Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
LOS CAMINOS DEL AGUA. Tradición oral de los Raizales de la Sabana de Bogotá
LOS MOJANES







Los Mojanes
Riquezas Vivas
Creando Tunjos y encantos
Casas de Agua y lagunas bravas
Las serpientes Madre del Agua



Para este momento, Doña Natividad está muy lejos, concentrada debajo de su ruana, bajo tierra; hay que irse con ella bastante lejos, con los encantos, de los que me prevenía en vida a cada pregunta sobre Mojanes “Caaállese.! ... cáaallese...! que se nos van a venir las brujas esta noche!”. Su temor no era infundado, cada palabra mía o de otro, podía atraer fuerzas incontrolables. Aunque mirar el pasado es mirar hacia el presente, y por eso hasta nombrarlo puede ser peligroso, tampoco está lo suficientemente cerca como para detallarlo tal cual era para los abuelos.

“Es que nosotros estamos muy lejos y ya no alcanzamos a ver...”
Bertilda Cuenca, Suba

Para acercarse al pasado que ya no se ve, hay que volver a la Tierra, y verificar en ella los caminos de la historia. La tierra es un organismo vivo, donde los mundos o niveles, son caminos en redes laberínticas entre lo seco y lo acuático en todas sus versiones: fluvial, gaseosa, pluvial, lacustre, que están adentro (canales y túneles), o fuera (bosques, nacimientos, nubes). Mas que arriba o abajo, o el lugar estático de un personaje, los encantos son el discurrir del agua en todas sus posibilidades, en ascenso y descenso de las cimas de los cerros hasta el mar, como de la superficie a las profundidades. En círculo, se adentran los caminos unos dentro de otros, incluyendo el cuerpo de la gente, animales y plantas, pues ellos también tienen agua y movimiento, el que impone la luna con sus caras. Los encantos son redes ecológicas que intercambian especie y materia: a veces oro, maíz, o agua, a veces minerales, a veces orgánicas; también varían de fenómeno de tormentas (lluvia, viento, granizo), a movimiento de rocas y árboles, temblores y Crecientes. Gracias a las mutaciones que sufren, los encantos son al mismo tiempo caminos y sus viajeros, guardianes y hacedores, y cada grupo de ellos corresponde a un lugar de las aguas en viaje entre los cerros y el mar. Son una red, los mismos y diferentes, complementarios y opuestos, disgregados y sintetizados, unos y diversos, que dan saltos entre ellos para existir. La narración procura combinar las mutaciones de la materia, y las redes ecológicas concretas (picos, cañadas, lagunas o humedales). La red es pues un sistema de especiación, de dependientes, mutadores y viajeros.

La palabra encantos es española, y fue la manera genérica que los Conquistadores usaron para llamar a todos los seres y dioses del mundo indígena en las Américas, desde Mesoamérica, a los Andes y la Amazonía. Están refuncionalizados con personajes cristianos, pero mantienen las prácticas y movimientos de antiguos fenómenos amerinidios.


Riquezas vivas


Los encantos están formados por Riquezas Viva (esmeraldas, oro, plata, sal bija y carbón), materias que están en lo profundo de las Montañas de Agua, que se condensan y los forman, quedando como semillas de las especies de determinado cerro o cordillera. También podían ser moldeados por indígenas que al enterrarlos o anegarlos adquirían la vida encantada. Por último podían ser seres de los seco encantados por los Mojanes y serpientes, un becerro o un venado de gran tamaño eran ahogados sin morir, vivo pero encantado, ahogado pero vivo, dicen los Raizales expresando la dificultad de explicar esa otra condición vital. De cualquier forma pasaban a ser la fauna encantada que le pertenecía al Moján de cada cerro y cordillera, sintetizados a su cuerpo, logrando expandirse o condensarse dependiendo de las estaciones. Aunque Teodomiro nunca lo especificó así, son como semillas de las especies (orgánicas o inorgánicas), pues de matar al encanto, matabas todos sus símiles y al agua. Las Riquezas Vivas comparten lo fresco con el maíz, las habas, las frutas, el tabaco, las verduras de travesía y el marrano, que son las especies preferidas por los Mojanes, y aunque es posible que hayan otras riquezas minerales o orgánicas, se ha opacado particularmente por la materia oro-maíz-agua, que son los que más mutan entre sí. La materia encantada del oro-maíz-agua esta en los huesos de los muertos, por lo que acumular riqueza no solo sería acumular alimento, sino huesos de los antepasados. De estar en los huesos de los vivos, encantarse sería expandir a todo el cuerpo una materia que ya se tiene, pero son hipótesis sin comprobación.

La mutación es el cambio visible de las formas (especies) o de sus materias, depende del capricho de los Mojanes, por lo que las llaman apariciones, figuraciones, apariencias o visiones aunque sean transformaciones materiales totales, pero no se pueden comprobar pues no solo no se dejan atrapar, sino que aún y ya inmóviles son peligrosamente frías, enferman los huesos o asesinan con un frío de muerto poderoso. En lo seco, o por contacto con sal bautismal, toda mutación se detiene, las riquezas se desembravan o desencantan, pierden lo fresco volviéndose oro inmóvil corriente o piedras, pero mientras estén vivas se moverán, defenderán y mutarán para no ser tocadas, bautizadas y para reproducirse y existir1. La sal bautismal es la inmovilidad, la no-mutación, la individualización, el aislamiento de los seres de la red general del agua, además de la incapacidad de las personas para verla. Por eso los Mojanes al encantar a la gente, le levantan los sellos bautismales y las personas olvidan quienes son, pues entran a formar parte de lo antiguo del cuerpo total de la tierra. A los saltos de una especie a otra les llamé figuras-reflejo, como el salto de chorotes, gallinas, y otros encantos menores a serpientes negras; o al salto de todos los encantos a la Madre del Agua.

Son tres las características que toman al crearse los encantos: la bravura, la antigüedad y la mutación. La bravura es la actitud de creación y defensa territorial frente a lo seco, lo no fresco, lo bautizado y las tecnologías que producen sequía. Con la bravura hacen cumplir normas de equidad y justicia, castigan los excesos, forman territorios fugaces cíclicos, en el cielo o en la tierra, en eroticidad y se defienden con tormentas poderosas. También con la bravura las lagunas pueden esconderse en las profundidades, lejos de la vista de las multitudes que la ojean, como ocurre con Iguaque (Arango, Trejos, Lagos, 2000).

Hay también muchos hoyos, por todos lados, eso es muy peligroso. Una vez a unos vecinos se les cayó un buey y no lo pudieron sacar. Entonces metieron a un indio para que lo amarrara, pero el buey estaba encantado y no se pudo.

/Por qué encantado?

Porque se embraveció, no se dejaba agarrar. Estaba vivo pero encantado.

/Qué significa encantado?

Encantado es la riqueza que no deja pasar a nadie. Cierra las puertas y no deja arrimar. Si lo van a coger se arma una tempestad, fuertísimo, es para que no lo cojan.” Doña Vicenta Román, Cota.

“(Las trombas) lo hacen cuando se quieren bajar al río y como van a dar al mar ya no vuelven por aquí. Eso ha pasado con los que se han ido al Salto, el más hondo que hay (y hace con los brazos la cuenca del Salto). Al fondo hay laguna, por ahí se sale es al mar. Esos Mojanes son muy ricos, pero mucha riqueza.” ... “ Ya el propio se está en el mar. Le gusta la visibilidad y todo en el mar... y en el mar y en el río topa qué comer... tienen por dónde nadar.” Macedonio Romero, Cetime, Cota.

“/ Por qué se ven cosas como calles empedradas

El Moján le hace ver visiones por medio de la riqueza ... Estaba vestido con un pantalón blanco con la bota izquierda arremangada. Tenía un rejo de enlazar y un rejo en el pescuezo. Sin alpargata, con la pata al suelo.

/Sin zapatos por la carretera?

Es que él anda sobre la riqueza, con el agua, no necesita zapatos, no que es dueño de todo.” Don Carlos Balsero, Cota.2

La segunda característica es la antigüedad, que es la síntesis de todos los tiempos dentro del agua, síntesis que se funda cada vez que hay un encantamiento. La tercera es la mutación, que es la capacidad de un encantado de cambiar de especie y de materia, (considerando especies a las piedras y al agua), en una red ecológica de dependientes en nichos ecológicos, por eso es una evolución instantánea y rizomática, y no por filias al estilo de la biología clásica. La Serpiente Madre del agua y el Moján son los dos que sintetizan a todos los demás; ambos conectan meteorológica y subterráneamente a todas las lagunas de la Sabana. Hay una cuarta característica que nos fue imposible definir, el oro-maíz-agua es alimento o mineral dependiendo de donde se encuentre (por fuera o dentro del agua), así el que acapara riqueza, en realidad está acaparando alimento, y hace que sean tragados o sorbidos por los Mojanes. Pero también son tragados los infractores de normas, incestuosos, asesinos, traidores, irrespetuosos con los padres y con el medio ambiente, lo que terminamos agrupando en conflictivos y cálidos, en oposición a lo fresco. Más que castigo, parecería que los Mojanes están tragando los excesos de fertilidad, alimento o calidez, que paradójicamente les son molestos, para sintetizar al infractor con ellos mismos, volviéndose ajusticiadores e infractores.

Hay personajes indígenas en otras mitologías que podrían equivaler a esta relación entre tragadores y tragados, pero no tenemos suficientes datos. En varias mitologías amerindias (en Mayas, U´was, Tikunas, Shuar, y otros) los animales como fieras (serpientes, tigres, panteras), acaparadores (hormigas, termitas), y seres como el arco iris, están relacionados con el inframundo, y sus historias de origen es haber acaparado (escondido o comido) las riquezas, alimentos y aguas de todos los demás, por lo que fueron relegados a ser guardianes de las riquezas subterráneas, y a tragarse a los acaparadores y glotones de la superficie3. Es decir que permanecen como comedores, tragadores de sangre y carnívoros que deben ser mantenidos con dones para que no desequilibren su hambre, coman gente y desaten inundaciones y diluvios. La segunda paradoja es que son compañeros y dobles de los seres limpios, fríos y equilibrados de las alturas (los Mojanes, o Rwkwa en los U´was, o el Pishimisak en los Guambianos). No parecería ser entonces un asunto de ajusticiamientos y castigos, sino una especie de antiguo equilibrio de la fertilidad por parte del inframundo (desde las tierras bajas hasta las alturas) que siendo los mismos seres, se desdoblan unos para vigilar, y otros para tragar los excesos de superficie.

La segunda problemática que no pudimos resolver con Teodomiro es qué partes del cuerpo son comida: desconocemos la relación entre la sangre, los huesos, y la belleza física, y suponemos que las tres son fertilidad; también desconocemos lo que la sal bija reconstituye del cuerpo indio, y lo que la sal tratada deshace. Sabemos que la sal bija es india, inmortal, fresca y el olvido de lo individual, mientras la sal tratada es análoga a la Conquista, lo español, lo cristiano bautismal, los conflictos, la memoria individual y la pérdida de capacidades indias para percibir a los seres de las aguas. Solo podemos decir que para Teodomiro las guacas le huyen a las mujeres por ser menstruantes; que en los huesos de los muertos es donde se concentra el oro-agua-maíz, por lo que brillan en las guacas, y son usados para hacer brujerías o conjuros; que los glotones Tunjos a veces se presentan a los humanos como bebés-esqueletos, siempre hambrientos, sedientos y con frío; y que al menos en una historia en Boyacá, los huesos son la madera del mundo de abajo.

