competencia.

Es la misma cosa que hacen los almacenes con una gran cantidad de las gangas que ofrecen, no en todas: le suben a un producto el 50% y luego hacen una rebaja del 30%; o le suben a usted un producto casi al doble y le enciman otro a los primeros compradores, para que así la gente compre y no se caiga el mercado como resultado de esos aumentos, pero eso es por un corto tiempo; de hecho, si usted hace cuentas de lo que valen el producto que le dan y el que le enciman, resulta más costoso que lo que valía los dos antes del aumento; entonces, de hecho, esa libertad de mercado y de competencia siempre ha sido una libertad teórica.

Hay un planteamiento en el Manifiesto que es el centro del debate de los tres artículos que vamos a leer y que tiene que ver con una discusión acerca del objeto de la antropología y, por consiguiente, con la relación entre antropología y sociología; o, dicho de otra manera, con la diferencia y correlación entre individuo y sociedad.

La introducción de ese debate está presente en las Tesis sobre Feuerbach, cuando Marx plantea que la esencia humana está constituida por el conjunto de las relaciones sociales; es decir, lo que constituye para Marx el objeto de reflexión no es el individuo sino la sociedad; lo que constituye para el marxismo el objeto de reflexión acerca de los orígenes no es la discusión acerca de los orígenes del individuo, sino de los de la sociedad. Según Marx, —así lo plantea en El Manifiesto, así lo plantea en las Tesis sobre Feuerbach—,la concepción que pone en su centro de mira al ser humano como individuo, es la concepción capitalista, es la concepción burguesa; más tarde, en El Capital, llamará a todas esas concepciones con una denominación genérica y burlona, dice: “todas esas teorías son robinsonadas”; es decir, es la visión de la economía y de la vida social que se manifiesta en la conocida novela "Robinsón Crusoe", de donde precisamente Marx retoma ese concepto de robinsonadas.

De robinsonadas se trata cuando la antropología, o algunas corrientes antropológicas, definen su objeto diciendo que es el hombre, aunque, por supuesto, algunas expliquen que cuando hablan del hombre se refieren al ser genérico y, por lo tanto, no al hombre individual sino al género humano, al ser humano; y cuando explican también que cuando dicen “el hombre” no quieren decir que la mujer no esté incluida, —pero ya las feministas han explicado suficientemente bien lo que significa que en algunas sociedades y lenguas la denominación que se toma como genérica es la masculina y no la femenina.

(Se podría decir que el objeto de la antropología es el estudio de la mujer, y explicar que no está hablando de la mujer como sexo femenino sino como ser el genérico de la humanidad; sin embargo, es algo que se oye muy extraño. Entonces, sí tiene que ver que los plurales que incluyen ambos sexos, en castellano y otras lenguas, se construyan con el masculino y no con el femenino. Eso muestra que estas explicaciones de que no se refieren al “hombre” en términos de masculino ni se refieren al hombre como individuo, son explicaciones a posteriori, intentos de justificación y de racionalización, que toda la historia de la antropología muestra como falsos).

La discusión que vamos a adelantar, aunque en esos artículos del libro de "Marx Vive" está planteada en otros términos, tiene que ver con el objeto de la antropología, en relación, o a diferencia, de la sociología, que plantea que su objeto es la sociedad. Una de las dificultades de esta discusión se encuentra en la circunstancia de que realmente individuo y sociedad no son elementos completamente opuestos ni contiguos, sino que entre ellos se da una serie de elementos intermedios, hay un conjunto de mediaciones, de formas de agrupamiento o de organización de la sociedad, de las cuales es necesario dar cuenta. No se trata solamente de 2 polos: o el individuo o el conjunto de la sociedad; hay unos eslabones, unos escalones intermedios.

Por ejemplo, en sociología existe una teoría, o por lo menos en algunas corrientes de la sociología, la de los grupos e instituciones, que precisamente quiere avanzar a su manera en el conocimiento de esos escalones intermedios entre el individuo y el conjunto de la sociedad. Esa concepción ha permeado, con mayor o menor fuerza según las circunstancias y los momentos, el quehacer de los trabajadores sociales, que van desde el llamado estudio de caso, que es el caso de un individuo, pero que puede ser también el de un grupo pequeño, como una familia, pasando por el estudio de grupos hasta abarcar conjuntos mucho más amplios.

Se supone que ese debe ser uno de lo temas, una de las preocupaciones del curso de organización y estructura social que hay en la carrera; aunque no sé si en verdad lo será. En él debería analizarse la comunidad, desde el punto de vista de la antropología, como un eslabón intermedio, cuando la mayor parte de las corrientes antropológicas la ha asimilado más bien con sociedad. Lo que nosotros llamamos comunidad suele ser lo que los sociólogos llaman sociedad, pero refiriéndonos a un tipo diferente de sociedad; cuando nos referimos a sociedades indígenas, nunca decimos sociedades indígenas sino comunidades indígenas. En mi criterio, la comunidad es uno de esos eslabones intermedios entre el individuo y la sociedad.

Estos planteamientos buscan solamente dar una introducción, el marco propio de una temática, de una problemática antropológica, que les permita enfocar la lectura de esos tres artículos que, aunque tratan el mismo tema, lo enfocan en una dirección que algunos de sus autores llaman “más política”: el problema del sujeto histórico, el problema de si ese sujeto histórico lo constituyen en un momento determinado, como plantea Marx, las clases sociales y, entonces ¿qué pasa con los partidos, las organizaciones, las instituciones de muy distinta índole? Por ejemplo, existen formas sociales, que aquí nunca se estudian y que se deberían analizar en el curso de organización y estructura social, como los grupos de amistad que se dan en las sociedades indígenas, —no quiero decir que en las nuestras no los haya—, las “sociedades secretas”, con o sin comillas, que existen en algunas sociedades, como entre los iroqueses de los Estados Unidos y Canadá, el parentesco de sangre o juramento de sangre que son constitutivos de grupos de personas relacionadas mediante ellos, etc., etc. Entonces, esa discusión que dan los autores que vamos a leer, está relacionada con esta otra discusión acerca del objeto en la antropología y de las relaciones entre antropología y sociología o ciencias sociales. También tiene que ver con algunas de esas discusiones y diferencias acerca de por qué aquí no tenemos, como en otras universidades, una Facultad de Ciencias Sociales sino de Ciencias Humanas, lo cual parecería ser sólo un problema de nombre; pero no es un problema de nombre, es un problema de contenidos y orientaciones en esas carreras. Cuando se dieron esos bautizos, como en todo bautizo, hubo procesos y discusiones que llevaron a la elección de un nombre en lugar del otro; no fue por ignorancia que se resolvió hablar de Facultad de Ciencias Humanas; quienes le pusieron ese nombre no ignoraban que en otros lugares se hablaba de Ciencias Sociales; por ejemplo, en la Universidad de Antioquia. Y con el hecho de que, en un momento determinado, antropólogos y psicólogos se sintieron “incómodos” en la Facultad de Ciencias Humanas y querían irse a la Facultad de Ciencias Naturales. Entonces, esa es una indicación de lectura para esos textos e implica el esfuerzo de desprenderse un poco de la orientación específica que tiene la discusión en ellos, y repensarla desde el interés directa y más concretamente antropológico.

CASETE 13
JUEVES, MARZO 2 DE 2000



Lado A

Héctor León Moncayo: “Las clases sociales: fenomenología e historicidad”, en Jaime Caicedo Turriago y Jairo Estrada Álvarez (comps.): Marx vive. Siglo y medio del Manifiesto Comunista. ¿Superación, vigencia o reactualización?. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1999, pp. 243-258.

Leopoldo Múnera Ruiz: "Actores y clases sociales", en Caicedo y Estrada....., pp. 259-266.

Jaime Caicedo Turriago: El sujeto histórico y su complejidad", en Caicedo y Estrada....., pp. 277-292.

Respecto a la temática del sujeto histórico hay tres problemas interesantes de analizar; 1) ¿qué pasa con el Estado en las sociedades y cómo podrían ser las cosas si ese Estado no estuviera presente en la lucha guerrillera?; pueden darse lugares y momentos en donde los trabajadores se organicen directamente para conseguir las cosas; 2) aunque Marx plantea que el sujeto histórico son las clases sociales, que ellas hacen la historia, algunos revolucionarios han planteado la necesidad de que las clases sociales deben organizarse en partido para que puedan cumplir ese papel; es la teoría del partido comunista; 3) también la discusión sobre lo implican las distintas formas de Estado, los cambios que ocurren en el Estado, y cómo no basta con llegar a ocupar la dirección de un Estado para que de la noche a la mañana las cosas se transformen, sino que para ello también es necesaria una lucha.

Vamos a ver una experiencia relacionada con esos problemas. En este momento, Pinochet debe estar llegando a Chile; fue liberado a las ocho de la mañana, hora de Inglaterra; expresamente a esa hora porque los tribunales ingleses solamente abren a las diez y así nadie pudiera interponer una acción legal para impedir su salida de Inglaterra. Uno de los argumentos que se ha dado para plantear lo grave que fue para Chile la detención de Pinochet, es plantear que polarizó a un Chile que había llegado a una situación de convivencia, que otra vez dividió al país en dos bandos. Esta película, filmada por un chileno, antes de que se iniciara todo este proceso de Pinochet, muestra sobre qué bases endebles y sólo temporales y relativas se había logrado esa aparente unidad de los chilenos, a costa de una situación que el posmodernismo ha llamado, “el olvido histórico”; es decir, no sólo no volver a hablar de lo que pasó, sino formar toda una generación con la versión oficial de lo que ocurrió. Sin embargo, la amnesia de los pueblos, la amnesia de las sociedades, a diferencia de muchas formas de amnesia de los seres humanos, no es permanente ni definitiva, y llega un momento en que, por una u otra razón, los pueblos recobran la memoria. Esta película es sobre la memoria que se resiste a quedar olvidada y que, por supuesto, el "caso Pinochet" ha puesto de actualidad. Es de un director, Patricio Guzmán, autor de una obra mucho más amplia de casi seis horas de duración que se llama "La Batalla de Chile", filmada durante el gobierno de Allende y que estuvo perdida mucho tiempo porque el director fue uno de los presos en el Estadio Nacional de Chile y, cuando salió libre, debió abandonar el país, y el camarógrafo que filmó la película fue desaparecido; sólo tiempo después y ya en el exterior, en Suecia, se pudo montar la película.

La película está hecha sobre la base del momento en que Patricio Guzmán regresa a Chile con su película y la muestra, primero a los que participaron de los acontecimientos del gobierno de la Unidad Popular y, luego, del golpe de Estado; pero también a los jóvenes que crecieron después de esa situación. El director muestra qué fue lo que ocurrió en Chile, desde su punto de vista; no pretende dar ninguna visión objetiva, sino una visión sesgada, la visión de la Unidad Popular; es la otra versión, la otra memoria de lo que ocurrió, porque la oficial, la de Pinochet y los gobiernos que han sucedido a Pinochet, es aquella con la que se han formado los jóvenes, con la que han aprendido la historia de su país.

CASETE 14
MIÉRCOLES, MARZO 8 DE 2000



Lado A

Héctor León Moncayo: “Las clases sociales: fenomenología e historicidad”.

Leopoldo Múnera Ruiz: "Actores y clases sociales".

Jaime Caicedo Turriago: El sujeto histórico y su complejidad".

Entre los elementos que, desde el punto de vista de la construcción socialista, contribuyeron para el desarrollo del capitalismo, los hay materiales e ideológicos; entre los ideológicos hay uno que menciona el autor, la aparición de las ideas revisionistas; entre los materiales están el desarrollo de las fuerzas productivas y la elevación del nivel de vida de la gente, que creó una capacidad alta de consumo.

LG: ¿Tienen alguna opinión sobre la película chilena?

Estudiante: El hecho de que sea documental, que tenga imágenes cargadas afectivamente y que tenga acompañamiento de música, etc., lo hace muy emotivo. Y trata un tema que en últimas no se puede ocultar: el hecho de que hay un poder, un aparato imperialista, capitalista, que aplasta al movimiento socialista o comunista en Chile; esa sería como la parte más fácil, decir: “eso es así”. Pero lo quiero mirar más por la connotación que tiene el poder, en el hecho de que el poder se justifica y se legitima en esos dos factores que implica la política: uno, el problema de volver a contar lo que pasó en el tiempo y, el otro, el problema del olvido. Pienso que no es solamente el problema del capitalismo lo que se ve en la película, sino que es el problema de todos los poderes. Si uno hiciera un documental parecido con la gente en Rusia, en Praga, me imagino que tendría las mismas características emotivas que éste le transmite a uno.

Si uno se queda mirando sólo la confrontación entre el capitalismo y el socialismo, se queda corto. Algún texto de Borges sobre un chino que llega al poder y manda quemar todos los libros, muestra cómo precisamente es en esas dos cosas que el poder se sustenta; y la revolución como tal tiende mucho a eso. Cuando hay un cambio social, cuando una nueva estructura de poder se monta sobre la sociedad, busca comenzar a contar la historia desde ese momento, y lo demás lo niega, lo pone en el trasfondo.

En la película hay dos elementos bien fuertes: uno de los colaboradores de Allende dice que ellos, aunque querían hacer un cambio democrático, sabían que en algún momento se iba a dar un enfrentamiento de estructuras; se puede decir que si las cosas no hubieran ocurrido como pasaron, muy posiblemente la gente en la estructura socialista hubiera hecho exactamente lo mismo y hubiera terminado haciendo lo que Mao hizo, y lo que pasó en Rusia y en otros lados, como en Cuba, que es ocultar o acabar con los elementos de crítica al modelo en el interior de la sociedad; el otro es que lo que hace el ejército chileno es simplemente adelantarse a una cosa que era casi inevitable y, en últimas, termina haciendo algo que es hasta económico, porque uno podría decir: cuatro mil muertos, con todo lo terrible que puede ser, es menos costoso socialmente que quién sabe cuánta gente que hubiera muerto en una confrontación abierta y que hubiera dejado las estructuras chilenas en quién sabe qué condiciones.