Para finalizar, encontramos en los U´wa los seres más cercanos a los Mojanes. Rwkwa es el principal inmortal, no sangrante, habita en las montañas nevadas (o las vigas más altas de la casa), y acapara y controla el agua purificadora de sus lagos, o de una caracola que porta. Tiene tres hijos, dos de los cuales envía a volverse alimento de humanos en el mundo de abajo; y una hija, Bukowa, a la que también envía, pero estando en el mundo de enmedio, ella se baña en una quebrada,

Después de detenerse a un baño, dos niños que la creen su madre la flechan en la entrepierna, pero ella no sangra. Enojada les dice que no es su madre). “Los niños la dejan en la quebrada dándola por muerta, pero ella no muere. Bukowa va al territorio del medio y al altiplano y entra en la montaña por Salinas, donde se convierte en sal. Hoy en día ella aparece como agua y roca, pero en realidad es maíz. Los dos niños se vuelven pájaros y se llaman Utika y Thikina.” (Osborn, 1992: 265).

“Cuando el Bita Wedhaiya empieza el Reowa sostiene el bastón (Kanwara), sopla y aspira el aire a través de la pluma de garza (Ruruna) y masca tabaco (Baukara). Ruruna viaja de Este a Oeste llevándose la mortalidad del mundo del medio después de chuparla, de la forma que el chamán chupa la mortalidad de los alimentos, gentes u objetos soplados.” (Ibíd.: 126).

Esta extraordinaria relación entre un ser no sangrante, del frío de los nevados, que aparece como sal bija, agua y roca pero que en realidad es maíz, es la más cercana a lo que hemos vislumbrado para los encantados de la Sabana de Bogotá. En los U´wa los tres hermanos y el padre son purificadores de lo cálido de las tierras bajas, pero un cálido necesario para el alimento y la fertilidad. El tabaco (Baukara), la pluma de garza (Ruruna) y las aguas de los nevados (agua salada, o dentro de caracolas míticas de Reowa), y la sal, agua, roca y maíz (Bukowa) son purificadoras de lo cálido de las tierras bajas (Ruya), asesinando lo femenino y cálido del mundo de abajo que trae el chamán que ha bajado a tierra caliente convertido en mujer, y particularmente viajando de Este a Oeste, que es la dirección de piedemonte entre los llanos y el Cocuy. Es posible que las riquezas en general sean reconstituyentes de la inmortalidad, en viajes particulares de ascenso y descenso de los pisos térmicos (que se repiten en los U´wa y en los Guambianos); mientras la mortalidad está en la pérdida de sangre y en el flujo de fertilidad y semillas que están en la profundidad de la tierra, y en tierra caliente. Los viajes al interior de la Sabana aún necesitan mas información y mapeos que les den un sentido global, pero básicamente planteamos que van de Occidente a Oriente la primera mitad del año, y de Oriente a Occidente el fin de año. Respecto a los antiguos Muiscas, solo podemos agregar la coincidencia de oro (nyia), sal (nygua), caminante rápido (ny), caracol (nymsuke), gato montés (Nimy) y Nyky, que significa tanto guardián, como hermano de la mujer (Hijo del hermano del padre o hijo de la hermana de la madre, hablando la mujer) (Diccionario Muisca - español www.Muyskubun.com).

Creando Tunjos y encantos

La creación de encantos resulta por unión espontánea del oro, o por su hechura por parte de artesanos, que dentro de las lagunas adquiere vida. Para los Raizales de Nemocón, los indios conseguían el oro en zumos de hoja de monte y dependiendo de la cantidad de capas, adquiría vida el Tunjo (Vengoechea, 1992); y es popular a toda la Sabana que fundían el oro con zumos vegetales, y lo moldeaban con las manos, tal y como lo refieren Guambianos y Paeces en el Cauca. Y aunque podría ser una inferencia por las huellas digitales de la cera perdida, los Raizales insisten en esta técnica y sus plantas.

“Todas las riquezas, las esmeraldas, el oro, la misma sal o el carbón... estas cuatro están relacionadas con el agua porque las montañas de donde las sacan son montañas de agua.” ... “Traían oro de muchas partes y lo traían en polvito. Aquí los Antiguos tenían plantas con las que hacían líquidos y con eso se fundía el oro. Después se amasaba y le daban forma a las caritas, el cuerpo.... con las manos. Ese brujo iba reuniendo todas las cosas de oro y cuando era tiempo se enterraba vivo en las cuevas, con todas esas figuritas en la montaña” ... “Se ablandaba en frío, no quemaba las manos, debía ser químico y no afectaba. Eran plantas en el monte que ya no se conocen, uno pasa y no las ve porque no sabe su servicio.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

“El cerro encantado... us ahí contaban del cerro. Como ese tiempo de la persecusión, la gente llamaba que amasaban el oro como hoy amasamos el barro, suponer allá llamaron que se enterró el hombre, mandó a enterrar su riqueza debajo y él ahí encima - ¿Cual hombre? – Us el que vive ahí en el cerro, us un rico, mandó echar todas sus riquezas, tesoros, debajo y ahí él encima, y suponer cuando estaban trabajando la carretera, ahí se la iban a echar por encima del cerro, y ése no dejó...” Otilia Jerez, La Candelaria (Moreno, 199: 163).

“Hay una hierba que rompe el hierro” ... "que lo ablanda hasta volverlo como cera.” Fómeque (León Rey, 1942: 82)

“(el Moján carga con sus tesoros) Esos tesoros de los Mojanes son oro con vida. El Moján tiene vida y es él el que se traslada. Los otros tienen vida pero es de otra manera.” Pablo Tauta, Cota.

“Pero lo que es misterioso es por qué eso, cogía, cogía vida y eso es que, mejor dicho, se volvía, vivía esa vaina ezque se vuelve vivo, coge vida eso.” Campo Elías Ospina, Nemocón (Vengoechea, 1992: 69-70).

“Y hay personas que creen en las maravillas trasmitidas por tradición, de que se valían los encantadores Chibchas, para amasar el oro, para curar enfermedades o para producirlas, para indagar telepáticamente los conocimientos, para hacerse invisibles, para perforar socavones al centro de la tierra o penetrar los monolitos a fin de ocultar allí sus tesoros.” Sogamoso y Saboyá ( Miguel Triana, 1921: 10).

“Vamos allí a la loma y le muestro pu´allá la cueva de los ermitaños, pero esta historia dizque están doce cuevas en esto que tenía que ser de los indios, decían que los monjes que venían a orar los que estaban en ese tiempo. Pero eso no sé, que eso eran los caseríos, los huecos que tenían los indios, que hacían, porque los indios le toparon las guaquitas de oro y todas esas cosas se hacían que eso está en la tierra y todo eso la toparon y conocían el metal y lo tenían”... “los indios vivían escarbando y conocían los metales. Ya ve por qué los indios son esos lujos de los templos, de los altares, es de ese metal, entonces los españoles los agarraron y tal, y esa era la riqueza que dejaron los altares de oro, los arreglaron.” Don Querubín Mendieta, La Candelaria (Moreno, 1994:121)
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Para Teodomiro los indios moldeaban sus muñecos de oro (becerro, culebras, gallinas, perros, pollos, venados), se los entregaban al Cacique o al Brujo del pueblo (que llama brujería buena o blanca4) para que se bañaran en lagunas, o se enterrara voluntariamente con esta riqueza en cuevas (que ocultan lagunas), encantándose y sintetizándose al Moján del lugar. Las historias de ceremonias de enterramientos o de baños con Tunjos son populares, al contrario las de sacrificios de niños (Moxas), enterramientos forzados colectivos, o la ceremonia de correr la tierra, que la gente retoma de los cronistas como Simón o Piedrahita, y las vuelve suyas. Ocurre así con los relatos de Fray Pedro Simón sobre el origen del maíz en el lago de Tota, o la lucha por el tesoro del Cacique de Ubaque (Simón, Tomo III: 429), relatos rescatados por profesores de la zona que termina por formar parte de la oralidad. Recordemos aquí una crónica de Piedrahita sobre las ceremonias en Tenjo, como las versiones orales de Chipaque, Monserrate y de Nemocón de la ceremonia de tres días del cumpleaños del Zipa, recopilado por Vengoechea. 5

En el pueblo de Tenjo, en el sitio del Palmar, está una carrera bien derecha que baja de lo alto del monte hasta el mismo lugar en donde había dos palmas bien elevadas y coposas” (que se cortaron para no celebrar sus idolatrías) “Estas carreras o calles eran entonces los teatros en que celebraban sus fiestas con entremeses, juegos y danzas al Son de sus rústicos caramillos y zampoñas, ostentando cada cual su riqueza en el aseo de plumas, pieles de animales y diademas de oro; y cuando ya llegaban al remate de la carrera hacían ofrendas a sus ídolos” (Fernández de Piedrahita, 1688).

Hubo un rito que hacían ellos, es que era que llevaban un muñeco... un muñeco, un becerro, o un muñeco de oro y lo enterraban (...) lo hacían en la hoguera y baile... y lo bueno es que era que pasaba toda la noche... cuando ya el pacto era toda la noche con la hoguera bailando y tocando tambor y chuu.” Campo Elias Ospina, Nemocón (Vengoechea, 1992: 74).

“(...) nos mostró a la luz de la luna el altar del Ramo – Miren uds: Chipaque estuvo primitivamente en el sitio llamado hoy Puebloviejo. Pues según me lo contaban mis abuelos, desde la ranchería hasta el alto del Ramo es fama que los indios celebraban sus procesiones detrás de un venado de oro que llevaban en andas.” Chipaque (León Rey, 1942:208).

“(...) los indios enterraban venados de oro y esos son los que ahora salen por el páramo. Claro que ya no se ven.” Agustín Villalobos, Chipaque.

“(el portugués) A poco de estar allí y acostumbrados y a los ojos a la oscuridad, alcanzó a divisar un venado de oro macizo, toscamente tallado. La riqueza era inmensa en realidad”...“Determinó arrancarle los cuernos, y cerca clavó su espada como señal para regresar algún día a recobrar su tesoro.” Monserrate (Ocampo, 1995: 63).

Los Mojanes son los dueños o guardianes de estos tesoros, que son fauna, flora y minerales, sus animales son todos los del monte, pero usualmente se habla es de sus reses, burros, patos, venados, gallinas y marranos, transformables en agua o serpientes. Hablamos de una zoología de animales, vegetales y objetos vivos, que en los mitos a nivel mundial se refieren a razas previas a la humana, convertidas en monte, animales o rocas, pero que siguen siendo gente. 6 Se desencantan al contacto de cualquier cosa que tenga sal de bautizo, como la orina, la saliva o la piel humana. Pero pueden evitarlo moviéndose o transmutando a piedra, o a la Madre del Agua (serpientes). El encantamiento es siempre una mutación a especie viva incluyendo objetos, mientras el desencantamiento es una objetivación, oro o piedra inmóvil. Los cuerpos del dueño y sus tesoros son uno y el mismo, haciendo y transitando los caminos de aguas como un cuerpo que se expande o se retrae dependiendo de las estaciones. Los encantos y su dueño no tienen límites claros, como tampoco con el entorno orgánico (los animales, plantas y rocas), tal como la sangre y la carne, o como el agua que moja la tierra y ya no pueden separarse una de otra. Por eso se pueden sintetizar en un solo cuerpo: Ya sea en un Moján mayor; en una serpiente gigante; en un gran lucero (centella azul o estrella fugaz azul-amarillo) que viaja de un cerro a otro trayendo invierno, y que puede concluir en grandes crecientes. El tesoro de las ánimas también se anuncia con una luciérnaga azul-amarillo, que para Teodomiro es una energía que está en los huesos. 7 El Tesoro Mayor es la réplica de una sociedad en donde todo tiene vida y movimiento: Mojanes, sus hijos, el ganado o animales de monte, y los objetos vivos (de la cocina, la labranza, los bastones), las armas (lanzas, flechas y lanzaderas), sus casas, catedrales o Iglesias de oro. Sus animales son especies entre el aire y el agua: flotan o nadan (serpientes, patos, sirenas, chorotes, gallinas, calabazas); andan en el lodo y son horadadores (como los marranos); abren caminos en las Crecientes (mulas, bueyes con arado, zariguellas o Ceibas); o con su sed o vómito avisan invierno o verano (como las mulas y burros cuando vomitan o toman agua). De los venados, borugos, peces y conejos no localizamos su hibridación. Los encantos pequeños son la presencia del lugar (casa, hábitat y propiedad); Los más grandes (mulas, bueyes, zariguellas o Ceibas) son el lugar en movimiento, o el trabajo campesino, o el comercio (trueques en los pueblos o las tierras calientes), son marcha estacional o final al Salto de Tequendama.