LG Cuando el amigo de la universidad dice que eso iba a una confrontación, ahí hay dos cosas que aclarar: la primera, la Unidad Popular no sabía que iba a haber una confrontación; ellos creyeron en el cuento de la democracia; creyeron que la democracia era realmente válida y que efectivamente la burguesía era democrática, y que si habían ganado el poder en unas elecciones democráticas, entonces podían, como hacía todo el que ganaba unas elecciones, organizar la sociedad de acuerdo con su programa; creían que podían hacer eso. Lo que dice el señor de la película es que resulta evidente que tarde o temprano se iba a llegar a una confrontación; pero eso no era lo que pensaba la Unidad Popular; si la Unidad Popular hubiera pensado que iba a haber una confrontación, que el ejército iba finalmente a hacer lo que hizo, por un lado, no hubiera confiado en el ejército y, por el otro, hubiera hecho lo que el pueblo estaba solicitando, que le dieran armas; o sea, se hubiera preparado para esa confrontación; ellos creyeron en el cuento de la democracia. Por esa razón, lo que fracasó en Chile no fue el socialismo; lo que fracasó en Chile fue la democracia.

Estudiante: Uno no puede pensar que los discursos políticos funcionen; el discurso político no dice la verdad; el discurso político dice lo que es eficaz. Cuando se dio el golpe de Estado contra Carrillo en Portugal, le preguntaban ¿por qué, después de haber hecho unas elecciones populares en las que había ganado la derecha, no les había entregado el poder?; y respondió: “cómo cree usted (y eso tiene que ver con el problema de la representación), que un montón de campesinos analfabetas, que no saben cómo son las cosas, voten por algo que es correcto; nosotros, los de izquierda, sabemos qué es correcto, y el Partido Comunista Portugués sabe que no es correcto entregar el poder nuevamente”. En eso se basa buena parte del discurso socialista en muchas partes del mundo; ¿en qué lugar del mundo después que los comunistas llegaron al poder, volvió a haber elecciones abiertas, elecciones populares, sino después de haber suprimido una cantidad de factores políticos, de órganos de crítica intelectual?

LG: Para mencionar un caso Nicaragua; y no solamente las hubo, sino que perdieron y entregaron el poder. Se comieron el cuento de la democracia.

Estudiante: Pero es que allá había lo que pasa aquí, pero en contra de ellos; es lo que dice aquí Caicedo cuando analiza el problema en Colombia, el problema de la discusión de llegar al poder, a una parte del poder a partir de las elecciones. Aquí hay una presión extranjera que está llevando a que la cosa se resuelva o se resuelva. Es lo que pasó en Nicaragua, la intervención norteamericana con los contras presionó, precisamente, a que esas elecciones se dieran; yo creo que si los contras no hubieran existido ni ese apoyo norteamericano, no se hubieran hecho elecciones.

LG: Pero se hicieron las elecciones, solamente que en ellas ganó la derecha.

Estudiante: En Cuba también las hacen, pero el problema es mirar cómo se da la participación, porque el que se haga una elección aquí no legitima el hecho de que la persona que gana represente a todos ni tampoco en el caso de Cuba o en el caso de Nicaragua; no porque alguien fue elegido, representa a todo el mundo; el problema es cómo se arman esos mecanismos de representación.

LG: No representan a todo el mundo, a la mayoría.

Estudiante: Bueno, a la mayoría; pero el problema es cómo se cuenta la mayoría, porque puede contarse la mayoría de diferentes formas.

LG: Esa es la característica de este tipo de democracia en que creía la Unidad Popular. Mirando las cosas en perspectiva, mucha gente, pero no los de la Unidad Popular, sabían que iba a haber una confrontación, porque el marxismo, es lo que plantea Marx en El Manifiesto, ha establecido que las clases dominantes no entregan el poder sino por la fuerza. La Unidad Popular creyó que lo entregaban democráticamente a través de unas elecciones; pero los que no estaban de acuerdo con esa idea de la Unidad Popular, sabían que iba a haber una confrontación a medida que se avanzara en el proyecto de ir construyendo una sociedad socialista (en los términos de Allende) que era precisamente el presidente de esa organización; esos sectores sabían que iba a haber una confrontación y por eso trabajaban y querían que se armara el pueblo; la Unidad Popular siempre se negó, porque no creyeron que fuera a haber confrontación.

Estudiante: Hay que diferenciar dos partes, me parece a mí: una son los dirigentes, que saben hacia dónde van las cosas; pero me parece que cuando usted se refiere a la Unidad Popular, piensa es en la base.

LG: Me refiero a Allende y a todos los dirigentes de la Unidad Popular, del partido de Allende, y del Partido Comunista; ellos estaban convencidos de que iba a haber por fin una revolución democrática en libertad. Lo que ocurrió fue la demostración de que la democracia no es democrática; es democrática solamente cuando la están manejando las clases dominantes, si es el pueblo el que quiere usar la democracia para construir una sociedad como quiere, no es posible; y es lo que plantea Marx en El Manifiesto.

Efectivamente, éste es un documental con todo el sesgo, con toda la intención, es hecho para eso, para mostrar la otra cara, la otra información, la del lado opuesto, que es la que los jóvenes chilenos no han conocido, porque lo que lo que han tenido es la versión oficial. La historia siempre se escribe desde hoy; los criterios con que se hace historia son los criterios de hoy, de las necesidades de hoy y de las contradicciones de hoy; por lo tanto, mañana, si cambian esos criterios, si cambian esas necesidades, la historia se rescribirá; es decir, la historia no es neutral, no hay tal que la historia sean los hechos tal como pasaron; siempre es una reinterpretación que se hace del pasado en términos de la situación y de las necesidades del presente. Sin embargo, algunos sostienen la idea de que la historia debe presentar ambas posiciones, o las distintas posiciones, cuando son más de dos; pero no es lo que ocurre, nunca ha ocurrido y difícilmente va a ocurrir, porque operan, —un término que ahora está de moda en antropología—, las “políticas de la memoria” y, por lo tanto, las políticas del olvido; es decir, ¿qué es lo que se recuerda y qué lo que se olvida en un momento determinado y por determinada gente?

La película de Guzmán a la cual se hace referencia en la que vimos, que es "La Batalla de Chile", filmada antes del golpe de Pinochet, lo que quiere mostrar es cómo participaba el pueblo en esos momentos, y cómo eran las relaciones del pueblo con la Unidad Popular y con el gobierno, es decir, con Allende; y también con los enemigos de Allende, con los derechistas.

En esos procesos de reelaboración de la historia y de rescribir la historia se dan casos que, incluso, tienen que ver con personas; personas que en un momento determinado son condenadas, sobre todo por razones de tipo político, y que en un período posterior son reivindicadas, rehabilitadas, como se decía en los países socialistas. Es a lo que se refirió Fidel Castro en su discurso, cuando lo juzgaron y condenaron por su participación en el levantamiento del Cuartel Moncada: “condenadme, no importa, la historia me absolverá”; es decir, si en ese momento era culpable y era condenado, sabía que en otro momento, cuando él y quienes seguían sus ideales estuvieran el poder, dejaría de ser un condenado y sería absuelto y reivindicado.

En los países socialistas pasaba esto con frecuencia con muchos personajes; en un momento determinado, en medio de toda esa lucha de ideas y de intereses que se daba, quedaban en minoría y eran condenados o criticados; en la Unión Soviética, además, eran fusilados o enviados a Siberia; en China, en cambio, se les daba la oportunidad de reeducarse ideológicamente, aunque eso no ocurrió; el tiempo mostró que no había reeducación. Luego, en un período posterior, fueron rehabilitados; es el caso, de Teng Tsiao-Ping, quien condujo a China por el camino del capitalismo; dos veces fue condenado, criticado, destituido, apartado de toda posibilidad de dirección tanto del estado como del gobierno y dos veces fue de nuevo reivindicado.

Lado B

Se convirtió en el dirigente que condenó y eliminó a quienes lo habían condenado y eliminado a él cuando tenían el poder. Esas situaciones, en ocasiones adquirían ciertas manifestaciones un poco caricaturescas; por ejemplo, cuando se fundó la República Popular China, en 1949, en la tribuna de Tienanmen, al lado de Mao Tse-Tung estaban los otros dirigentes del partido de ese tiempo, allí estaban Liu Shao-shi, Teng Tsiao-ping, Chou En-lai y los demás. Durante la década del 60, cuando empezó la lucha contra las ideas revisionistas, es decir contra las ideas burguesas en el seno del partido, esa foto fue retocada y se taparon las figuras de esos personajes; la foto seguía circulando, pero Liu Shao Chi, primero, y luego los otros y, ya en el año 75, Chou En Lai, fueron borrados; luego, una vez que Mao y los seguidores de Mao fueron derrocados, volvieron a aparecer las figuras de esos personajes a medida que fueron siendo rehabilitados, algunos después de muertos, y ahora se tapaban otros; ¿eso, qué sentido tiene?

Pero hace visible otro fenómeno; hay personajes que jugaron un papel muy importante y sin embargo no se les reconoce, porque posteriormente cometieron una serie de errores, tomaron una serie de decisiones equivocadas a juicio de quienes tenían en ese momento el poder, y, entonces, borran toda su trayectoria. Todavía hace 10 años, en la Unión Soviética estaban rehabilitando gente que había caído, y algunos habían sido fusilados, en los años 20 y 30. Refiriéndose a personas, eso no tiene sentido; pero es claro que en esos procesos lo que se está rehabilitando son las ideas que en su momento tuvieron esos personajes; desde el punto de vista personal, excepto para sus familiares más inmediatos, no tiene sentido rehabilitar a alguien 60 años después.

Todo esto muestra el predominio de unas u otras ideas, que en un momento dado llevan a esos procesos de reelaboración, y que tienen su efecto, —como lo muestra la película, porque esa es su finalidad—, sobre las nuevas generaciones, que no conocieron los hechos, que no saben qué personajes figuraron ni qué papel jugaron. Entonces, desaparecen aquellos que han sido derrotados en esa lucha por el poder político e ideológico. Esa idea de que la historia es objetiva, que no hay sino una y que hay que buscar la verdad, es cuento. Además, si de eso se tratara, es imposible reproducir los hechos tal como fueron en el pasado; lo máximo que se puede tener son versiones o interpretaciones o recuerdos de quienes los vivieron; y, por lo tanto, todas ellas, en mayor o menor medida, en una u otra dirección, están sesgadas. En la película, la gente duda acerca de quienes son algunos de los personajes que aparecen en las fotos; sobre algunos, todo el mundo está de acuerdo en quienes son; pero hay una mujer que duda aun sobre sí misma.

Esos problemas de la memoria, que tienen relación con la política, pues la memoria tiene que ver con la historia, son importantes de analizar precisamente por eso, sobre todo para descartar esa idea de la historia que reconstruye los hechos como fueron, la realidad tal cual, o que las versiones de la gente dicen cómo fueron exactamente las cosas; como cuando se afirma que algo pasó de cierto modo porque alguien lo dijo así; la gente recuerda y olvida; la gente y las sociedades recuerdan y olvidan según con las circunstancias de hoy y de mañana y de ahí en adelante.

En los años 60 y 70 apareció en Colombia una corriente de la historia que se llamó la Nueva Historia, frente a la vieja historia, a la cual se denominaba la Historia Oficial. Hoy, ya la nueva historia es vieja; ahora los historiadores andan haciendo otra "más nueva" historia. Los famosos textos de Henao y Arrubla y otros historiadores, muchos de los cuales eran religiosos: sacerdotes, hermanos cristianos, jesuitas, con los que se enseñó la historia, que todo el mundo leía y que hasta los años 50 se consideraban como "La Historia de Colombia", fueron barridos cuando aparecieron los nuevos historiadores: Álvaro Tirado, otro Arrubla —pero ya no Henao y Arrubla sino Mario Arrubla, y muchos otros, toda una generación. Se decía que era nueva historia, pero, ¿cómo podía haber nueva historia si la historia es una sola? Era una nueva versión de lo que había pasado, de los acontecimientos, del papel de los distintos sectores sociales, de las causas de lo que había ocurrido en la historia de Colombia, que tuvo vigencia durante los años 60, 70 y 80.

A finales de los 80, y después de una década, esa nueva historia envejeció; ahora se retoma críticamente. En la actualidad se hace otra nueva historia, que ni siquiera es una nueva historia sino muchas nuevas historias, porque la orientación de moda es que toda historia es mera interpretación, que en ella no hay nada de verdad ni de un contenido de realidad y, entonces, toda interpretación y toda versión es válida; es decir, cada uno tiene su historia. En una discusión que había una vez en un foro con un profesor de historia acerca de lo que había ocurrido con la Revolución de Octubre en Rusia, en 1917, el profesor planteaba una visión y yo otra; en la discusión, dijo: “lo que sucede es que la suya es la versión oficial y tradicional, pero la mía es nueva”; el problema no consistía en si una era más o menos verdadera que la otra, si estaba más de acuerdo con lo que había ocurrido o no, sino que la suya fuera una versión nueva y, por lo tanto, más válida. Ahora, cada profesor de historia tiene la suya, porque todas son interpretaciones igualmente válidas.

Estudiante: A mí me parece que fue importante en la película, que señalen que lo sucedido no fue un naufragio sino un remezón, haciendo énfasis a los jóvenes de ahora en Chile que a pesar de que Pinochet, toda la clase dominante y los Estados Unidos hayan aplastado el movimiento, el socialismo aún está vigente, aún puede construirse, y ellos son los llamados a edificarlo; mensaje que también se extiende hacia los jóvenes de todas partes.

También en Colombia, porque aquí tampoco se muestra la historia de muchas cosas que han sucedido en el país, sino solamente la historia oficial, la versión estatal; no se conocen las causas, las razones por las cuales este país se encuentra en estas condiciones; y uno se ve tan abrumado y agotado, frente a la concepción de que la sociedad es así y no hay una oportunidad de que cambie, pues ya cayó el muro de Berlín, etc., etc., entonces, ya es el fin de la historia y Fukuyama triunfó. Es importante ese aspecto de la película que dice que apenas fue una batalla.

LG: Eso es lo que plantea el libro de Marx Vive. Múnera comienza diciendo que, cuando se plantea que Marx vive, hay que entender, no que se ha muerto y resucitado, sino que no ha muerto y está vigente porque las condiciones que dieron origen a su teoría todavía siguen existiendo y por lo tanto sus concepciones respondiendo a una necesidad.

Estudiante que no se entiende.