El Moján funda su poblado al interior de los cerros-laguna, será dueño del lugar y desde allí colonizará los valles cercanos, sumando sus propias versiones pequeñas (otras aldeas, familias, ganados, objetos vivos que se encuentren a lo largo y ancho de su propia cordillera o en cordilleras vecinas) con los cuales se va haciendo más fuerte, andando y sumando otros cuerpos, que son sus propios fractales menores y mayores. Los encantos al descender aumentan de tamaño y edad, o disminuyen si se separan de una gran creciente, y quedar estacionados en pantanos o rocas. Como fractales, los Mojanes menores se reflejan en los Mayores y viceversa, según la unión de aguas, el lugar y la estación en que se encuentren. Se agregan o disgregan, así como el agua discurre sumándose o bifurcándose, aumentando o disminuyendo su caudal, sintetizando o diversificando encantos, sus tamaños, y su edad. 8 Centrados en un cerro-nube, o una cordillera-nube, su personalidad, sexualidad y trabajo, coinciden con la altura, meteorología y geografía de los cerros, y al menos en Tenjo, con la calidad del tesoro que custodia: armas, caserío o pueblo si es macho, Iglesia, catedral o capilla si es hembra. En Nemocón incluso se habla de casitas de oro de los Tunjos en los cerros (Vengoechea, 1992: 60). No hubo relatos que describieran Mojanes hermanos o primos, solo recopilamos relaciones entre esposos durante el verano y comunicados por una misma cordillera, así como secretas y pícaras entre amantes que fertilizan la tierra en invierno.

Cada cordillera tiene un Mojan grande de oro o blanco, que es una red bifurcada de macho y hembra, pero también de padre, madre e hijos, o desdoblados en versiones grandes o pequeños de nacimientos (Moján bola de chamizo), o de adultos y niños, o de blancos y negros (Sombrerón, o el Señor de los Pescados). 9 A veces se presentan como un indígena antiguo, silencioso, un viejo con traje de bayeta, a veces chiroso y sin zapatos; en otras, trae barbas de musgo, cabellos de lama y acompañado de un bordón de oro; o como un hombre elegante de traje blanco; O con rasgos de animal con uñas largas, colmillos y pelo desgreñado; en otras se torna una gran serpiente, o un Diablo, o un fraile. El o ella se desdobla en sus hijos, niños de oro, o monos (micos), o Tunjos (las figuras votivas arqueológicas, llamadas también muñeco o morlaco), que en Creciente tienen tanta bravura como los adultos, acompañados por sirenas, o serpientes, o toros. La transformación depende del lugar y fenómeno que signa, como del poder que tenga para cambiar.

“(...) modestamente vestido de pana, cubierto con sombrero de jipa, de abrigado bayetón visible por el lado rojo, calzado con alpargatas y chupeteando la famosa colilla de brillante lumbre, que nunca retira de los labios.” Salto de Tequendama (Pardo, 1946: 189).

“El va vestido de blanco, con ruana blanca, un rejo amarillo colgándole del cuello y en la mano un palo, una vara ... para asustar al que salga. El rejo y la vara son de oro...” María Balsero, Cota.

“Los Mojanes son muy ricos ... ellos se visten con oro, no mero ordinario como nosotros.” Macedonio Romero, Cota.

“El Moján es un hombre alto, alto... alto todo de oro.” Doña Florina Triviño, Suba.

“Fue una vez que fueron de cacería varios a caballo y llevaban sus perros y vieron un venado y lo empezaron a perseguir. El venado estaba cerquita y empezaron a correr los perros y pensaban que ya lo alcanzaban y no! De pronto el venado se dejaba alcanzar y otra vez los dejaba atrás sin rastro. Y se subió al cerro Bóchica y se devolvió y se enfrentó a los perros y les dijo “Bobos, no me persigan más! No ven que no me pueden alcanzar?” Los perros salieron asustadísimos y nadie pudo entender lo que pasó. Era un encanto, un Moján hecho encanto.” Don Villalobos, Chipaque.

“La Vieja es Mojana y vive en Fusca. En Semana Santa se ven luces que viajan... en esos inviernos bajaban del cerro inundaciones y se veían totumas de plata, gallinas y pollos. A la Mojana yo no la he visto, pero cuentan que es una señora grande y gorda, vestida a lo antiguo con enagua y sombrero. Tiene unos senos grandes y aparece sentada en las piedras secándose al sol. Cuando ve gente desaparece.” Cota, Don Constantino Segura.

“El Moján es macho y hembra... es un matrimonio que hay encantado. Ellos viven en las cuevas como en esa cueva que traspasa al otro lado.” Macedonio Romero, Cota.

“Otro Moján que había era de Madrid para allá. Por la carretera que va a Tenza. Era una Mojana en un cerrito que queda en la Hacienda de “los Guacos” (...) Es una colinita, y en donde hay borrachero rojo, ahí es donde decían que estaba los baúles que habían enterrado los indios Chibchas. Eran bultos y más bultos de oro y riquezas. En donde estaban los tres borracheros, tres palos ... debajo estaba el baúl lleno de oro. Un baúl como los tiestos de los abuelos. Eso se convirtió en Mojana.

/ Y es que el oro se vuelve Mojana?

El oro siendo cantidad se puede volver Moján. A un compadre una vez se le apareció... Era un muñequito mono, mono. Todo de oro. Se le apareció junto a la lagunita que había en la hacienda donde él trabajaba. En medio del Chusque arregostado a un palo estaba el muñequito. Ese sale del oro enterrado (...).”Don Seferino, Cota.


Es común que los encantos y sus tesoros salgan a airearse o asolearse, pues no están reñidos con el sol sino con la sequía. Los machos están entre cincuenta y sesenta años, y las hembras entre cuarenta y cincuenta años, aunque igual asumen la edad que quieren, es decir pueden presentarse como ancianos, adolescentes, niños o bebés. A las Mojanas se las considera viejas, pero sensuales, gestantes y activas sexualmente, y pueden mostrarse como niñas con cabellos de oro (Mojana del Neusa). Sus hijos varían entre adolescentes bellos, a niños vulnerables (orgánicos, de oro, o Tunjos) que crecen y se tornan terroríficos, como los bebés-esqueleto.

Son locales de cada cerro, pero se suman y expanden, formando pares o tríos por cordilleras, entre cordilleras vecinas, o macroterritoriales que afectan a toda la Sabana como el de Ubaté Fúquene, San Isidro Labrador, Monserrate o el Tequendama Juan Díaz de la Mesa. Los cuatro primeros son llamados Bochica, mientras los dos últimos comparten también el nombre de Juan Díaz, señalando que son Mojanes que se mueven por toda la Sabana, y por fuera de ella. Los Mojanes machos que localizamos: Furca (La Candelaria); Sairias (cueva y túnel entre Ventaquemada y Ramiriquí); Fúquene o Ubaté (llamado en las crónicas Fú); El Tablazo (Páramo de Guerrero, Subachoque); Choque (Chocontá); Carrasquilla (Tenjo); Majuy o Iginio (Cota); Suba (cerro de Suba y los humedales cercanos); Manjui (límite entre Zipacón y Facatativá); Pionono (Sopó); Bóchica o Fúmeque o Juaikal (Laguna Negra, o laguna de Ubaque, o en la serranía los Organos, o en Fonté, o en laguna Desfondada, todos en Chingaza o inmediaciones); Monserrate y Tequendama (llamado en ocasiones Juan Díaz). Hay tres más de los que solo tenemos referencias, pero pueden ser Mojanes: Covadonga (cerro macho compañero de las tres viejas de Sesquilé); Nemocón (cerro del Tunjo y sus extensiones hasta Boyacá); Tausa (cueva en el boquerón de Tausa que viene desde Lenguazaque); Sicunsi (páramo de Monguí, también llamado San Jerónimo). Las Mojanas que localizamos fueron Chía (Piedra de las Tapias o de Bochica); Juaica (Tenjo); La Majuya (hija de Majuy y Fusca); Fusca (llamada también Torca, Yerbabuena, La Caro, La Vieja, Cielo roto, o Pan de azúcar); Las Tres Viejas (Sesquilé); Los Guacos (occidente de Madrid, quizás Laguna de la Herrera), Mojana de Laguna Verde (Tausa y fluye al Neusa), y Mojana de Laguna Palacio (Sutatausa).

Tienen la indianidad, el paganismo y la nominalidad Muisca. Las parejas a veces comparten momentáneamente el mismo nombre el (Majuy y la Majuya), y luego ella retorna a su nombre original (Juaica). O lo comparten el padre (Majuy) y su hija (Majuya, Cota), estén o no estén en la misma cordillera. En la Sabana dos posibles contrincantes por el amor de una mojana comparten nombre: Majuy (Cota) y Manjui (Zipacón). O lo comparten mojanes ditantes: Juaikal (Fómeque) y Juaica (Tenjo); Furca (Suba), y Fusca (La Candelaria, Boyacá, y La Caro, Bogotá). En algunos casos asumen el nombre del pueblo que tutelan como Chía; o tienen nombres propios como Iginio (Majuy de Cota), Pionono (Sopó), Sicunsí (Monguí), Bochica, o Juan Díaz de la Mesa. La polimorfía de un Moján tiene que ver con la forma que asume en los pasos del ciclo del agua (niebla, laguna, ojo de agua, subterránea en descenso, río, humedal, salto), y la historia que quieren los narradores signar allí. Es esta diversificación de personajes, como su síntesis, agregación, disgregación, bifurcación con respecto al personaje central, la herramienta principal del pensamiento constelar y la Contextualización.

Los hijos del Moján son de tres tipos: los monos, micos o titíes que están en bosques y maizales; los bebés-esqueleto; y los muñecos del maíz, que son tanto la mazorca a la que le nacen otras mazorquitas, como al momento en que la mazorca saca su pelo; también son los niños de apariencia humana pero de oro. Todos parecen sintetizarse o mutar en Tunjos de oro que son los muñecos o morlacos (palabra usada en Iguaque), figura hierática de tumbaga y que se colocaban en las tumbas, hechos por artesanos indígenas; o se formaron de la unión de la riqueza en las montañas. Los hijos de Moján también pueden nacer de un resto de tesoro mayor que quedó varado en un lugar durante una Creciente; o nacen de la unión de un Moján de oro y una humana de lo seco. Transforman su tamaño, pueden aparecer solos, en pares (con uno de sus padres, o una sirena), o en tríos (con ambos padres bailando guabinas), y como cualquier encantado, mutan en serpientes para escapar.

“La riqueza no se ve, solo la vemos nosotros los Raizales. Es una riqueza de puro oro. Esa riqueza estaba arriba pero se bajó de allá. La más bastante se fue por el río, pero una guaca sí se quedó por acá en esa fábrica. Dicen que los que se quedan ahí de celadores, que los asustan de noche, que les tocan el pelo cuando están dormidos. A otros se les aparecen son los niños, la parejita que está cuidando la guaca. Ahí no duran los celadores por eso, porque asustan muy feo. Es para que no se lleven la guaca.

/Por qué se bajó la riqueza?

Es que esa guaca estaba arriba pero seguro la estaban molestando para cogerla, y esa para no dejarse coger se vino en la Creciente y se quedó ahí, no se cayó al río.

/Cómo no se fue al río?

Porque no se vino por la quebrada sino por otro túnel.” Sra. Sucunchoque, Ubaté.

(En la laguna desfondada, o junto al cerro Guayacundo, el Cacique de Ebaque se bañaba en la laguna cubierto de oro, tal cual lo hacia el Guatavita, con su gente en círculo, pero nadie debía observarle. El brujo se atreve a voltear, pero su cacique le observa con mirada mortífera) “El Brujo al punto huyó para conservar la vida, corriendo como venado de astas de oro que nadie había podido alcanzar en las soledosas cumbres del páramo de Chingaza.” Se vengaría secuestrando los dos hijos del Cacique, encerrándolos en el cerro y con sus lágrimas, formarían la laguna Desfondada junto a la serranía los Organos.” Fómeque, (León Rey, 1942).

“Cuentan que en la Moya, donde hay un nacimiento, mandaban los papás a una niña y que la niña un día desapareció Que el Moján jugaba con ella y se enamoró y se la robó Tiempo después la niña salió del nacimiento pero ya con tunjitos que eran los hijos del Moján con ella. Salió del agua con los tunjitos, pero los niños se murieron de una. El vaho del aire los mató. El viento... no estaban acostumbrados. Adentro como no hay aire en la laguna! Ella se demoró un poco más en morir.” Doña Sixta, Cota.

“Basta hablar con cualquiera que guste de paseos entre frailejones para que nos cuente como Fulano, cuando iba en seguimiento de algún venado, tropezó y cayó entre un hoyo indígena, hallando unos monos de oro que pesaban sus cinco o más libras (...).”Fómeque (León Rey, 1942:16).

Los Tunjos que conforman la red de ellos en un cerro, forman entre todos el Mojan o Mojana de un cerro o cordillera. En distintos ciclos y con diferente cantidad de agua, un Tunjo baja en Creciente del cerro hacia los ríos, y según los ciclos (de 100 a anuales), suman aguas según el territorio que alcance a recorrer, y convirtiéndose sucesivamente en un Moján más grande. Tunjo y Mojan son desdoblamientos de un mismo personaje, pero no se narra que sean Caciques niños, como en los Guambianos o los Nasa. Don Claudio Cano y Don Puno Cojo cuentan de Tunjos que se marcharon en las Crecientes causando sequía.

“Cayó un rayo y se abrió la montaña en dos (...) después salió el mono de oro en el arco iris y cayó donde la Mojana (La Caro).” Don Puno Cojo, Chía.

“Fue una vez que llovió bastante, bajó por la quebrada de El Abra un muñeco de oro. Se fue y tomó la vía del río y después en dirección al Salto de Tequendama. A esa ida del Moján del Majuy le echan la culpa muchos Raizales indígenas de que se secaran algunas quebradas.” Don Claudio Cano, Cota.

Los dos mundos, el seco y el acuático están invertidos: el tiempo va mucho más lento (un día en lo seco, un año en las aguas); y los cuerpos de unos y otros deben invertirse cuando están en los caminos opuestos. Los humanos pueden ingresar a las cuevas caminando de espaldas o invertidos en la grupa de un burro o del Caballo del Diablo (Fómeque, León Rey, 1985). Ellos invierten sus pies y sus pasos van en sentido opuesto,

“Es un ombre malo qui`anda en sentido contrario a comu `acostumbran andar los puros hombres.” (Zuluaga, 1977:132).

Como humanos hay que mantener una distancia respetuosa y una dirección convencional del movimiento de las aguas fluviales, eso significa respetar la escurrentería (desde las cabeceras hacia las confluencias de ríos en el Bogotá); no ingresar, atacar o invadir sus caminos; y respetar la equidad, la reciprocidad y la redistribución de la riqueza. Cualquier violador de este movimiento es tragado, sorbido o raptado, avaros, asesinos, incestuosos, irrespetuosas con los padres, o con el medio ambiente, acciones que van a contracorriente de las aguas.

Las familias salen por las ventanas que son las lagunas visibles, o acostumbran bajar a los pueblos a mercar, o viajar a Zipaquirá (buscando productos de tierra caliente de Pacho), o a Facatativá (buscando de Anolaima y Sasaima), o a las Salinas por sal bija (Zipaquirá, Nemocón y otras), consiguiendo productos frescos, como frutas, sal bija, habas, lana o tabaco. Pagan con morrocotas de oro porque ellos no conocen el dinero, ni el valor real del oro, pues no saben trabajar como ahora se hace.

“Y cuando baja al pueblo a hacer mercado, todo lo que pueda llevar lo lleva, pero de cosas frescas como las frutas. No lleva sal, ni azúcar. Entonces en el pueblo llueve como a esta hora (6 p.m.).” Don Castro, Suta.

“Se presentaba como un indio viejito, vestido como los de antes. Bajaba al mercado a comprar que tabaco... que sal piedra... El gusta mucho de esas cosas y no las consigue allá arriba. Y entonces pagaba con morrocotas de oro y la gente se sorprendía. Pero cuando atinaban a decirle algo, ya había desaparecido y entonces llovía suavecito sobre todo el pueblo, y la gente decía “el Moján está comprando”.” Don Teodomiro Rivas, Tenjo.

También hacen trueques de maíz (que se vuelve oro) para dar riqueza a personas solidarias con ellos, a gente cortés que les deja terrones de sal bija en los jinés del fogón, o le regalan maíz-oro a gente extremadamente pobre (huérfanos, viudas, ancianos), o les revelan guacas, liberando al que está penando. Sobre este trueque-mutación del maíz hay dos historias interesantes, una es el muy conocido origen del maíz, recopilada por Fray Pedro Simón pero ya asumida en la oralidad de la zona de Tota, donde el grano en forma de pepitas de oro, es regalado o trocado por un anciano en los llanos Orientales, a un hombre que lo asciende a la laguna (por el río Upía, cuenca sur de Tota, o el río Cusiana del páramo de Pisba), quien lo acapara avaramente y se obsesiona abandonando todas sus responsabilidades, hasta que Bochica por la fuerza de su rayo se lo arrebata y lo siembra. La segunda historia de trueque-mutación de oro-maíz es muy popular y repetida en toda la Sabana, donde el Moján le regala harina de maíz a un niño, que al retornar a su hogar y su madre cocinarlo, se vuelve oro que aumenta continuamente.

“Un hombre indio viudo con hijos y muy pobre, vivía junto al Lago de Tota. Para conseguir qué comer va a tierra caliente (Los llanos) a hacer trueque con lana. Allá se encuentra con un viejito que le cambia la lana por unas pepitas de oro de gran tamaño nunca vistas. Al subir a tota, el hombre abandona sus obligaciones como padre y se entrega a la contemplación de las pepitas. Regresa varias veces a los Llanos a conseguir más pero ya no encuentra al Viejito. Un día estando en su casa las saca al sol y Bochica aparece, se las quita, y las entierra con su bastón. El hombre no entiende, y aunque ve con el tiempo que aparecen unas “palmas”, decide abandonar la región. Los hijos se ese hombre permanecen y logran ver los frutos que con el tiempo llamarían maíz.” (Montaña, 1970:69, recopilación oral de la crónica de Fray Pedro Simón. Noticias historiales de la Nueva Granada).

“Una vez un niño subía con su mamá al cerro para ir a cortar leña, pero el niño no quería, le dio pereza, y se sentó en una piedrita. De pronto se le apareció un viejito que dicen era el Moján. Le dijo: “Venga, venga niño. Quiere comer?” y lo llevó a la Peña a una cueva donde estaba servido un montón de comida, por montonones. Cuando el niño ya estuvo lleno, el viejito lo llevó otra vez a la piedra y le dijo al niño: “Tenga un poquito de harina de maíz”. Así poquito (señal de un manojo). El niño bajó y a él le parecía que había pasado una hora. Cuando llegó a la casa, se había demorado mucho... días. Cuando le entregó a la mamá, ¡Qué manojito de harina! Era puro oro! Y cuando la mamá lo echó en la olla el oro se creció y se creció, y nunca más fueron pobres.” Don Sixto, Sutamarchán.

Aparentemente el maíz-oro viene tanto de los Llanos como del interior de las montañas encantadas, abundante y fértil cuando se lo cocina o se lo siembra. Otorgado y ascendido por un acaparador, Bochica lo hace discurrir para que sacie el hambre de unos y otros, como un descontenedor de dones, que evitan las Crecientes devastadoras (por hambre, deforestación o sequía), retornando a las Crecientes buenas (como las llaman en Arcabuco), que después de su paso dejan intacta a la gente, los sembrados y los humedales.

Casas de agua y lagunas bravas

Teodomiro y Don Claudio Cano llaman Montañas de agua o Casas de Agua, a los cerros, sus túneles, su vegetación, fauna, flora y aguas, que atraen las nubes, las unen a sus propias aguas subterráneas, y las resumen en nacimientos, lagunas, humedales, pantanos y chucuas. Son conjuntos ecológicos que tienen un interior y un exterior: el interior son las lagunas ocultas, las columnas, cadenas y túneles de oro que comunican todo el sistema lacustre y montañoso. Y un exterior que son los nichos de nacimientos y lagunas visibles. Interior y exterior se vinculan en las lagunas como un corazón, que enlazan las humedades de cima en cima en toda la Sabana. Cuando las describen enlistan las especies que las forman, pero en grupos que dependen y se alimentan. 10 Teodomiro recuerda de estas Casas de Agua sus sonidos, su bosque y sus animales.

“Los ríos antes eran abundantes, pues llovía mucho. Había casas de agua, quebraditas por todo el cerro. En el Cetime nunca hizo falta el agua hasta hace 20 años. Por ahí hasta el año cincuenta nunca hizo falta el agua en el cerro. Aún en los más intensos veranos, porque los veranos también eran naturales, no eran enemigos.” Don Claudio Cano, Cota.

“El monte donde hay nacimientos hace un ruido como JJuuuushshshsh! Muy profundo, como si cayera, muy fuerte. Se escuchaba cuando subíamos al cerro, en las partes más cerradas. Ahora ya no.” ... “El nivel del agua se bajó 200 metros. Ahora un pozo no bota agua a menos de 58 mts. Eso pasó por estar deforestando. Antes cuando se cercaba y se hacían huecos de 30 cms. al ratico ya estaban llenos de agua. Se sembraban Sauces en cualquier lado y prendían rápido, raizaban fácil.

/Además del Sauce que otras matas?

El Cerezo, el Gaque, el Aliso, el Saís ... pero como no más es tumbar y quéme. Ahora lo que siembran son palos como el Eucal, el Pino, la Acacia, que no hacen más que chupar agua, mucha agua. En cambio los otros sí mantienen el agua, no la dejan secar. El Cedro Nogal, el Encenillo, los Arrayanes, el Gaque...” ... “Se hacía primero el arco en Chusque y después se cubría con Cape, el que llaman ahora Raque. Ninguno que yo sepa es de curación, pero ambos son acuíferos junto con el musgo y la lama.” ...“Hay un pájaro que se llama Pava Torcaza. También le dicen Guachoca. Ella anuncia el agua de un silbido. Pasa por la orilla del nacedero comiendo lombrices y llamando al agua. Es parecido al pájaro carpintero, es pasilargo y el canto es Fii, fuu fiiíí.” ...“Había mucho animal del monte. Todavía hay borugos, ellos tienen sus familias y su territorio. A veces, estando en la falta de la montaña se oyen el grito del borugo que es un animal del tamaño de un cerdo medianito. Ellos tienen sus territorios, sus casas, y van marcando con el orín. Por eso los cazadores lo que buscan es el orín, y ubican donde toman agua en el cerro, en qué nacimiento. Y ponen las trampas ahí. Casi todos los animales de caza marcan con el orín.” (...) “en los nacimientos es donde vienen los animales, el cazador lo sabe, son como sus casas. Tienen tiempos distintos, casi todos los de cacería son animales de noche.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

El bosque antes era tupido y variado en árboles nativos y frutilla para pájaros y animales de pelo, como se llama a los de cacería. Al cuerpo del Moján le crecen estas plantas como barba, cabello y piel. Puede ser pequeño, como el Moján de bola de chamizo, bajito y circular, con chusque y paja; o puede ser fortachón como los Mojanes en Nuevo Colón, con su cuerpo de musgo, y máscaras de Diablo con los cachos hacia el suelo, que recopiló el antropólogo Carlos Araque; o pueden ser Mojanes con barbas y largo cabello de lama, posiblemente los cabellos blancos de Bochica.