LG: Uno de los participantes en las discusiones sobre la "Batalla de Chile", que ubica lo que ocurrió en términos de un contexto internacional, dice que Pinochet dio el primer martillazo para el derrumbe del muro de Berlín, por lo tanto, para el derrumbe del socialismo; pero también Pinochet da, ya no un primer martillazo, sino que pone la primera piedra en la construcción de lo que es el neoliberalismo en el mundo. El primer país en donde las teorías neoliberales, que se habían desarrollado en el medio académico de algunas universidades norteamericanas, y que seguían circunscritas al medio académico, tuvieron la oportunidad, precisamente a través de la influencia norteamericana y de las empresas transnacionales, de ponerse en práctica por primera vez por parte de los que llamaban los "Chicago's boys", porque fue en la Universidad de Chicago en donde surgieron esas teorías; o sea, por parte de los asesores norteamericanos de la Universidad de Chicago y de los chilenos que iban a estudiar a la Universidad de Chicago y luego regresaban a dirigir en su país, —como ocurrió con el ministro de hacienda de casi todo el régimen de Pinochet, que era egresado de esa universidad. Entonces, Chile es el primer país en cuya economía se ponen en aplicación, en obra, esas teorías del neoliberalismo que surgieron en las universidades norteamericanas. Necesariamente, si seguimos a Marx, no solamente en lo que plantea en El Manifiesto sino también en lo que plantea después en La Ideología Alemana, esas condiciones económicas deben tener su correspondencia en el campo ideológico y, aunque hay algunas tímidas críticas de algunos posmodernistas al neoliberalismo, me parece que el posmodernismo es la forma de pensamiento que corresponde al neoliberalismo económico.

Por otra parte, ya se había mencionado, y la película lo retoma, es importante tener en cuenta el papel de las clases medias, especialmente la pequeña burguesía, una parte de la cual es la pequeña burguesía intelectual que se mueve en el medio académico universitario. Las clases medias en Chile tuvieron un papel importante en el derrocamiento del gobierno de Allende; el paro nacional que preparó su caída, realizado en octubre del año 72, fue fundamentalmente un paro de clases medias, financiado, como se ha venido a saber ahora por los documentos publicados en los Estados Unidos, por los grandes propietarios, las empresas transnacionales y la embajada norteamericana; quienes pararon fueron esas clases medias, los pequeños propietarios de camiones, los dueños de uno o dos camiones, los comerciantes, los profesionales, especialmente en el campo de salud y la ingeniería. En los barrios de clase media y alta salían las señoras con las ollas a hacer escándalo en las calles; ollas relucientes, por supuesto, porque las compraron para eso y, cuando no estaban relucientes, de todas formas las señoras nunca las habían tocado antes porque para eso tenían las empleadas del servicio.

De esas clases medias intelectuales, sobre todo, surgen esos teóricos como Max Neef, que vino aquí a contar las bondades de la gente desempleada que se rebusca y a decir que ese fenómeno era válido económicamente y que ese era el carácter de estas economías, economías de vendedores ambulantes, de recicladores; que esa es la economía que corresponde a países como el nuestro, y que, entonces, no se trata de fenómenos anormales, sino que está bien que sea así.

Son reflexiones que a uno se le ocurren, que pueden parecer muy mecánicas, que pueden ser equivocadas, porque a la larga es difícil saber si se trata de coincidencias o no; pero parece natural que del país en que se aplicaron esas doctrinas económicas por primera vez, hayan salido ideólogos nativos que andan predicando estas teorías.

El ministro de Pinochet fue derrocado porque luego los propios gringos comenzaron a criticarle su neoliberalismo; pero, al mismo tiempo, siguen pregonando para nuestros países lo que están criticando. Sin embargo, el bienestar que iba a traer, el nivel de vida que se iba a elevar, no se ven por ninguna parte. La prensa reconoce que ya el 55% de la población colombiana está en la pobreza, es decir, gente que no tiene lo necesario para vivir, y el gobierno define ese mínimo necesario para vivir en $160.000 mensuales, pese a que el DANE dice que la canasta familiar vale medio millón de pesos; por esta razón, prometen un subsidio; al menos eso es lo que dicen, que va a haber un plan para dar un subsidio a las mujeres —(hoy es el Día Internacional de la Mujer, que dejó de ser un día de lucha de las mujeres para volverse un acontecimiento social; invitaciones a comer, regalo de rosas por allá, correo de flores por aquí, Florence Thomas regañando a la directora de Impuestos Nacionales porque no quiere compartir el poder con ella, pues Keertzman dice “yo llegué a ser directora de la DIAN no por ser mujer sino por mis méritos”, y Florence responde: “lo que pasa es que como usted está en el poder, no lo quiere compartir con las otras mujeres, por eso se opone a la ley que ordena que la tercera parte de los funcionarios deben ser mujeres”). Dicen que se lo van a dar a las mujeres porque, si se lo dan a los hombres, entonces no le aprovecha a la familia porque los hombres se lo beben y se lo juegan; dicen que les van a dar como 80.000 pesos; o sea que ahora van a ser medio pobres.

Esas son las consecuencias en un país donde dicen que el neoliberalismo no se ha aplicado, que es todo el debate que hubo hace un mes y que vino a dar Samper con Gaviria; se está discutiendo sobre la apertura económica, que es como se llama el neoliberalismo aquí; y dicen que nunca se aplicó plenamente porque Samper no dejó; que, como ministro, Samper le negó a Gaviria la posibilidad de aplicarlo plenamente; pero, aún a medias, no es ningún reto; en Chile calculaban que el nivel de pobreza era como el 60% de la población.

Estudiante: En su lectura, Caycedo habla de la conformación del sujeto histórico transformador; y le atribuye dos cosas: la parte socio-popular y la militar. Dice que va a explicar desde su punto de vista la situación del país y habla de una parte militar del sujeto histórico, que es muy importante para su misión transformadora. Sin embargo, eso no es lo que yo veo en el país; yo veo a la guerrilla como un ente absolutamente ajeno al pueblo y que más lo perjudica que lo ayuda.

LG: De todas maneras Caycedo anota, y yo no estoy de acuerdo con lo que dice a ese respecto, que aquí, por las condiciones específicas del país, ha habido un engrandecimiento excesivo de ese aspecto militar y un debilitamiento de la conformación y organización política de esos sujetos y agrega que ese desequilibrio es negativo y que hay que trabajar para superarlo; o sea, que hay que hacer avanzar también el aspecto de organización política. Yo no estoy de acuerdo con eso; ambos factores están conectados; no se trata de que una cosa se haya hipertrofiado y que la otra se ha atrofiado; sino que la forma como la una se ha hipertrofiado es lo que decide que la organización política, concretamente el Partido Comunista, se haya atrofiado. Pero también hay otras razones; porque si el Partido Comunista es el enemigo de la burguesía y encabeza la lucha del pueblo contra ella, ¿cómo se explica que se muera quien fue secretario de ese partido durante toda su vida y lo velen en el capitolio nacional?; no faltó sino que Pastrana fuera al entierro, pero estuvo cerca.

Estudiante: También se dio una imagen muy ridícula y medio triste: Marulanda con una cachucha de American On Line; ese man, cuarenta años echando plomo ¿para llegar a eso?

LG: No, no era una cachucha de American On Line; el hecho de que la tuviera puesta el presidente emérito, no el presidente en ejercicio de American On Line, no hace que sea una cachucha de American On Line.

Estudiante: Hay una cosa muy significativa: ningún grupo económico en el país había podido traer a los cacaos de la economía norteamericana ni al presidente de la bolsa de Nueva York, y sí vinieron a la zona de distensión, ¿cuál es el cuento?, ¿a qué están jugando?