“El Moján de los nacimientos es bajito y redondo, como un canasto de chusque pero al revés, cubierto de paja. Apenas oye venir gente se va.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

“El Moján es como una bola de chamizos que anida los nacimientos de agua.” Nidia Caita, Suba.

“Al acercarse la media noche, hacen su aparición los “mojanes”, “moxas” o “mojas”, estos personajes son los más importantes y curiosos, todo su cuerpo está cubierto de musgo color café, un musgo espeso, denso, que los hace gigantes, su rostro está cubierto con una máscara del Diablo cristiano pero sus largos cuernos no se proyectan hacia el cielo, sino hacia la tierra. Los Mojanes andan en cofradía, pueden llegar a ser más de diez, producen un sonido algo misterioso, una especie de grrraeea....que la gente trata de imitar llamándolos. Ellos en conjunto persiguen a los imitadores y al que se deje coger lo golpean con un pedazo de cuero; el lapazo es de verdad y la gente queda adolorida.” Nuevo Colón, Boyacá (Araque; 1993: 92).

Estas Casas de Agua son las que tejen de cima en cima las humedades, y son el principio del Ciclo de Agua en cada pueblo. Las entradas a sus túneles son cuevas en sus cimas que abren sus lajas dos veces al año (Semana Santa y posiblemente Octubre). Por las lagunas visibles no se puede ingresar sin encantarse, por lo que las llamé ventanas. Para Teodomiro y José, las puertas siempre están cubiertas de humedad, neblina y arco iris, además de tener chusque y palmas que al agitarse llaman a las aguas (Vengoechea, 1992:87), y quemar palma de ramo santo aleja las lluvias y tormentas. 11 También pueden tener gigantes en la puerta, de barro o de oro. Su bravura y la amenaza de inundar, es un recordatorio permanente de inundaciones apocalípticas ocurridas en otras épocas (Crecientes), poniendo en peligro la estructura interna de las Casas de Agua (columnas, cadenas y túneles de oro), y que según los Raizales peligran constantemente.

En algunas versiones se ingresa a las cuevas como un viaje chamánico, por caminos empedrados semejantes al de Teyuna (Ciudad Perdida, Sierra Nevada de Santa Marta), o a los caminos reales de la Nueva Granada. Adentro, la vida puede presentarse tal cual es la nuestra a cielo abierto, con sus pueblos, casas, familias, huertas de plantas frescas, ganados, y objetos vivos antiguos (chorotes, cucharas, pailas). En otros relatos, las lagunas están dentro de una cueva con habitaciones donde viven con el vaho de humedad, y nadan en la laguna; a veces la cueva es una carretera paralela al curso subterráneo de un río. Las Casas de Agua tienen la bravura para defenderse de visitas indeseadas, eligen a quien puede subir a sus cimas, o ingresar en sus casas. Si no son de su agrado o no las reconoce, empieza a llover, tronar, levanta una capa de neblina, o una tormenta de granizo, o una tromba de viento que hace perder hasta el más baquiano. Pueden convertir un camino normal en monte y dejar atrapados a los visitantes (fenómeno que se cuentan desde el Cocuy hasta comunidades indígenas del sur de Colombia), o hacen entrar y salir de sus cuevas sin que los humanos se den cuenta de cuándo, ni cómo.

Ellos subían a las cuatro de la mañana a la montaña y veían una lucecita. Vamos a mirar allá y de pronto se veían caminando en un camino de piedra con escalones de piedra. Vieron una cueva y unos hombres y cuando fueron conscientes reaccionaron y se nubló y quedaron en medio del chusque.” José Segura, Cota.

“Viajaba nuestro hombre en el páramo detrás de sus animales, cuando, sin saber a que horas, resultó andando entre un manantial y sobre un camellón cuidadosamente adoquinado. El asombrado viandante siguió hasta encontrarse delante de una cueva a cuya entrada pudo ver dos guardianes al parecer de barro (...)”Fómeque (León Rey, 1942: 163).

“/ Por qué se ven cosas como calles empedradas?

El Moján b>le hace ver visiones por medio de la riqueza (...) Estaba vestido con un pantalón blanco con la bota izquierda arremangada. Tenía un rejo de enlazar y un rejo en el pescuezo. Sin alpargata, con la pata al suelo.” Don Carlos Balsero, Cota.

“/ Pero adentro hay sitio seco?

Pues sí, ellos se la pasan por el agua pero adentro de la tierra al lado del agua hay la habitación.” Doña Sixta, Cota.

“(...) sobre esa laguna o tal vez no fue esa, sin embargo, como decir que dentro, en el fondo, en el lecho de esa laguna que hay, hay un pueblo donde habitan seres encantados.... Que ellos, habitan en el lecho...” Luis Muñoz, Nemocón (Vengoechea; 1992: 62).

“las cuevas no están en la punta del cerro, ahí en la punta, no. Donde dicen que se abre y se cierra es mas hacia el norte, en donde están los eucaliptos, ahí. De ese sitio fue que se desprendió la piedra que dicen hizo rodar el Moján.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

“El Moján es el guardián de los encantos... de todo ese tesoro. Por eso cuando alguien sube al cerro, él se enoja y se llena de neblina.” Uriel Nemocón, Tenjo.

“Yo he entrado varias veces. Uno entra y como a media cueva, donde ya empieza Tenjo, está la neblina. Son los restos del Moján. El ya se fue pero dejó los restos.” Don Macedonio Romero, Cota.

“La Mojana vive allá, donde está la tierra (reverbera). Toda esa parte está llena de cuevas y túneles.

/Pero ella no vive como el Majuy arriba del cerro?

No, ella vive abajo, ahí es que se ve la neblina. Ahí es donde se asienta el arco iris.” Don Macedonio Romero, Cota.

“Allá va mucho pato, manadonones. Allá en medio de la laguna hay una islita que es encantada, se llena de patos migratorios. El Moján no deja que se acerque gente allá. Se echa a llover. No deja arrimar gente.” Don Clímaco Cuenca, Suba.

“Ahí es donde vive la fulana, en un cerrito (junto al Neusa). A nosotros nos decían que el que subiera se quedaba pero nosotros no hicimos caso, y comenzamos a subir con baldes de agua y pescado para hacer un cocinado. De pronto como a mitad de colina se armó una tempestad! Un granizo grande con viento y lluvia. Tan fuerte que casi nos empelota. Cuando ya vimos que la ropa se nos estaba rompiendo, nos regresamos, y ¡Eche pa´bajo! Cuando bajamos, cómo se reían de nosotros! Que a la Mojana no le gustaba que ni le tocaran la laguna, ni que se subieran al cerro.” Neusa, Don Seferino, Raizal de Cota.

“En Santander, según afirmación del Presbítero Luis Alberto Castillos, también creen los campesinos que todas las lagunas eran encantadas y aún bravas, pues perseguían a quien se les acercara” Fómeque (León Rey, 1985:72).

“Alrededor del páramo hay muchas historias; no falta quien viendo algún turista camino a la laguna le advierta que no se debe quedar uno, que “a las lagunas no les gusta que las molesten, por eso truenan.” Guatavita (Forero, 1992:100).

“Mediante lluvia y viento, los encantos o Mojanes impiden que los hombres se acerquen a sus moradas. Se sabe por ejemplo que los espíritus de la montaña del Choque son feroces. En efecto ningún campesino se atreve a escalar esa cumbre, ni siquiera en Viernes Santo cuando se cree que allí en una áurea Iglesia se canta misa.” Saucío, Chocontá (Fals Borda, 1995: 232).

“Cuando en la región del Tequendama, la niebla cubre valles y montañas y el grajo o el currucucú lanzan su triste canto, la gente dice que es Juan Díaz que todo lo cubre de tristeza.” Tequendama (Ariza 1990: 110).

«Largo y desolado fue el camino por el páramo de Choachí. El frailejón empieza a ser más abundante y la vegetación adquiere un colorido más opaco. Si de pronto el páramo «se pusiera bravo» mal lo pasaríamos y mal comeríamos aun en el caso de que lográramos llegar a una de esas chozas desoladas, sin ventanas y sin chimenea.”... “El aire de la cima es terriblemente helado a pesar de que el sol brilla resplandeciente. El páramo de Cruz Verde es muy peligroso cuando está nublado y el viento azota a los viajeros; por fortuna no es muy extenso y se puede cruzarlo en poco tiempo» Holton (1852), Páramo de Cruz Verde, Choachí (Molano, 1996).

La Meseta Cundiboyacense tiene un clima bimodal, dos inviernos y dos veranos. El primer invierno es Marzo, Abril y Mayo, con su subsiguiente verano de paramitos en Junio, Julio y Agosto; Septiembre, aunque empieza con lluvias, se torna en vientos y heladas; el segundo invierno es Octubre y Noviembre, y le sigue un largo verano de vientos y heladas en Noviembre, Diciembre y Enero. En cambio la tierra caliente de los Llanos Orientales y el Magdalena (con sus respectivos piedemontes), tienen solo un invierno (Marzo a Octubre) y un verano (Noviembre a Febrero), por lo que no corresponden a los cambios bimodales de la Meseta. Por esto en la Sabana el antiguo orden era un tiempo asentado en los veranos, y uno móvil en los inviernos, pero para 1997 las condiciones eran muy precarias, y los Raizales se quejaban de sequía, desaparición de nacimientos, y el desorden generalizado del clima. En verano el clima se asienta y las humedades se retraen adentro de las montañas, y las Vírgenes y Santas en los valles extienden sus andares incluso hasta los filos (la del Carmen, La Guadalupe, la Candelaria, Santa Martha). En invierno las nubes se extienden a todo el Macroterritorio enlazando todos los cerros con humedades de Mojanes vecinos.

La bravura hace las nubes, las amasa y las desliza por cimas y faldas a otros valles. Estas se clasifican según el cerro que las formó y los vientos que las empujan, por eso las nubes son signo de origen y destino enseñado por la experiencia y la tradición, pues no es visible desde los pueblos. Por eso Don Abraham Rute sabe que la nube que llueve en su vereda (Chincé), se formó en Zipaquirá y va para el Tablazo en Subachoque. Cuando llegan a la siguiente cordillera o cerro, los cubren como vestidos, y la gente dice que el Moján se puso el sombrero o se terció la ruana. Los sombreros son nubes pequeñas que se estacionan, muy densas, sobre el pico de las montañas casi sin tocarlas, al inicio y fin de los inviernos porque disminuye la humedad. 12 Con los vientos, se sueltan del cerro y desgajadas en la mitad del valle, se deshacen para volver a condensarse en el cerro de enfrente. Los Raizales de Cota dicen que cuando está el sombrero, es que el Moján Majuy está visitando la Mojana Fusca de la Caro, pues están bravos el uno con el otro, lo que hace que la bravura sea sexual, como por hambre o por rechazo. En invierno, con más humedad, las nubes cubren desde las laderas a los picos, acaballadas perezosamente como monteras o ruanas terciadas, y se arrastran densamente hacia el costado opuesto de los cerros.

“Es muy raro. Tan entrado el verano y que siga lloviendo. No quiere asentar el tiempo.

/Por qué asentar?

En verano todo se aquieta. No se está moviendo como ahora el tiempo.” Don Constantino Segura, Cota.

“Hay! Les va a llover y yo atrasándolos! Viene de Chía, la nube se está preparando por Poveda (vereda de Tenjo).

/Cómo se prepara una nube?

-Pues así, viene toda esa neblinita, como una calima y se va juntando despacio, y va andando y se va formando más grande, hasta que ya a mitad de camino (mitad del valle del Río Bogotá) se vuelve gruesota y negra. La anterior que se formó cogió por el valle y hizo invierno en La Punta (vereda sur de Tenjo).