LG: Sí pudieron; el presidente de la bolsa norteamericana estuvo hablando con Marulanda después de una reunión que los grandes cacaos de la industria, la banca y la bolsa norteamericana hicieron en Cartagena; luego se devolvieron para el Caguán. Pero lo que hay que ver es a qué vienen esos contactos con los capitalistas norteamericanos y a qué viene esta gira que hubo por Suecia y Noruega. Contaba la prensa, no se sabe si será verdad, que cuando se reunieron con los sindicatos noruegos, después de que las FARC hicieron una exposición sobre lo que pasa en Colombia, los dirigentes de las centrales sindicales noruegas les dijeron, “ustedes están muy bien; nos dicen que hay cinco familias que son las dueñas de todo en Colombia, aquí en Noruega es una sola; ustedes están muy bien”. Entonces, ¿cómo es esa cosa?

CASETE 15
MIÉRCOLES, MARZO 8 DE 2000



Lado A

Héctor León Moncayo: “Las clases sociales: fenomenología e historicidad”.

Leopoldo Múnera Ruiz: "Actores y clases sociales".

Jaime Caicedo Turriago: El sujeto histórico y su complejidad".

En Noruega se da una concentración de la propiedad cinco veces mayor que la de aquí. En Suecia no les dijeron exactamente lo mismo, pero les informaron que “todo el poder económico, político y social está concentrado en mil personas"; es posible que mil personas sean efectivamente una, dos o tres familias. En España, qué podrían aprender con semejante régimen de derecha, anticomunista a morir. O las FARC están muy confundidas o es que creen que hay que confundir a la gente. No se entiende cómo va Raúl Reyes a llorar allá cuando matan a un concejal en el atentado de la ETA, y a decir que "aquí a la gente sí le duelen sus muertos; en Colombia se mueren miles de personas y corre la sangre y a nadie le importa; a los ricos sólo les interesa cuando cae uno de ellos". Entonces, qué son todas esas manifestaciones que ha habido en Colombia, y no solamente las recientes, sino las que hubo cuando mataron a los candidatos de la Unidad Popular y el M-19 a la presidencia. ¿En qué país viven los de las FARC?, ¿será que por estar en el monte no saben lo que pasa en el resto del país? ¿O será que por estar en el monte no saben que ellos mismos son parte de quienes producen esas muertes?

Estudiante: Hay una cosa en la lectura que es bien complicada en Colombia y es el problema de la representatividad; aquí tenemos tres actores más o menos bien definidos en conflicto; cada uno reivindica para sí, ser representante del pueblo y de los intereses de los colombianos; la guerrilla habla de que ellos son los que representan el pueblo colombiano, pero al mismo tiempo lo matan como para ir disminuyendo el problema; por otro lado, el Estado reclama para sí la representación legal y se basa en el sistema de elecciones y el sistema representativo y con eso ya se consideran la representación del pueblo colombiano y de la gente de bien; cuando Carlos Castaño habla, es impresionante la facilidad con que asume que los colombianos son la gente que pueden tener sus hijos estudiando en el exterior; y sigue haciendo todo lo que "hace" por los colombianos. ¿La representatividad se gana, o uno la tiene y la entrega o la enajena, o ellos se la adjudican o qué?

LG: Pues esa es la base del sistema representativo. Es una enajenación de la gente. El sistema representativo lo que hace es reemplazar a la gente por sus representantes, y si usted no tiene ninguna incidencia en los procesos de elaboración de las listas electorales y de nombramiento de los candidatos, tan autoatribuida es la representación de los políticos del Estado como la de los otros.

Desde el punto de vista de las guerrillas, en Colombia no hay sino dos actores: el Estado con sus dos ejércitos, el militar y el paramilitar, y el pueblo con sus dos ejércitos que, según las noticias, se están dando bala entre ellos en Antioquia por el control territorial; se dice que el ELN declaró objetivo militar a las FARC porque les cogieron un pedazo de carretera que era de ellos y parece que ya hubo dos muertos. No es la primera vez que ocurre: hace mes y medio, las FARC entraron a un barrio de Barranca y masacraron a doce militantes del EPL con el mismo argumento. Ahora, ¿cuál es su poder real en las regiones? Hay un trabajo de Eduardo Jaramillo, un profesor de sociología, que muestra cuál es, según su investigación, la relación de las FARC con el pueblo en Caquetá y Putumayo, en plena selva; dice que allá las FARC son realmente un poder popular aceptado por la gente

Estudiante: No entendí muy bien cómo es lo del sujeto histórico.

LG: La discusión que hay es si Marx en su caracterización o descripción del sujeto histórico retomó las concepciones de la fenomenología de Hegel. Al parecer, Moncayo y Múnera están de acuerdo en que no; pero Moncayo sí expone cuál es la concepción fenomenológica de Hegel acerca del sujeto histórico. Realmente el sujeto histórico, en Hegel, no es un sujeto, es un medio, un vehículo de la Idea Absoluta; esquematizando, la idea de Hegel es que lo que existe inicialmente, el primer principio, es la Idea Absoluta. Ésta se enajena, asumiendo y dando origen a formas de existencia históricas, es decir, la historia es la enajenación de la Idea Absoluta que se materializa, que asume formas concretas de realidad; y es histórica porque se va desarrollando, va produciendo nuevas formas. En la Idea Absoluta están contenidas todas las formas de la historia Entonces, el transcurso de la historia es el desarrollo de la enajenación de la Idea Absoluta, incluyendo la historia natural.

Aparece el hombre pensante, que es el sujeto a través del cual esas formas históricas de existencia de la Idea Absoluta existen. La historia, en este caso, es fundamentalmente la historia humana, la historia del hombre; pero este hombre piensa sobre la historia y sobre las formas de existencia que la Idea Absoluta está cobrando. Pensar es transformar esa realidad en ideas; es decir, el proceso de pensamiento del hombre, el proceso de conocimiento que el hombre ejerce sobre la realidad, va desenajenando la idea, va convirtiéndola de nuevo, de formas materiales históricamente existentes, en ideas.

Cuando termine la historia, es decir, cuando se hayan desarrollado todas las formas que estaban contenidas en la Idea Absoluta, —y para Hegel eso ocurre con el capitalismo; fue el primero en plantear que el capitalismo es el fin del la historia, pese a que el capitalismo apenas estaba en sus umbrales; claro que no lo planteó directamente así, pero sí que el Estado capitalista es la forma última de desarrollo de la idea de Estado—, entonces, si ya no hay más formas, si ya han existido todas, el hombre puede llegar a conocer la totalidad de la historia; es decir, el hombre puede llegar a conocer la totalidad de las formas históricas de existencia de la Idea Absoluta. En el momento en que conoce la totalidad, este conjunto de ideas, referidas cada una de ellas a un aspecto particular de la totalidad, se convierte de nuevo en Idea Absoluta. Y es el hombre quien hace eso; esa es la teoría de Hegel acerca del hombre como sujeto histórico, Las formas de existencia histórica de la Idea Absoluta son lo que Hegel llama fenómeno; el estudio de esas formas históricas, materiales, realmente existentes como formas de enajenación de la Idea Absoluta, constituye la fenomenología de Hegel.

Moncayo concluye: “Marx está lejos de hacer aceptado esa concepción de Hegel”.

Estudiante: ¿El sujeto histórico del que habla aquí es el mismo del que hablan Jaime Caycedo y Leopoldo Múnera cuando se refieren al sujeto? Según lo que yo entendí, el sujeto al que ellos se referían era a esa fuerza revolucionaria, pero no a la persona, a la que creo que tomaban como un objeto, como el objeto de la revolución.