/Y la que está pasando por arriba del cerro en donde estábamos (norte de la Peña Juaica)?

-Seguro se formó en el Peñón de Zipaquirá y se viene para acá (Chincé, vereda Tenjo) y se pasa para el Tablazo (Subachoque). Si la nube llueve en Juaica (límite entre Tabio-Tenjo) seguro llueve aquí en Chincé. Ahí va lloviendo pero por arriba (por el filo).” Don Abraham Rute, Tenjo.

“La historia que me sé es que el Moján vive en la laguna de Fúquene y cuando es verano visita a la Mojana que está en el cerro de “La Vieja”... por eso dicen que el cerro se pone sombrero, porque el Moján está en la mera loma arriba.” Don Tulio Castro, Sutamarchán.

“Cuando la nube pasa arrastrándose por el cerro los viejos dicen: “el Majuy se terció la ruana”. Eso es aviso de lluvia También mi papá decía “el cerro se puso el sombrero”, pero es cuando las nubes pasan más alto, por el puro pico.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

“/ Y aquí en el Majuy no hace neblina?

Si hace. Cuando hace es que el Moján se puso la ruana. El vivía en la cueva honda que queda por Tenjo, pero no volvimos a subir ni a entrar por la chimbilicada (murciélagos).

/Cómo es que se llenaba de niebla?

Sí, los viejos decían “no demora el Moján en ponerse la montera”. Se empezaba a llenar de niebla, a llenarse... y era seguro que llovía.

/En qué mes era eso?

En Septiembre y en Octubre era que llovía a mitad de mes de cada uno. Era que estaban bravos el uno con el otro, el Majuy con la Majuya.” Don Macedonio Romero, Cota.

Los vientos predominantes en la Sabana son dirección nororiental-suroccidental, haciendo que los muros orientales de las cordilleras reciban toda la fuerza de los vientos (barlovento), pero los accidentes geográficos, los cruces de valles, y la Sabana abierta, generan desviaciones locales. Así ocurre con los vientos en Chía que son predominantemente Norte-Sur, o los vientos en Siberia y el Rosal, que se adentran de sur a norte hacia Tenjo y Subachoque respectivamente. Todos esos corredores de nubes son registrados como movimientos de Mojanes, por ejemplo: Fusca visita a su hija la Majuya pero entrando por Siberia; Suba se conecta a Monserrate al momento que Fusca y Majuy se visitan, o Fusca visita Facatativá, mientras hay tormentas en Majuy. Otro fenómeno es que los ríos y humedales impiden que algunas nubes con lluvia avancen, las amarran; lo hace así el río Bogotá impidiendo el paso de nubes de Suba a Cota; o lo hace el humedal Juan Amarillo impidiendo el paso de Quirigua a Suba; o lo hacen los humedales de la autopista norte, haciendo llover siempre las nubes cargadas de Fusca antes de pasar a Suba.

“Viene el agua rapidísimo, no sabe uno cuando ya está cayendo un aguaceronón! Y si ud. va por la autopista se da cuenta. Antes de la calle 160 no está lloviendo, y después... ¡Ese aguacero! Y cuando ya pasa Marantá, ya no llueve. Pobre gente, les cae toda esa granizada y esos aguaceros (vienen de Fusca). Luego la nube sigue para Suba por encima del cerro, y vuelve a llover pero más suave. Si el agua viene por encima (del cerro de la Conejera hacia Suba) sí llueve. Pero si viene por el sur, por Quirigua, no llueve. Yo no sé por que será, pero el río (Juan Amarillo) detiene las nubes, las agarra y no las deja pasar.” Don Misael Caita, Suba.

“Cuando se encuentran ella se viene desde allá adelantito del cerro de Suba por donde tuvieron detenido a Caicedo Ferrer. Ahí se encuentra con Iginio, y ni ella avanza para acá, ni él va más allá. Eso si he visto que nunca viene lluvia de por allí de Suba, nunca pasa para acá. Yo no sé que será, pero así es. Se queda ahí trancada. Se cubre de nubes y los viejos dicen que se hecha la montera.” José Segura, Cota.

Páramos y vientos hacen que las nubes pertenezcan a una cuenca fluvial u otra, por ejemplo el nudo de páramos entre Boyacá y Cundinamarca, como entre Tausa y Ubaté, marcan si las nubes pertenecen a la cuenca del Bogotá, o la del Chicamocha. Las Casas de agua hacen descender el agua recolectada, de las cimas a las lagunas ocultas (sus columnas, túneles y cadenas), y resuman a las lagunas visibles, los nacimientos, y toda la red en lo llano. 13 Las siguientes son dos relatos sobre los túneles que comunican el cerro y la laguna de Ubaque, uno de León Rey sobre Juaikal, que comunica su cueva con la laguna de Ubaque. Y otro de un niño actual que habla del túnel entre cerro y laguna.

“No moleste porque se lo lleva el Juaika”, era una frase empleada por los padres campesinos de hace una decena de años para sofrenar la alocada actividad de los infantes. Hay en los montes ciertos sitios jamás hollados por humana planta y donde los rayos del sol apenas si logran filtrarse a hurtadillas por entre el tupido follaje. Y aún en medio de los terrenos cultivados había no ha mucho grandes matorrales de mosqueta. Pues en esos impenetrables lugares tenía su vivir un anciano descomunal, de espesas barbas de musgo del mismo monte, cuyo grito no se distinguía del aullido de los zorros y a quien se conocía en todos los contornos con el nombre de Juaica. Siempre que salía de paseo por lo descubierto del mundo llevaba su gran bastón de oro macizo. Era un ser inofensivo, por lo menos en el unánime decir de cuantos se lo toparon. Pero lo que causará siempre grande admiración en este siglo y en los venideros es la desmesurada longitud de sus piernas, pues cuando le venía en gana darse un paseíto, ya fuera para desentumecerse o para ir en busca del sustento, no necesitaba de muchos trotes porque con sus zancadas podía darse el lujo de andar de alto en alto, o de cerro en cerro. Cerraban muy bien las puertas no fuese que llegase a altas horas de la noche a robarse la sal, por la que se desvivía. Sin embargo en algunas casitas ponía algunos terrones de sal sobre los jinés del fogón, pues se contaba con insistencia que en varias ocasiones en que eso hicieron algunos afortunados, llegaba el solitario, se llevaba la sal, y en cambio dejaba unos cuantos pedazos de oro. Más de un mortal experimentó la sorpresa de encontrarlo en la montaña meciéndose en los bejucos pendientes de los árboles milenarios y cantando muy al compás:

"Si el bejuco se revienta,
¡cómo le irá al ciudadano!”
“La muchacha que a los quince
no se acueste con sus taitas,
que se tranque bien la puerta
porque se la lleva el Juaica.”

“La entrada (...) era una piedra muy grande, llamada todavía el Puerto (...) no hacía más que llegarse a la piedra, darle tres golpes en cierto sitio y al instante ella se retiraba (...) para dejar libre la entrada, en la cual había una puerta que por ensalmo se abría y al ampliarse dejaba ver escaleras de piedra que se profundizaban y se perdían en la lobreguez desconocida. Y quien tuviese el valor de descender al rato se hallaba en presencia de habitaciones regias, cubiertas sus paredes de preciosas mantas portadoras de tunjos y variados objetos de reluciente oro y enjoyadas de pedrería finísima. Y si avanzamos más para dejar a sus espaldas el palacio, encontraba los huertos y los jardines, en donde crecía las más hermosas hortalizas, entre las cuales sobresalían unos repollos tan grandes como jamás se han visto; allí se doblaban bajo el peso de la cosecha escogidísimos árboles frutales que incitaban el apetito del visitante: allí se cultivaba la tierra con tal arte que ella se complacía en producir en forma varia y pingüe cuanto se le confiase. Era el Moján un anciano de larga y blanca barba, vivía recogido en sus habitaciones (...) Empero, cuando algún profano llegaba hasta las orillas de la laguna para irrespetarlas, entonces se enfurecía y, al agitar la barba, las aguas bramaban y el huracán se desataba, infundiendo pavor en el sacrílego que así violaba sus dominios. Muy de tarde en tarde salía a respirar vientos mundanos y entonces se sentaba tranquilo sobre una piedra del Puerto, en donde fue visto muchas veces sin que él lo notase. Y allí en actitud de meditación profunda, era de admirar la cascada de su barba que se agitaba al impulso de la brisa.” Fómeque (León Rey, 1949: 92 y 168).

“Cuentan los antepasados que junto al cerro Guayacundo había un pequeño maná, muy hondo pero de boca muy pequeña, allí una señora mandó a sus pequeños hijos por agua, con una múcura y una totuma, los dos pequeños fueron corriendo a sacar agua, pero les fue imposible conseguir el líquido por la boca tan pequeña del nacimiento, insistieron de muchas maneras pero se llevaron una sorpresa grande cuando la madre agua reventó. Los niños asustados empezaron a correr, pero la laguna creció tanto que los siguió hasta alcanzarlos y absorberlos, de esta manera se cree que nació la laguna. Otra historia que merodea este mítico cuerpo de agua es la del tesoro encantado, donde cuentan que en el fondo de la laguna se encuentran cosas encantadas como gallinas con sus pollitos, una junta de bueyes, unos patos y una vaca. Las personas que viven alrededor de la laguna dicen que todas estas cosas se les aparecen dejándolos boquiabiertos por su esplendor, y al tratar de tomarlas terminan alejándose de la orilla e internándose en el agua. Además, los vecinos de la vereda El Cacique dicen que en los cerros existe un túnel que comunica con el fondo de la laguna. Se cree que este fue hecho por los indígenas para llegar allí, donde adoraban al sol y a luna, además de realizar diferentes cultos. Muchas personas han intentado llegar hasta el final del túnel sin ningún éxito porque al atravesarlo, y a medida que se avanza, se escuchan ruidos, quejidos, llantos y las linternas se apagan”. Cristian López, 10 años, Romero Bajo, Ubaque (web. Los Tobianos, 2011).

Este ascenso y descenso de las aguas es provocado principalmente por la luna. A pesar de que los Raizales hablen de los solsticios y equinoccios solares (sus puntos de aparición y ocultamiento en el horizonte, las constelaciones, las estaciones, y las cosechas doradas por el sol), el sol no aparece como un astro activo dentro del Ciclo del agua. Aunque nos planteemos una paridad sol/luna, siempre nos estamos enfrentando con la disparidad real en los usos y prácticas concretas de las sociedades, o con la imposibilidad de una etnografía equilibrada. Considero que la preponderancia de un astro sobre otro, ya sea prehispánico, colonial o moderno, puede tener causas más profundamente políticas que ambientales, aunque los hablantes la construyan como natural. 14 Con todo, es mayor la preponderancia prehispánica de Chía sobre el trabajo del agua

“La diosa Sía, como ellos llamaban en su lengua, hacía fructificar las savias, daba frescura a las lomas y a los setos. Con su nombre poético habían formado una buena parte de la toponimia de su imperio, y así, decían: Siatá, la labranza del agua; Suasia, el agua del Sol; Siachoque, el trabajo del agua; Xiegua, agua entre colinas”. (Juan de Castellanos).

La luna creciente y llena es femenina, asciende el agua por los cuerpos, y la dispersa hacia la cabeza, los cogollos, las frutas o las flores. Los campesinos necesitan de esta agua dispersa, para hacer crecer las plantas de rama: arverja, habas, habichuela, cilantro. Llamadas de travesía por sembrarse durante el verano de Junio-julio, para que crezcan en las varas del maíz, tres meses antes de las cosechas. Es un crecimiento rápido, y considerado vicioso, pues los frutos son pequeños y hay exceso de hojas y ramas, tal y como a la gente alta se le dice que se fue en rama o vicio. Esta luna también asciende los vapores a toda la atmósfera atrayendo neblinas nocturnas y lluvias de paramito. Del agua hirviendo se dice que está muriendo (Fómeque, León Rey, 1985), o en los Uwa´s que hervir el agua es matarle su vida o espíritu, pues pierde su esencia (U´was, Osborn, 1992: 218), o por último, que en el vapor del agua se pueden ver las caras de los brujos (Sora, Pinzón y Suárez, 1992). El vapor pues, está asociado a la muerte y a la brujería, como la lluvia y el vapor que caen cuando las Vírgenes sacan las ánimas de los nacimientos y las elevan a los cielos. También la traen bajos sus pies los romeros de la Virgen de Chiquinquirá cuando retornan a sus pueblos. Aunque encontramos algunas coincidencias, no podemos asegurar que haya una relación entre luna creciente y llena, con hembras no gestantes (Vírgenes o Ancianas que se aparecen en los caminos o cargan chorotes de nubes de lluvia), con Mojanas esposas como Chía que es veranera. Pero es posible que en el pasado Muisca las madres del heredero al cacicazgo (Firavita o Furavita) fueran identificadas con Vírgenes madres del niño dios, con Mojanas severas con las reglas de parentesco y herencia, y con esta luna Creciente que no es sexual.

En la luna menguante desciende el agua en lluvia y subterránea, buscando la parte baja de la tierra y los órganos sexuales; es época de celo de Mojanes, animales y humanos; son aguas sexuales que fertilizan la tierra recién sembrada con el maíz; según Teodomiro es época de gestar machos; y particularmente la resurrección, como el invierno de Marzo a Mayo, es época de actividad de santos machos (Jesucristo, Corpus Cristi, San Isidro Labrador y San Pascual Bailón).

“/Por qué en menguante?

Sembraban en menguante, cortaban la madera en Menguante el árbol no está subiendo agua y en creciente sí está subiendo agua hasta el cogollo. El árbol que se corta en Creciente no sirve para trabajar. Por eso se siembran unas plantas en una luna y otra. El maíz se siembra en menguante, lo mismo que la papa, la cebada, el trigo y el fríjol. En Creciente se siembran toda clase se matas que den flores, como el haba, porque así florean.

/Y es que llueve en creciente o en menguante?

En ambas llueve, pero en creciente es de veranito, en menguante es de invierno.

/Me dicen que los Mojanes se encuentran en menguante...

Claro! Conforme es la Tierra. En menguante se visitan como novios para tener hijos. Se tiene más potencia masculina. Con los hombres pasa igual. Por eso es que los niños que se gestan en Creciente son niñas, en cambio en menguante son hombres.

/Por qué la diferencia

Porque el hombre tiene la fuerza, la potencia para germinar a la mujer es en menguante. En Creciente es probable que no se geste.” Don Puno Cojo, Chía.

“Si se siembra una mata en creciente, es seguro que no dará fruto, ni flores porque todo se irá en “rama”. De aquí el que cuando hay una persona para poco que tenga una estatura de buen tamaño, la gente diga al punto: se fue en rama o se fue en vicio.” Fómeque (León Rey: 1985, 54).

“(Majuy) El intercambia solo cosas frescas. Las frutas son frescas porque tienen mucho agua, o porque tienen relación con el agua. Frutas como la manzana o la uchuva tienen que sembrarse en Luna Creciente que les lleva el agua hasta los cogollos donde están las frutas. Se llaman de travesía porque se recogen por Junio o Julio, cuando está a mitad el maíz antiguo.” Teodomiro Rivas, Tenjo.

Es probable que así como Chía está asociada a estas Vírgenes y ancianas no gestantes, y a las madres del futuro Zipa que garantizaban la continuidad del linaje, haya también otros personajes femeninos que refieran a la luna Menguante, muy sexuales, chicheras y sin cuidado de los linajes, como es el caso de Furca (entre el río Teusacá y el río Bogotá). Si hay una polaridad tan intensa entre estas dos Mojanas, en el pleno corazón del río Bogotá (las cuatro confluencias de ríos entre Tibitó y Chicú), es posible que esto se refleje en una polaridad ambiental y territorial, y que sea una pista para entender el mito del diluvio producido por Chibchacum contra Chía y su gente.

Las Serpientes Madres del agua

Las Madres del Agua son la raíz de lagunas, pozos y nacimientos, contenedoras, anidadoras y transportadoras de encantos a nivel local y macroterritorial. Viven en el agua, y salen a asolearse en humedales y nacimientos, y cuando necesitan trasladarse, ellas sintetizan a todos los encantos de un cerro para movilizarse, acompañando al Moján que viaja a mercar al norte, o que se trastea de laguna.

Son tres tipos: las pequeñas verde esmeralda (huertera o Liophis epinephelus bimaculatus) que anidan aguas. Las negras con anillos amarillos (serpiente tierrera o sabanera, Atractus crassicaudatus) llamadas serpientes negras por los Raizales, en las que mutan los encantos pequeños mutan (chorotes, gallinas, tunjos), ya sea una o el par, cuando atrapados alcanzan a escapar. 15

El segundo grupo son las serpientes medianas y grandes, amarillas o blancas con apariencia orgánica, o las gigantes de oro, anacondas que anidan los humedales y se convierten en serpiente-nube para viajar, ya sea por visitar sus lagunas, como acompañar al Moján de viaje, o ida definitiva a otro lugar. Estas serpientes no pueden volar desconectándose completamente de las aguas, por eso Teodomiro insiste que cuando su cabeza está tocando la laguna de destino, su cola aún está en la laguna de origen. Igual opina Don Clímaco Cuenca de Suba, que además la describe como una tormenta extraordinariamente fuerte y fugaz, que se disipa de inmediato y vuelve a haber sol. Esto quiere decir que pueden tener tamaños de hasta ochenta y cinco de largo que es el viaje más extenso que comentó José Segura (Monserrate-Fúquene), o el que registró tanto León Rey (Yerbabuena-Fúquene) como la gente de Cota (Majuy-Fúquene).

En general a ninguna madre del agua se la puede desencantar, porque mueren, o levantan una tormenta feroz, o se tragan a personas y animales como reses. Para Teodomiro y Don Macedonio, serpiente de oro, Mojanes y tesoros se sintetizan para viajar en nube, y cuando llegan a su lugar de destino, se diferencian nuevamente. O viajan acompañándose, ella delante y él detrás con su recua de mulas por los filos de la cordillera; o a veces ella en Creciente por tierra y él por el cielo sobre el arco iris que cae en el otro cerro. Los viajes extensos en nubosidades coinciden en Cota y Suba con el movimiento del cinturón ecuatorial de nubes, y con los equinoccios solares (hacia el norte durante el verano de Junio – Julio, y hacia el sur en Noviembre-Diciembre), pero lamentablemente para los viajes de Fómeque (entre cuarenta y veinte kilómetros) no tenemos fechas para comparar. Podemos decir que la serpiente es la figura-reflejo más poderoso de los Mojanes (solo se le asemeja el Venado de Oro de Monserrate y Chipaque), en el que se sintetiza o diferencia, dependiendo del fenómeno de anidación, movimiento o trasteo.

Está prohibido matarlas porque se secan los nacimientos y lagunas, pero son incontables las historias que repiten de estas muertes. También el que las Madres le huyen a los lugares donde hayan discordias o conflictos muy fuertes, principalmente por el agua que ellas otorgan. El agua es control social por parte de los antepasados, y la sequía es su respuesta tanto al ataque de humanos, como a los excesos de la comunidad (odio, envidia, rencor), lo que en otras comunidades andinas de Colombia se denomina cálido. El mundo encantado muere o migra, secándose las fuentes.

“En el nacimiento que había al lado de mi casa, ahí aparecían luces. Nosotros íbamos mucho al pozo a ver si se nos aparecía “La luz”, pero íbamos de día. En el pozo vimos una culebra verde clarita, esmeralda, como de unos quince centímetros, muy bonita, la llamaban “madre del agua”. Una vez fuimos con mi hermano dizque a matarla. Eso uno de niño que de curioso se metía con cosas peligrosas in darle miedo. Hoy en día qué! Y de suerte que mi mamá nos vio de lejos tratando de bajarnos al pozo con palos y nos gritó: “¡¿Qué es lo que están haciendo?!” y nosotros le dijimos que íbamos a matar la culebra, y mamá se asustó toda... “No! Cómo van a matarla? No ve que si la matan se nos acaba el agua!” Teodomiro Rivas, Tenjo.

“En algunas lagunas vive una culebra encantada. Los campesinos dicen que casi todas las lagunas fueron encantadas y que efectivamente en ellas vivían culebras que eran propiamente la “Madre del Agua” de cada laguna. La madre del agua no se puede matar, porque el agua se secaría.” Fómeque (León Rey, 1942:89).

“Aquí era un pozo grande, venían todas las señoras a lavar. El encerrado en cemento se lo hicieron para que se almacenara el agua, pero como mataron la serpiente, por eso es que está así de seca.” Don José Segura, Cota.

“En la vereda del Chacal cuentan que una de las principales fuentes era la laguna denominada Amoladero, la cual por razones que nadie se explica se secó de un momento a otro; Unos dicen que alguien envenenó sus aguas, otros que mataron la madre de dicha fuente. En lo único que están de acuerdo es que fue una persona sin escrúpulos, llena de rencor contra sus gentes.“ Estudiantes, SAT, Tenjo (Casa de la Cultura).

La serpiente vive para ése lado, en la Laguna Salitre. Allá vive también el Moján. Pero para que el Moján esté, debe haber junco, tambuche. El se mete ahí y se asoma.” Clímaco Cuenca, Suba.

Las serpientes sabaneras negras, son la forma que toman los encantos pequeños para huir del acoso de humanos. Si el captor no tiene la precaución de bautizarlos(piel, saliva, sangre, orín, sudor y sal tratada) y sólo los resguarda en su ruana, mutan en serpientes, aumentan de peso a medida que el captor avanza o desciende por el ciclo del agua, tal y como ocurre en el crecer por sumar, y al final le provocan un gran susto a la persona al salir huyendo.

“Dicen que Manuel estaba en la lagunita de La Jabonera, y que vio unos pollitos de oro. El dice que brillaban mucho. Cogió y los echó en un costal y lo único que encontró cuando llegó fueron dos serpientes de esas medianitas negras. Pues él botó eso al suelo y que dizque se fueron por entre el agua.” Don Pedro Nemocón, Tenjo.

“Contaba mi mamá que una vez una señora estaba en el cerro y que vio unas ollitas de oro, entonces las echó en el pañolón que llevaba y comenzó a bajar pero se le hacía más y más pesado, entonces cuando no pudo más, abrió el pañolón y lo que encontró fue una serpiente. Ella botó eso y se fue por entre el matero.” Doña Vicenta Ramón de Santos, Cota.

“Contaba la gente que en la cima del Monte Majuy había una laguna encantada donde veían una gallina con pollitos. Pero no era cualquier clase de gallina, pues ésta era especial ya que parecía ser de oro al igual que sus hijitos. Nadie se atrevía a cogerla pese a su extraño resplandor pues les inspiraba miedo. Cierto día un campesino curioso subió al monte a comprobar la veracidad de los comentarios de la gente y efectivamente allí estaba tal cual se la habían descrito; lógicamente él no soportó la tentación de llevársela así que la envolvió muy bien en su ruana y cargó con ella pero en el camino le ocurrió algo curioso y era que cada vez era más pesada. Al llegar a su casa contento con su supuesta fortuna soltó lo que muy bien envuelto traía pero se llevó una gran decepción, pues en vez de gallina y pollitos encontró unas grandes serpientes.” Recopilado por Estudiantes SAT, Tenjo (casa de la Cultura) .

“En la laguna a este lado de Funza (norte) llegando a un lago que llaman El Cacique, ahí está la casa de él. Donde está el tambuche ahí se hace y se asoma” Carlos Balsero, Pueblo Viejo, Cota.