LG: Uno de los temas que ellos discuten es el de la relación individuo-sociedad. Una de las cosas que esos dos autores están criticando es que se da una interpretación de la idea de sujeto histórico, que para ellos no es la de Marx, que lo concibe como individuo; y que cuando habla de las clases sociales como sujeto histórico, las ve solamente como agregados de individuos, como simples sumatorias de individuos, que no tienen ninguna otra relación entre sí más que la que les da ese carácter de pertenecer a las clases. Lo que están criticando ellos, especialmente Moncayo, es esa visión; él plantea que la visión de Marx es absolutamente contraria a la idea de un sujeto histórico individual. Pero va más allá y critica la idea del sujeto histórico de Marx; asegura que una de la fallas de Marx fue su teoría de sujeto histórico, es decir, de la existencia de grupos dotados de voluntad y de conciencia que, acordes con ellas, hacen la historia. Moncayo hace esa crítica a Marx, mientras los otros dos retoman a Marx y lo defienden; Múnera, incluso, critica directamente a Moncayo.

Yo no sabría decirles si el sujeto histórico del que hablo es, entonces, el mismo, porque todos tenemos una interpretación distinta; en todo caso, no estoy de acuerdo con la conclusión de Moncayo, pero tampoco comparto el análisis que hace Múnera. El sujeto histórico, de todas maneras, no son los individuos; la concepción del sujeto histórico como individuos, es la concepción de la ideología burguesa, es la idea del papel de los grandes hombres como creadores de la historia.

En mi libro sobre Morgan hay un capítulo dedicado a exponer de fondo lo que yo pienso sobre ese tema. En ese libro menciono un marxista ruso, Jorge Plejanov, que escribió un texto que se llama El papel del individuo en la historia. En uno de sus escritos, Dialéctica de la Naturaleza, Federico Engels plantea cómo la historia es, al mismo tiempo, la de todos los individuos que conforman la sociedad en un momento determinado, pero la resultante de esas acciones individuales es mucho más que la sumatoria de ellas, acercándose mucho a la concepción de la física y la mecánica sobre la resultante de un sistema de fuerzas. De todas maneras, detrás de esos grupos, sean clases o movimientos sociales, lo que se mueve y actúa son individuos, así esos individuos no actúen como individualidades; —si los psicólogos tienen razón acerca de la llamada psicología de masas, una gran parte de la psicología y de la personalidad individual se pierden o se debilitan cuando se actúa en el interior de esos grandes conjuntos; pero son personas quienes están o no participando.

De la acción de esos miles y millones de personas que actúan y toman decisiones y realizan cosas a nivel individual resultan las fuerzas que mueven la historia en una u otra dirección; y eso no ocurre sólo con los grandes acontecimientos, ocurre también en la vida cotidiana. Este curso es un grupo; están ustedes y estoy yo; hay un grupo, un conjunto. Cada uno, durante todo el día de hoy, ha seguido un camino específico, particular e individual, hasta llegar aquí, caminos que se podrían reconstruir si se hace una retrospectiva: por qué escalera subió cada uno, qué hizo antes de llegar aquí, qué clase tuvo en la hora anterior, de dónde vino, por dónde vino. Al final, todo confluye en que esta clase se pueda hacer.

Algunos no vinieron, unos llegan tarde, otros se van temprano; sin embargo, es un grupo que actúa como grupo durante las dos horas que dura la clase, con una serie de normas, de prescripciones, de reglas del juego; pero, aún así, cada uno está de una manera particular; ustedes no se ven, pero yo sí los veo, y no hay dos que estén aquí exactamente de la misma manera, cada uno está de acuerdo con su personalidad, con su interés, con el resto de su vida. Alguno puede estar preocupado pensando en un problema que tiene, en lo que va a hacer apenas termine la clase y pueda salir corriendo; yo también estoy pensando en lo que voy a hacer después. Además, cada uno está recogiendo lo que yo digo y lo que sus compañeros dicen de manera distinta, y cada quien lo está entendiendo a su manera, de acuerdo con su formación, con sus perspectivas, con su interés. De acuerdo con sus hábitos físicos, no hay dos que estén sentados de la misma manera. Uno los va conociendo; ya sabe que, en clase, Ana Lucía nunca pone los pies en el suelo, pero unas veces está como hoy, otras veces está sentada ahí con los pies en flor de loto, etc.; algunos se sostienen la cabeza con la mano; en fin, una gran variedad. Cada individualidad, las peculiaridades personales, juegan un papel; pero, aún así, todo eso confluye en que estamos aquí, en el curso, durante dos horas; hay una resultante.

Lo mismo ocurre con los grandes fenómenos históricos. Cuando se hace un llamado a un paro, por ejemplo, que haya paro o no es una resultante de todas las fuerzas individuales, de la decisión que cada persona tomó: participo o no participo, participo quedándome en la casa o participo yendo a las actividades programadas; nadie sabe de antemano si un paro va a resultar o no, nadie puede predecir cuántas personas va a parar; puede que ni siquiera haya paro, pese a que lo citaron, lo prepararon, y se esperaba que, dadas las condiciones, la organización y otros factores, fuera efectivo, porque a la hora de parar, lo que cuenta es la decisión personal que cada uno tome, decisión que, por supuesto, no es absolutamente autónoma, tiene una serie de condicionamientos sociales, se da en un determinado marco, hay fuerzas que la mueven en una u otra dirección; pero, finalmente la decisión es de cada uno; si hay muchísimos que decidieron sí, hay paro; si la enorme mayoría, cada uno en su casa, en su fuero interno, dijo no, no hay o tiene muy poca fuerza. A veces resultan cosas que no estaban previstas; a veces los mismos dirigentes tienen que decir: “sí hubo paro, fue un éxito, pero se nos salió de las manos”, porque la gente decide hacer cosas que no estaban planificadas por los que organizaron, porque hay muchos factores aleatorios y las respuestas de la gente frente a los hechos que van ocurriendo y que nadie había previsto son también imprevisibles.

Es un problema cuando se considera que lo único y lo básico es solamente el individuo, bien sea aislado, bien sea solamente como una sumatoria;, porque, entonces, los procesos de relación entre la gente, los procesos de organización de la gente, no son tenidos en cuenta; no se considera cómo los individuos son más que individuos, y en buena parte esa diferencia la da la organización de la gente. Lo que dice Moncayo es que los individuos no cuentan y que no hay sujeto histórico en la medida en que las fuerzas históricas son objetivas.

Según el texto de Moncayo, parecería que la subjetividad no tiene ningún papel. Las determinaciones de las clases sociales son objetivas, no dependen de la subjetividad; dicho de una manera muy esquemática, se pertenece a una clase social aunque no se sepa y aunque no se quiera, porque eso no depende del saber ni del querer. Sin embargo, ese planteamiento tiene sus problemas, sobre todo cuando se trata de la diferencia entre la clase en sí y la clase para sí; Marx considera que hay gente que pertenece a una clase social por su posición económica y, en ciertos momentos, se pasa a otra; en los momentos de revolución, en los momentos de crisis, hay gente de las clases dominantes o de la pequeña burguesía que se pasa al proletariado; pero ese paso no consiste en que entrega sus fábricas o entrega su plata.