Aunque hacemos una oposición entre fresco y cálido, en la Sabana la oposición común es lo fresco y húmedo contra lo seco. Pero sigue vigente el que los infractores están en el rango de lo cálido y seco. Aunque el fenómeno sea el mismo, los Raizales diferencian el rapto que un Moján macho o hembra hace de una persona bella o muy sensual, del tragar o sorber que hacen lagunas y serpientes de gente infractora. Aunque a los primeros los tomen como amantes e hijos, y habitan en sus castillos, y a los segundos los dejan penando en las superficies y cercanías de la alguna, ambas son formas de encantamiento. Las lagunas visibles siempre han luchado contra el desecamiento provocado por los humanos, ya sea por atacarlas con la sal de bautizo, para sacarles sus tesoros, como para construirles obras de ingeniería (trenes, puentes, carreteras), y están defendidas por las Serpientes Madres del Agua que mantienen el agua, y tragan gente y animales.

“Hace de ello muchos años que un campesino tuvo el atrevimiento de acercarse hasta la orilla de la Laguna Negra, la que ya en sí encerraba mucho coraje en el excursionista, pues la laguna tenía muy conquistada fama de ser brava y de perseguir y sorberse a quien por allí asomase.” Fómequ e (León Rey, 1942:59).

“Laguna Verde. Cuentan que la laguna no tiene fondo, y que los indígenas arrojaron allí sus tesoros con la llegada de los españoles. También, que hubo un intento de sacar agua de la laguna, pero que al momento de empezar, sus aguas trataron de devorarse a las personas que allí se encontraban, por lo cual se desistió del objetivo.” De Boyacá sumercé! web, Ventaquemada.

Las serpientes de oro o amarillas son peludas o rucias. Las mas grandes son anacondas gigantes, que enrolladas pueden tener cuatro metros de alto. Se trasladan por tierra serpenteando con el sonido de sus anillos rozando la tierra. Se convierte en serpiente-nube, o como las llaman en Cocuy, voladoras; con una extensión de hasta ochenta kilómetros entre cabeza y cola. Son comunes a otras geografías amerindias, como la Sierpi Guambiana y Nasa, la Quetzalcoatl Mesoamericana (y todas sus variantes), las Voladores U´wa, las Amaru de Perú, y las serpientes-rayo de los indios pueblo norteamericanos. Son terrestres, acuáticas, aéreas y horadadoras. 16 Por ser síntesis, nunca están solas, siempre están acompañadas de Mojanes y encantos.

“La serpiente de oro vive ahí en la laguna (Tuna Baja, Suba). También el Moján vive ahí, se ve cuando sale para el norte. Para que el Moján esté debe haber junco, tambuche. Se mete ahí y se asoma.” Don Clímaco Cuenca, Tuna Alta, Suba.

“Eso no se deja coger porque es envenenado. Cuando estaban construyendo la Capilla La Balvanera, la gente decía que por ahí salía una culebra amarilla gruesa que no se dejaba coger. Yo no la vi, pero varios si la vieron.” Don Puno Cojo, Chía.

“Antes de que fuera el Club Los Lagartos, ahí donde está la laguna en la mitad había un juncal donde sale una culebra encantada (laguna Salitre), porque todo lo que se acercaba allí desaparecía.

/También la gente?

Sí, la gente también, las reses... allá no se podía dejar pasar las reses porque se las comía, era más grande que esta casa, toda de oro. Mi mamá contaba así, que era de oro y toda rucia. Mi mamá la vio en el juncal echada. A uno de pequeño sí le daba miedo pasar por allá. Hasta cuando trabajé donde la patrona al otro lado del cerro me acuerdo, sería en el año 48... Todavía estaba el juncal. Yo iba a limpiar las casas, que los vidrios, las puertas... así. Entonces tenía que pasar por el camino junto a la laguna y se veían esas niñas montadas en unos maderos detrás de las lanchas. Eso era una jugarreta. Venían muchos turistas a ver a esas niñas en eso que era el Club.

/Todavía se ve la serpiente?

Yo no he vuelto a pasar por allá, pero dicen que todavía está el juncal... De pronto! Pero es que esas cosas ya no se ven. ¡Quién sabe por que antes si se veían! Mi mamá sí la vio, dijo que era brillante... era una culebra de oro asoleándose. Porque oro sí había aquí en Suba. (...)” Doña Florina Triviño, Suba.

“(...) Es amarilla, rucia y tiene los pelos parados.” (...) “La serpiente viajaba de la laguna de Salitre (Suba) a la que hay en el cerro del Majuy (Cota). Otras épocas era de vuelta y seguía para allá (La Vieja en Fusca, La Caro). Se ve como una cortina espesa de lluvia solo en el pedazo por donde va la serpiente. Puede estar haciendo un sol fuerte y en el pedazo estar lloviendo. En verano se va para la Laguna de Fúquene. Cuando salía la gente decía: “Salió el Moján!” y llovía tormentosamente en el mero pedazo.

/Pero no es la serpiente de oro la que se va?

Sí, pero es que el Moján también se va para la Laguna y se lleva todo. Y a lo que llega a Fúquene la cabeza, desaparece la lluvia de la cola en Suba y se va corriendo, como si nada hubiera pasado. Yo vi una vez pasar la lluvia y vi pasar gallinas y pollos cantando con pandereta y tambor.” Don Clímaco Cuenca, Suba.

“La serpiente viajaba de la laguna de Yerbabuena a la de Chingaza, Churuguaco, Desfondada, Ebaque... la predilecta para sus excursiones era la de Ebaque, distante de la de Yerbabuena como cosa de dos leguas.” ... “cuando su cabeza besaba las aguas en el Ebaque tomando el baño sagrado, todavía la cola del animalejo se agitaba en las linfas de la laguna de Yerbabuena.”... “se desencadenaba una furiosa tempestad, en la que no faltaba ni el fragor del trueno, ni el zumbido de los huracanes; todo lo cual no era en resumen más que el ruido de los silbidos de la culebra y el de los anillos que rozaban contra esta tierra.” Fómeque (León Rey, 1942: 35). 17

En Fómeque, analogan la Madre del agua a la Sirena que viaja en Crecientes. Su mitad humana carga al Tunjo, niño Codenillo o Morlaco (Mosquera, Iguaque), como otro tipo de objetos como gallos, paraguas, peines, o las riendas de sus carros de pescado (Cota y Engativá). La refuncionalización entre sirenas europeas y diosas, se dio en toda América Latina, por lo que aparecen en las lagunas de Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Chile y en Mesoamérica (Báez Junge, 1992), pero en la Sabana solo un testimonio de León Rey conecta las sirenas con las serpientes Madre del Agua.

“En las lagunas vive la madre del agua, que tiene figura de mujer con larga cabellera y que en las grandes crecientes baja cantando, a caballo en un tronco y con paraguas abierto. Para muchos la madre del agua es la misma sirena, una mujer de larga cabellera.” Fómeque (León Rey, 1942).

Hay un importante vínculo entre serpientes, hormigas y maíz, que solo podemos manifestar pues no tenemos más testimonios, y que vincula a un verdadero encomendero colonial, que por su riqueza y por sus propiedades en muchos puntos de la cordillera, termina absorvido por el Moján del Tequendama. Es un Moján representativo de grandes salidas de aguas fluviales que caen a tierra caliente, y hay ancianos en Cota que llaman Juan Díaz al Moján de Monserrate, por ser el que abrió el salto, así como hay un Juan Díaz en la vertiente a los llanos (Cesar Moreno, 1994:164), que creo son la cabeceras del río Garagoa. La siguiente es una síntesis de la historia recopilada por Rodríguez Freyle en La Mesa de Juan Díaz, sobre el antiguo asentamiento.

“Era Juan Díaz encomendero de la Mesa con mucha riqueza, que tenía un esclavo Negro. El esclavo Domingo descubrió a las hormigas arrieras que cargaban pepitas de oro. A cambio de su libertad se lo dijo a su amo, pero éste lo mató. Las hormigas le traían a Juan Díaz el oro hasta la despensa de la casa. Un día un cura pasó y Juan Díaz le dijo que la riqueza se la había dado Dios pues las hormigas eran su creación. Juan Díaz le aseguró que por ella haría desalojar a todos sus vecinos del mismo terreno. Por esto y por no dar alojamiento a sus propios padres, el Moján del Tequendama le lanzó una Creciente por el río Bogotá, que desprendió toda la tierra dejándola desértica, y convirtió a Juan Díaz en Moján del Tequendama.” (Rodríguez Freyle, 1938:35).

“/Por qué las hormigas le llevan oro a Juan Díaz?

Bueno, yo lo que sé es que las hormigas le llevan comida a las serpientes. Cogen un huevo y se lo llevan para el hueco. Allá las alimentan hasta que se engordan y entonces se las comen. Mi mamá siempre decía que no pisáramos por donde hubiera hormigas porque podía salir una serpiente.” Don Teodomiro Rivas, Tenjo.

Los hormigueros, termitas, y serpientes de coral (Elapidae, de anillos rojo, negro y blanco, ovíparas y de veneno mortal) son un mutualismo común en toda América y Asia; las serpientes anidan sus huevos en los hormigueros (o bajo piedras y troncos), a cambio de comerse los depredadores de las pupas y los hongos que las hormigas cultivan, o otros anidadores como los lagartos, que desovando destruyen el hormiguero, como Fray Pedro Simón lo describió para los llanos. 18 Hay una relación entre estos mutualismos de hormigas y serpientes, con la reciprocidad y redistribución. Tragarse, chuparse o comerse a un infractor de las normas, es algo que están compartiendo los Mojanes, las serpientes y hormigas (en la historia de Juan Díaz), y las lagunas como Iguaque (y muchas otras).

En el pensamiento amerindio es común la idea de animales a los que se les encargó acumular y cuidar semillas (hormigas, tigres, boas), que alguna vez fueron gente, o que siempre fueron animales fieros, con quienes después se tuvo que negociar para que entregaran el alimento o el agua, que habían ocultado en las profundidades, o en los árboles. 19 Para las comunidades Mayas, la Serpiente de coral, el arco iris, los hormigueros y los ríos, son considerados peligrosos pues tienen aires que se roban las sombras de la gente, al estar conectados al Tlalocan o inframundo (Mayas y Nahuas actuales).El mito Nahua actual, como el Mexica antiguo, cuentan que solo las hormigas podían entrar en la montaña de los abastecimientos, por lo que Quetzalcoatl, ya cansado de volverse hormiga para sacar el maíz, tuvo que acudir a los Tlaloques para que abrieran con su rayo la montaña, y así procurarse las semillas para saciar el hambre de todos los seres. Una gran explosión, con creciente de árboles y semillas, semejante a las Sabaneras y Guambianas, y con un Quetzalcoatl distribuidor de alimento como Bochica cuando recupera el maíz y lo siembra con su rayo en la laguna de Tota.

Considero que este es un gran complejo amerindio, en donde colectar oro o semillas, es colectar los granos originarios del inframundo (el subsuelo marino profundo, las vertientes de los ríos, o la tierra caliente del llano) dentro de grandes montañas, a cargo de un guardián que es acaparador, y que castiga por igual a los que guardan demasiado, como los que derraman mucha sangre, como los que tienen exceso de belleza, pues aparentemente las tres cosas están vinculadas en la fertilidad. Desatar el exceso de acumulación implica romper las aguas, derramar grandes Crecientes en ciclos, y quizás, como lo investigaron Dagua, Aranda y Vasco, sean partos de la tierra. 20 Se sintetizarán en estos guardianes todos los tiranos, avaros, originarios de un incesto (o realizadores de uno), glotones insaciables, que tragan sexual y alimenticiamente a humanos como si fueran comida, olvidando toda regla con tal de seguir su nueva naturaleza. Y es posible que el derrame de sangre (asesinato, menstruación, parto), que tan peligroso se ve en todos los Andes y Amazonas, tenga que ver con este antiguo rompimiento del cerro de los abastecimientos, y con la posibilidad de ser tragados por sus guardianes nuevos.


 
 
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