Engels era un industrial y nunca entregó su fábrica; si lo hubiera hecho, probablemente ninguna de las cosas que escribió Marx se hubiera podido hacer, porque Marx vivía en buena medida de la plata que Engels le mandaba y, ocasionalmente, de la venta de algunos artículos para periódicos. El Capital, entonces, se escribió gracias a la plusvalía que Engels extraía a sus obreros. Cuando estaba escribiendo algunos capítulos de El Capital, Marx le escribía a Engels diciéndole que no entendía cómo funcionaban algunas cosas, y pidiéndole que, como él tenía fábrica, maquinaria y trabajadores, le explicara cómo funcionaban esas cosas, porque no se le ocurría. Claro, encerrado estudiando en la biblioteca de Londres, no se le podía ocurrir cómo funcionan las máquinas en una fábrica.

En ese proceso de paso de la clase en sí a clase para sí, se da la posibilidad de que gente que tiene una situación de clase objetiva, determinada por el lugar específico que ocupa en el sistema económico, se pase a otra clase social por su conciencia de clase. El marxismo, así lo dicen Marx y Engels, es la ideología del proletariado, pero ni Marx ni Engels eran proletarios. Moncayo no va a aceptar esa idea, considera que eso es voluntarismo, que es incurrir en concepciones subjetivistas.

Estudiante: ¿El actor que se enfrenta con la burguesía que enuncia Caycedo es el mismo actor que enuncia Múnera? Porque Múnera dice “la noción de actor implica una representación en el escenario social y tiene mucho de colectivo, la noción de actor viene del teatro y del teatro colectivo, y de ese teatro que se fue formando popularmente en el medioevo en Europa, no viene la noción de sujeto" (p. 266, Marx Vive).

LG: Hay una diferenciación entre sujeto y actor; un sujeto histórico no es homogéneo ni es necesariamente una totalidad, sino que, en cuanto su conciencia y su forma de organización, puede constituir una diversidad; es más, que no necesariamente el sujeto histórico coincide con la clase.

Lado B

Cuando se hablaba hace un rato de los actores del conflicto en Colombia, hay que tener en cuenta que es posible que esos sean los actores; pero los sectores de clase que se enfrentan no son esos. Pero es difícil absolver preguntas del tipo: ¿lo que llama Múnera actor es lo mismo que llama actor Jaime Caycedo?

Estudiante: Caycedo no nombra el actor que se enfrenta con la burguesía, no da una claridad.

LG: En esa cita específica, lo que el llama actor no está especificado.

Estudiante: Pero entonces, al leer a Múnera, como que no encaja muy bien eso.

Estudiante: Aunque eso tiene que ver con un sujeto que hace pública una acción; o sea, no es actor hasta que no haga pública una acción, se pone en escena, y los demás lo reconocen como actor en el momento en que realiza acciones y las hace públicas.

LG: Precisamente eso es lo que hacen Marx y Engels en El Manifiesto Comunista. Comienzan diciendo que hay un fantasma que recorre a Europa, y lo que se proponen con El Manifiesto es que el comunismo deje de ser un fantasma y se convierta en un actor, que aparezca y diga cuáles son sus objetivos y propósitos; es decir, que el comunismo deje de ser fantasma.

Estudiante: Múnera plantea que la concepción de Marx sobre la lucha de clases y el potencial que hay en el proletariado para cambiar la historia es un mito, que es el dinamiza, que da fuerza. No entiendo bien cómo es el papel de ese mito que Múnera considera positivo.

LG: Tampoco entiendo cuál es el concepto de mito en Múnera y él no lo explica; puedo estar equivocado, pero me parece que lo que implica es que esos tres elementos que Marx plantea no son necesarios ni objetivos; pero eso puede ser una visión muy antropológica del mito.

Estudiante: Respecto de lo que Moncayo plantea sobre el paso de el en sí al para sí, yo entendí una cosa diferente a la que entendió usted; a mí no me parece que él lo tilde como voluntarismo ni nada de eso; me parece más bien que él considera que no es de una vez sino de manera gradual que el en sí se va volviendo el para sí. Y cada vez va aumentando; él dice que la formas de expresión se van volviendo la esencia

LG: En el marxismo, por lo menos en Lenin y todos los marxistas ortodoxos, —en Marx también, pero en Moncayo no—, el paso de la clase en sí a la clase para sí se da cuando se toma conciencia de clase; pero Moncayo, inclusive, pone entre comillas el término de conciencia de clase; dice que esa es la visión subjetivista, porque la conciencia sólo puede tomarse en el nivel individual, así la tomen grupos grandes de personas. Para él, el paso de la clase en sí a la clase para sí se da cuando la clase se organiza, es decir, cuando se manifiesta como tal clase, cuando deja de ser simplemente un hecho de la realidad y se convierte en un actor de esa realidad; esa acciones están determinadas. Para Moncayo, el paso de la clase en sí a la clase para sí se da cuando la clase empieza a actuar como tal en una escala cada vez más amplia y en las formas más variadas.

En todas las otras concepciones del marxismo, ese paso, que se da paralelo con el de actuar, es la toma de conciencia de clase; es el captar: 1) su papel en ese modo de producción; 2) su posibilidad o su potencialidad; o sea, qué papel le cabe en el sistema económico, pero también qué papel le corresponde para transformar el sistema económico; y 3) los caminos para hacerlo. Pareciera ser, en Moncayo, que espontáneamente, movida sólo por su situación objetiva como una determinada clase en ese sistema social, la gente empieza a actuar de acuerdo con esa situación; y el proletariado, por lo tanto, a actuar para cambiarla.

Moncayo critica, no abierta ni explícitamente, algo que es importante en Múnera y sobre todo en Caycedo, el partido; que es una idea de Lenin, aunque ya en El Manifiesto Comunista Marx y Engels hablan del partido comunista; pero la concepción que ellos tienen es muy distinta de lo que se llama partido leninista o la concepción leninista del partido. Lo que plantea Moncayo se parece mucho más a lo que fueron los soviets en Rusia a partir de los primeros años de este siglo, organizaciones de los trabajadores en sus fábricas; estos soviets encabezaron la revolución derrotada en 1905 y a su nombre se hizo la Revolución de Octubre en el 17. Luego, los soviets fueron transformados en un parlamento, imitación del parlamento burgués. La Unión Soviética se llamaba así porque era el país de los soviets, pero al final ya no los había; había un parlamento que se llamaba Soviet Supremo de la URSS, pero no era un soviet, era una corporación elegida en votaciones y no una organización directa de los trabajadores, como fueron los soviets en sus orígenes y como lo fueron hasta poco después de la toma del poder en la revolución de Octubre.

En ese período no había un partido que sirviera de intermediario; los trabajadores, el proletariado, se organizaba directamente teniendo como base lo que lo define como tal, su papel en la producción, y, por lo tanto, se organizaban en la producción, en las empresas; ahí los distintos partidos jugaban un papel por la influencia que tuvieran entre los miembros de los soviets. En el momento de la toma del poder en el 17, Lenin plantea la consigna: "Todo el poder para los soviets", esa es la guía para la revolución. Un año después, todo el poder es para el Partido Bolchevique. Ahí hubo un cambio, que es el que Moncayo está criticando. Inicialmente, el ideólogo de los soviets es Trotsky, y Moncayo, al parecer, es trotskista; entonces, toda esa crítica que hace es una crítica que tiene un contenido, un objetivo y una dirección política en el mundo de hoy, en la situación de hoy; y los trotskistas no son leninistas; en cambio, Jaime Caycedo sí lo es, o por lo menos así se plantea; no se sabe cuál será la posición de Múnera.
 
 
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